“Estamos viviendo la misma situación que la que vivía López Pumarejo y su revolución en marcha”, dijo el presidente Gustavo Petro en mayo del año pasado. “Si miramos atrás diríamos que si ese gobierno liberal pudiera haber hecho las reformas y continuar el proceso con algún sucesor”, continuó, “Colombia no tendría el raquitismo democrático que tiene hoy, ni los niveles de injusticia”.

Fue una declaración bonita y resonante en aquel momento. La parte del sucesor es especialmente relevante.

Y es que, para decir verdad, hay una faceta poco hablada de la vida de López Pumarejo: la de constructor de partido. En 1917 un López Pumarejo de 31 años defendió sus convicciones en convenciones y debates liberales departamentales. Entonces se discutía la estrategia partidista a nivel nacional. López Pumarejo se mostraba crítico de la política coalicionista defendida por el director del partido, el general Benjamín Herrera. Junto con otros delegados más jóvenes, López criticó la colaboración burocrática con la Hegemonía Conservadora y propuso un proceso de construcción de partido y oposición decidida al gobierno.

Cansado de ver al conservadurismo en el poder desde su infancia, hizo carrera en el Directorio Liberal Nacional. En tantísimas Convenciones Liberales municipales y departamentales expuso sus convicciones sobre el futuro promisorio del partido. Tomó distancia de la Guerra de los Mil Días e hizo énfasis en el pasado guerrero (y el futuro democrático) del partido: “En la paz y por la paz”, declaró, “ha sido posible la meritoria labor de los institutores y maestros del liberalismo que preparan a las generaciones nuevas para seguir orientaciones que abren a los ideales del Partido los más vastos y prometedores horizontes”. La conciencia liberal, explicó López Pumarejo en la prensa de la época, “está ganada al sostenimiento de la paz pública de modo irrevocable”.

Ya en la década de los 20 su discurso se volvió más enfático. Pasó de criticar la vocación coalicionista a pedir que el partido decidiera, a través de convenciones democráticas, sobre su rumbo ideológico. “El Partido Liberal está domesticado”, escribió, “en su actividad política observa hoy las mismas prácticas, adopta los mismos procedimientos y persigue los mismos fines que su adversario tradicional”. Pese a su protagonismo y la resonancia de sus palabras, López Pumarejo trabajó también con sus contemporáneos combatiendo lo que llamó “una competencia ni de ideas ni de hombres ni de sistemas” que, a su vez, producía “una pléyade de presuntos estadistas que no tienen conceptos sobre ninguno de los grandes problemas, y sin embargo pasean su arrogante humanidad por todos los departamentos del gobierno ejecutivo, o dirigen por años y años la marcha de nuestras colectividades políticas”.

Dedicando su tiempo y sacrificando protagonismo, López Pumarejo pensó y construyó el partido. En convenciones municipales invitó a una generación de liberales a hacer “un esfuerzo decidido y decisivo por reconquistar el favor del pueblo adoptando como principio de su acción el concepto democrático de que todos los ciudadanos deben tener iguales oportunidades y saber que las tienen, y encontrar en el Estado el mismo apoyo para aprovecharlas”. Como sabemos, Olaya Herrera quiebra la Hegemonía Conservadora en 1930, y en 1934 ve llegar al propio López Pumarejo al poder.

Los aciertos de López Pumarejo como acompañante y sembrador de procesos colectivos deben inspirar al presidente Petro hoy. Sus fracasos como líder, al no fomentar procesos e historias de sucesión, también.

QOSHE - Vida de partido - Tatiana Acevedo Guerrero
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Vida de partido

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05.11.2023

“Estamos viviendo la misma situación que la que vivía López Pumarejo y su revolución en marcha”, dijo el presidente Gustavo Petro en mayo del año pasado. “Si miramos atrás diríamos que si ese gobierno liberal pudiera haber hecho las reformas y continuar el proceso con algún sucesor”, continuó, “Colombia no tendría el raquitismo democrático que tiene hoy, ni los niveles de injusticia”.

Fue una declaración bonita y resonante en aquel momento. La parte del sucesor es especialmente relevante.

Y es que, para decir verdad, hay una faceta poco hablada de la vida de López Pumarejo: la de constructor de partido. En 1917 un López Pumarejo de 31 años defendió sus convicciones en convenciones y debates liberales departamentales. Entonces se discutía la estrategia partidista a nivel nacional. López Pumarejo se mostraba crítico de la política coalicionista defendida por el director del........

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