Hay delitos que se disfrazan para no parecerlo y que al comienzo pueden hasta aparentar ser inofensivos, pero no lo son, aunque muchos consideren que son un asunto menor. El acoso es un problema real, con impacto en la salud emocional y física, y es también, en muchos casos, el primer paso para llegar a otros delitos como una agresión sexual. De manera valiente, la periodista Alejandra Murgas, presentadora del canal Caracol, ha puesto en evidencia el delito del que viene siendo víctima desde hace más de cinco meses. Interpuso la denuncia y la justicia no actúa.

El acosador es Alfredo Navas Alvis, un exmilitar que pasa días y días rondando no solamente a Alejandra sino a varias colegas más. Se sabe quién es, se sabe que acosa, se sabe que está afectando la vida de varias mujeres acosadas, se sabe que esto es delito y nada pasa. Y si esto ocurre en el caso de mujeres que tienen una dosis de visibilidad, es mejor no imaginarse lo que pasa cuando no hay posibilidad de denunciar ni acceso a los recursos judiciales. En la información que publicó el canal Caracol se reportan 924 denuncias de acoso en el año 2023. Sin duda debe haber un subregistro porque no son muchas las que se atreven a buscar justicia. Ya se sabe que cuando una mujer es víctima de un delito por su condición de género, lo usual es que sea revictimizada al denunciar. Muchas prefieren callar para no ser agredidas.

Otra de las razones para no denunciar es la inoperancia de la justicia. El nivel de impunidad es muy alto, como lo muestra el mismo caso de la periodista Alejandra Murgas, quien presentó denuncia por acoso y constreñimiento. Con total rapidez, en menos de veinticuatro horas, se ordenó su archivo. Posteriormente se reactivó la denuncia de constreñimiento y se fijó fecha para una audiencia. Sin embargo, la Fiscalía no se presentó y por eso no se pudo realizar la diligencia. Con seguridad el funcionario o la funcionaria tendrían sus razones, sus excusas, sus pretextos para no presentarse, pero lo de fondo es el desdén de la justicia frente al acoso.

Como el acoso muchas veces va con regalos, flores y todo tipo de “detalles”, hay quienes consideran que se exagera cuando se denuncia un delito. No es galanteo, no es coqueteo, es acoso si la mujer no quiere esa presencia en su vida. Es acoso si va contra su voluntad, si intimida, si se convierte en presión, si limita su libertad, si genera inseguridad. Es acoso porque así lo establece para estos casos la ley en Colombia y es acoso por el impacto que tiene en la vida de las víctimas que se ven obligadas a cambiar sus rutinas y su manera de vivir para evadir al agresor cuando su presencia indeseada se vuelve recurrente.

En muchos episodios de acoso, la mujer conoce al agresor, quien primero hace insinuaciones o acercamientos y, cuando es rechazado, no lo acepta y se convierte en un acosador que la persigue, la busca, hasta convertirse en una pesadilla de la cual es muy difícil salir. Más grave aún si se trata de alguien en una posición de poder como el jefe o un profesor. Otra modalidad es el acoso callejero del que hemos sido víctimas la mayoría de mujeres en el mundo, como lo reportan varias encuestas internacionales que ponen la incidencia de este tipo de violencia entre el 80 y el 90 % de las mujeres.

Hay que exigir a la justicia que actúe en el caso de Alejandra y de todas las mujeres víctimas de acosadores y brindarles las garantías para denunciar. Es importante destacar la valentía de las colegas afectadas porque hablar de esto es arriesgarse a más agresiones y a la estigmatización que suele caer sobre las víctimas de violencia de género. Ojalá este caso permita visibilizar un delito que padecen miles de mujeres de manera silenciosa y que es ignorado por las autoridades y tolerado por una sociedad que todavía justifica los delitos contra las mujeres.

QOSHE - ¿Y la justicia para mujeres víctimas de acoso? - Yolanda Ruiz
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¿Y la justicia para mujeres víctimas de acoso?

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11.01.2024

Hay delitos que se disfrazan para no parecerlo y que al comienzo pueden hasta aparentar ser inofensivos, pero no lo son, aunque muchos consideren que son un asunto menor. El acoso es un problema real, con impacto en la salud emocional y física, y es también, en muchos casos, el primer paso para llegar a otros delitos como una agresión sexual. De manera valiente, la periodista Alejandra Murgas, presentadora del canal Caracol, ha puesto en evidencia el delito del que viene siendo víctima desde hace más de cinco meses. Interpuso la denuncia y la justicia no actúa.

El acosador es Alfredo Navas Alvis, un exmilitar que pasa días y días rondando no solamente a Alejandra sino a varias colegas más. Se sabe quién es, se sabe que acosa, se sabe que está afectando la vida de varias mujeres acosadas, se sabe que esto es delito y nada pasa. Y si esto ocurre en el caso de mujeres que tienen una dosis de visibilidad, es mejor no imaginarse lo que pasa cuando no........

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