En enero de 2024 entraron al país US$1,276 millones de inversión extranjera. El resultado refleja un crecimiento de 20 % sobre la inversión recibida durante el mismo mes hace un año, pero no permite conclusiones, al igual que una golondrina no hace verano.

Del monto recibido, el 61 % se dirigió al sector petrolero y minero (US $790 millones) y el resto (US $485 millones) fue a otros sectores de la economía, como industria, banca y agropecuario. Se evidencia así que fueron superadas las dudas auspiciadas por las declaraciones de diversos funcionarios del Gobierno, en el sentido de que no se concederían nuevas áreas de exploración y explotación de hidrocarburos en el país. La realidad es que la mitad del ingreso exportador de Colombia es provista por el petróleo, así que es una quimera o un suicidio colectivo pretender marchitarlos. El sueño de desarrollar una economía verde debe seguirse implementando, pero de manera progresiva y financiado obviamente por las rentas de la economía sucia de los combustibles.

La inversión extranjera de portafolio que adquiere acciones de empresas, títulos de deuda pública y bonos corporativos registró una salida de US $4,321 millones en 2023. A este tipo de inversiones se le caracteriza como capitales golondrinas, pues no tienen vocación de permanencia en los países a los que migran. Solo en enero de 2024 salieron US $1,111 millones adicionales por este rubro de Colombia.

Los datos de inversión extranjera directa son buenos frente al relativo estancamiento de la economía y la caída de la inversión privada de 25 % que sufrió durante 2023. La confianza demostrada por los empresarios extranjeros al decidir invertir en el país puede alentar a que los actores locales sigan la iniciativa, si es que encuentran oportunidades rentables. El balance externo se mantuvo en terreno negativo, las importaciones superando las exportaciones en US $14,300 millones en 2022 y US $9,900 millones en 2023. Las caídas de los precios del petróleo y el carbón explican el fuerte deterioro de las exportaciones de 2023. Las importaciones cayeron también con fuerza, casi un 17 %, reflejando el precario crecimiento económico del año, lo cual impidió que el balance externo se deteriorara más.

La inflación terminó el año en 9,3 %, una mejora frente al 2022 cuando trepó a 13,1 %. El dato de enero de 2024 fue bastante favorable pues marcó 0,9 %, la mitad de lo obtenido en enero 2023, llevando el IPC al 8,3 % anualizado, pero es consecuencia del casi nulo crecimiento económico. En el entorno latinoamericano estamos de terceros, pues Argentina nos barre con una inflación superior al 250 % anual y la pobre Venezuela obtuvo un alza de precios de 193 %. Todavía estamos lejos de la meta de inflación del Banco de la República que es de 3 %, así que podemos esperar que la política monetaria continúe siendo restrictiva.

La tasa de interés con la que el banco central presta al sistema financiero está en 12,75 % que, comparada con la inflación, arroja una tasa real de interés mayor de 4 %, que se constituye en un pesado lastre para los deudores, un desincentivo a invertir y un freno al crecimiento. Las tasas que cobra el sistema financiero a sus clientes van del 33 % anual por tarjeta de crédito, 26 % por créditos de consumo, para los clientes preferenciales es de 15 % y el DTF que “es el promedio ponderado de las tasas efectivas de captación de los CDT a 90 días que reconoce el sistema financiero a sus clientes” está en el 12 %. Los márgenes de intermediación del sistema financiero, como se puede apreciar, son enormes.

Las tasas de interés que deben pagar los clientes de los bancos son, aunque usted no lo crea, modestas si se comparan con los préstamos gota a gota que ofrecen los usureros de barrio y que pueden alcanzar tasas del 60 % mensual. La diferencia se explica porque los deudores yacen en la informalidad, están urgidos, no cuentan con prenda o fiador que garantice el pago de sus obligaciones y los cobros a veces se hacen amenazando con o utilizando la violencia.

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Inversión extranjera, inflación y tasas de interés

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26.02.2024

En enero de 2024 entraron al país US$1,276 millones de inversión extranjera. El resultado refleja un crecimiento de 20 % sobre la inversión recibida durante el mismo mes hace un año, pero no permite conclusiones, al igual que una golondrina no hace verano.

Del monto recibido, el 61 % se dirigió al sector petrolero y minero (US $790 millones) y el resto (US $485 millones) fue a otros sectores de la economía, como industria, banca y agropecuario. Se evidencia así que fueron superadas las dudas auspiciadas por las declaraciones de diversos funcionarios del Gobierno, en el sentido de que no se concederían nuevas áreas de exploración y explotación de hidrocarburos en el país. La realidad es que la mitad del ingreso exportador de Colombia es provista por el petróleo, así que es una quimera o un suicidio colectivo pretender marchitarlos. El sueño de desarrollar una economía verde debe seguirse implementando, pero de manera progresiva y financiado obviamente por las rentas de la economía sucia de los........

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