Los rituales desempeñan un papel fundamental en nuestra vida diaria al permitirnos celebrar y otorgar significado a nuestras experiencias cotidianas de una manera única. Estas acciones simbólicas conectan nuestro pasado con nuestro presente, revelando el sentido sublime que subyace en nuestras vivencias. Según Mircea Eliade, los rituales no son simplemente repeticiones mecánicas de gestos, sino que también implican una participación emocional y espiritual que nos transporta más allá del tiempo y el espacio ordinarios, sumergiéndonos en lo sublime y lo sagrado.

En este contexto, la Cuaresma adquiere un significado especial como un tiempo de preparación para la Pascua. Durante cuarenta días, nos sumergimos en prácticas y rituales diseñados para profundizar nuestra experiencia espiritual y reflexionar sobre nuestras relaciones fundamentales.

El ayuno, nos invita a cuestionar quién tiene el control sobre nuestras vidas, recordándonos la importancia de dirigirnos a nosotros mismos en lugar de dejarnos llevar por nuestros impulsos. Por eso se trata de abstenernos de aquello que, por gustarnos y satisfacer nuestras necesidades, tiene control sobre nosotros mismos.

La limosna nos insta a reconocer la sacralidad en las necesidades de los demás ya que es con el otro con quien nos realizamos; nunca podremos hacerlo aislados y escondidos. Por eso, dar de lo que tenemos y somos es una manera de reconocer que solo podemos ser felices viviendo en comunión con los demás.

La oración nos ofrece un espacio para dialogar con lo trascendental, donde expresamos nuestras aspiraciones más profundas y escuchamos la voz del absoluto en nuestra propia interioridad. No es una ayuda mágica, sino la toma de conciencia de que Dios nos ayuda desde dentro a dar lo mejor de nosotros mismos. Algunos encuentran esta posibilidad en la meditación.

Si bien estas prácticas son tradicionales en la cuaresma, es importante considerar también nuestra relación con el medio ambiente. Por ello, propongo añadir una cuarta práctica cuaresmal: la contemplación. Esta nos recuerda nuestra interconexión con el mundo natural y la importancia de cuidar nuestra casa común. Reconocer nuestra armonía interior implica también cuidar y preservar la armonía del entorno en el que vivimos.

En resumen, la Cuaresma nos brinda la oportunidad de profundizar en nuestra espiritualidad y reflexionar sobre nuestras relaciones personales y nuestra conexión con el medio ambiente. A través de estas prácticas, podemos cultivar una vida más significativa y en armonía con nosotros mismos, los demás y el mundo que nos rodea.

QOSHE - Tiempo de revisión personal | Columna de Alberto Linero - Alberto Linero
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Tiempo de revisión personal | Columna de Alberto Linero

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18.02.2024

Los rituales desempeñan un papel fundamental en nuestra vida diaria al permitirnos celebrar y otorgar significado a nuestras experiencias cotidianas de una manera única. Estas acciones simbólicas conectan nuestro pasado con nuestro presente, revelando el sentido sublime que subyace en nuestras vivencias. Según Mircea Eliade, los rituales no son simplemente repeticiones mecánicas de gestos, sino que también implican una participación emocional y espiritual que nos transporta más allá del tiempo y el espacio ordinarios, sumergiéndonos en lo sublime y lo sagrado.

En este contexto, la Cuaresma adquiere un significado especial como un tiempo de........

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