Considerando el número de casos de dengue notificados en los primeros meses de 2024, con un aumento exponencial en América, la Organización Mundial de la Salud reiteró la importancia de “intensificar los esfuerzos y acciones para el control del mosquito Aedes aegypti (principal vector de transmisión), además de continuar con la vigilancia, el diagnóstico temprano y el tratamiento oportuno de los casos de dengue”.

Se trata de una situación cíclica. Cada tanto vivimos estas alertas y casi siempre oímos las mismas recomendaciones. Esta vez, sin embargo, medios e instituciones coinciden en alertar sobre cómo el cambio climático está aumentando la proliferación de mosquitos Aedes aegypti. El aumento en la temperatura del presente y el futuro próximo no solo desempeñará un papel en la expansión del área de distribución geográfica de este mosquito, sino que también contribuirá al aumento de la tasa de picaduras de mosquitos. En los primeros dos meses de este año, países que antes no registraban altas cifras de dengue, como Paraguay y Argentina, registraron miles de casos. En Brasil, epidemiólogos declararon que el número de casos de dengue puede llegar a millones en 2024. “El dengue se está infiltrando en lugares donde nunca antes había estado” explicó el Washington Post, “y donde ha estado durante mucho tiempo, el número de casos se está disparando a cifras nunca vistas”. En Colombia, el Instituto Nacional de Salud (INS) informó que del 25 de febrero al 2 de marzo se notificaron 7.636 casos probables de dengue. En las nueve semanas que llevamos de 2024, “la incidencia nacional de dengue es de 154,8 casos por cada 100.000 habitantes en riesgo; mientras que para el mismo periodo de 2023 la incidencia fue de 48,8 casos por 100.000 habitantes. Un aumento de 106 casos por cada 100.000 habitantes”. Mientras el dengue es protagonista en Latinoamérica y el Caribe, informes recientes en ciudades africanas alertan sobre la propagación del Anopheles stephensi, una especie de mosquito portador de malaria, resistente a los insecticidas y que se ha adaptado para prosperar en entornos urbanos y sobrevivir en estaciones secas. La malaria que históricamente ha sido una enfermedad rural se mueve a las ciudades.

Ante las alertas, el primer reflejo es el optimismo tecnológico, el milagro del progreso científico. En 2017 presenté mi trabajo de investigación sobre cómo, ante sistemas de agua intermitentes (en los que no se puede confiar), las comunidades se ven obligadas a almacenar agua, que es fértil en zancudos. Expertos coincidieron en informarme que este problema estaba resuelto. “Los mosquitos se pueden modificar genéticamente y ser utilizados para controlar a otros mosquitos”, me dijeron. “Los mosquitos transgénicos introducidos por agencias de cooperación y laboratorios universitarios reducirán los problemas de manera eficaz”, me explicaron. En 2020 hablé otra vez de mi trabajo de investigación sobre zancudos ante expertos y varios coincidieron en informarme que este problema tenía una solución a la vista. “Los mosquitos con la bacteria Wolbachia son eficientes” me insistieron, “esta bacteria previene la propagación del dengue, pues el mosquito puede hospedar la enfermedad, pero no la transmite”.

Ambos avances tecnológicos han gozado de buena prensa y amplia financiación. Esto seguramente continuará con buenos (cada vez mejores) resultados. Sin embargo, en marzo de 2024, miles de familias urbanas en países desiguales y complejos, como Brasil, Colombia, Etiopía y Bangladés, se siguen enfermando. En algunos casos el dengue puede ser grave y en muchos casos la malaria se complica. Hoy, como en 2017, la solución menos popular es la que está en la raíz del problema. Infraestructura y cobertura de agua para todos los barrios, 24 horas al día. Como estas son ciudades con grandes asimetrías, donde pocos barrios concentran el total de la riqueza, la verdadera erradicación del problema de las enfermedades transmitidas por zancudos dependería de la redistribución y la implementación de sistemas de subsidios cruzados. Si cada familia pudiera abrir la llave cuando lo necesite, sin necesidad de almacenar agua, se cristalizaría el verdadero milagro.

QOSHE - Frente a las alertas, el primer reflejo es el optimismo tecnológico - Tatiana Acevedo Guerrero
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Frente a las alertas, el primer reflejo es el optimismo tecnológico

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17.03.2024

Considerando el número de casos de dengue notificados en los primeros meses de 2024, con un aumento exponencial en América, la Organización Mundial de la Salud reiteró la importancia de “intensificar los esfuerzos y acciones para el control del mosquito Aedes aegypti (principal vector de transmisión), además de continuar con la vigilancia, el diagnóstico temprano y el tratamiento oportuno de los casos de dengue”.

Se trata de una situación cíclica. Cada tanto vivimos estas alertas y casi siempre oímos las mismas recomendaciones. Esta vez, sin embargo, medios e instituciones coinciden en alertar sobre cómo el cambio climático está aumentando la proliferación de mosquitos Aedes aegypti. El aumento en la temperatura del presente y el futuro próximo no solo desempeñará un papel en la expansión del área de distribución geográfica de este mosquito, sino que también contribuirá al aumento de la tasa de picaduras de mosquitos. En los primeros dos meses de este año, países que antes no registraban altas cifras de dengue, como........

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