Dijo la prensa quizque el chicharrón es más saludable que algunas verduras. “Respeto su opinión, pero no la comparto”, debieron pensar los pobres carebajitos.

Fortunadamente la cruel costumbre de las tales marranadas, donde se mata el animalito delante de los niños y vuela sangre al zarzo, está mermando.

Los marranos son animales muy inteligentes y deben sufrir cantidades cuando empieza la musiquita: De Año Nuevo y Navidá, Caracol por sus oyentes… Qué pesar.

Oites Maruja, yo no volví a matar criaturas en diciembre desde que me pasó cacho con el pisco, ¿ya te conté? Sí Tola, me has contao ese cacharro varias veces, pero noliace, volvé contá que vos lo contás muy charro.

Resulta y sucede que un noviembre Ananías mi marido me trajo un pisco de Cereté pa acabalo de cebar y matalo en navidá. Y como no teníamos corral donde tenelo lo metimos al baño.

Era muy incómodo porque nos teníamos que duchar con el pisco presente y a mí siempre me daba cosita empelotame delante de un macho forastero.

En fin, ahí lo tuvimos dándole lata a lo desgualetao pa que llegara bien embarnecido al 24 y tener una cena carnuda. Pero el destino nos guardaba una jugada.

Cuando se llegó el 23 de diciembre, día de matar el pisco pa dejalo aliñao, yo le dije a mi marido Ananías: Ole Nano, allá en la gaveta de la máquina de coser tengo encaletada media de aguardiente. Traéla y me le das un trago al pisco pa marialo y que no sufra.

Metí las patas, porque Ananías es de los paisas que cuando está lloviendo dicen: “No falta sino el aguardiente porque ya está cayendo el pasante”, y se ufana de ser buena copa.

Pues Ananías le dio el guarilaqui al pisco y se sirvió uno doble pa él. Yo me embobé alistando el incurtido pal sancocho y no me pillé cuando la belleza de Ananías le sirvió otro trago al pisco y el suyo doble.

Cuando salí de la cocina lista pa despescuezar el pisco y metelo en una poncherada de agua hirviendo pa desplumalo, ni el pisco ni Ananías estaban por ninguna parte: habían salido al estanquillo por otra media.

Ya se figurarán que los dos se prendieron y Ananías no dejó matar el berriondo pisco: que primero lo tenía que “asesinar” a él, que no iba a permitir que le hiciera nada a su “pana”.

Me sacó en cara que los animales eran nuestros semejantes, nuestros hermanos (quizque inclusive yo me parecía al pisco), que cómo iba a matar un ser viviente que hacía rato compartía con nosotros, que nos conocía “íntimamente” y que ya era práticamente un familiar.

Yo cometí la burrada de traer otra media de guaro con la intención de enlagunar a mi marido y coger al pisco indefenso, pero más se animaron y pusieron un lompley de Los Corraleros de Majagual.

Oiga pues: los dos manecieron en la sala, abrazaos cantando “cómo se mueve la pava”, y me tocó lidiales la rasca y hasta les tuve que hacer consomé.

Al otro día, antes que Ananías se despertara agarré el pisco pa torcele el gañote… pero no fui capaz: ese pobre animal estaba todo enguayabao, blanco como un papel y en un solo tembleque, y me trasbocó encima.

Entonces lo acosté en mi cama, lo acobijé, y salí pal centro a comprale un detallito de traído del Niño Jesús. Esa navidá cenamos chicharrón de berenjena, lentejas rancheras con chorizo de garbanzo y salchichón de gluten al trapo.

Pacho (así pusimos al pisco en honor a San Francisco de Asís) vivió con nosotros varios años, con arrugas en las verrugas, y fue el alma de las navidades hasta que murió de viejo.

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Tola y Maruja rememoran una Navidad en familia multiespecie

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10.12.2023

Dijo la prensa quizque el chicharrón es más saludable que algunas verduras. “Respeto su opinión, pero no la comparto”, debieron pensar los pobres carebajitos.

Fortunadamente la cruel costumbre de las tales marranadas, donde se mata el animalito delante de los niños y vuela sangre al zarzo, está mermando.

Los marranos son animales muy inteligentes y deben sufrir cantidades cuando empieza la musiquita: De Año Nuevo y Navidá, Caracol por sus oyentes… Qué pesar.

Oites Maruja, yo no volví a matar criaturas en diciembre desde que me pasó cacho con el pisco, ¿ya te conté? Sí Tola, me has contao ese cacharro varias veces, pero noliace, volvé contá que vos lo contás muy charro.

Resulta y sucede que un noviembre Ananías mi marido me trajo un pisco de Cereté pa acabalo de cebar y matalo en navidá. Y como no teníamos corral donde tenelo lo metimos al........

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