Algunos pensarán que estoy delirante al relacionar al Rey del Epiro (300 AC), entre cuyos ancestros se encuentran mi tocayo Aquiles y Alejandro Magno, con Guyana y la contaminación de combustibles que no se usaban en su época. Pirro basaba su poderío militar en el novedoso uso de elefantes, cuya energía no provenía de combustibles, y si al principio sorprendió a los romanos, no le bastaron para vencerlos.

A veces un locutor de fútbol menciona, equivocado, una “victoria pírrica” de su equipo porque ganó “solo” uno a cero. Pudo ser 10 a 0, pero si resultó con 8 jugadores lesionados, un expulsado y el estadio suspendido, sí sería una victoria pírrica, dado el costo de la victoria. Como las de Pirro, cuyas victorias ante los romanos eran a tal costo que, tras una de las mismas, exclamó su famosa frase “Otra victoria como esta y estoy acabado”.

Se habla del Esequibo por las reservas petroleras identificadas y por los reclamos de Venezuela en cuanto a que la zona la pertenece. El Esequibo está en Guyana, “el pequeño país que flota en petróleo” y que es el segundo más pobre de Latinoamérica (PIB 15 veces menor que el nuestro).

A Guyana le cambió su destino en 2015, con importantes hallazgos de petróleo (11.000 millones de barriles, casi 6 veces más que las nuestras) que le permitirían vivir decentemente durante 30 años, si las reservas fueran solo esas y la producción diaria 1 millón de barriles (hoy es 400.000), aplicando modelos de linealidad.

Ya se levantan voces indignadas, fuera y dentro del mismo país, que se desgañitan manifestando que lo que importa no es a quién pertenece la zona geográfica, si no evitar que los barriles de combustible sean extraídos. Lo que se pide entonces, bajo argumentos ecológicos, es condenar a Guyana, y a sus 820.000 habitantes a la pobreza y al subdesarrollo. Guyana no ha contribuido al cambio climático o a la contaminación, mientras que las grandes potencias han emitido mucho más de lo que les hubiera correspondido en una teórica distribución justa, al desarrollar su economía con base en combustibles fósiles y todavía son hoy los principales productores y/o consumidores de estos combustibles.

Nadie niega la necesidad de una transición energética, imposible resistirse a la necesidad de descarbonizar la generación de energía, pero la transición debe ser gradual y, sobre todo, justa para que sea válida.

Obligar, bajo argumentos que pueden ser legítimos, no necesariamente justos, a que Guyana no se beneficie del regalo que le da la naturaleza (en la pandemia el PIB creció 43% por la actividad de perforación y explotación del petróleo), sería condenar a sus habitantes a seguir viviendo un bajo nivel de vida en relación con los otros 196 países en el ranking del PIB per cápita. Condena que implicaría además que vivan bajo lo que, según nuevos y más integrales conceptos, se denomina pobreza energética.

En conclusión, este desenlace sería una victoria para los ambientalistas defensores de la naturaleza, sobre todo los del mismo país, pero a un altísimo costo para los que merecen una mejor calidad de vida, aprovechado recursos que ubicarían a Guyana en puestos alrededor del 150 en su impacto en la huella de carbono, inocuo sin dudas. Exacto, una victoria Pírrica para quienes enarbolan banderas de las economías limpias sin importar el detrimento para quienes necesitan mejorar su calidad de vida. De ahí el título de esta columna sobre el país que ya algunos empiezan a llamar “el Dubai de Sudamérica”, no debe ser esa la aspiración, si no sacar a sus habitantes de la pobreza.

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Pirro, Guyana y los combustibles fósiles | Columna de Aquiles Mercado

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16.02.2024

Algunos pensarán que estoy delirante al relacionar al Rey del Epiro (300 AC), entre cuyos ancestros se encuentran mi tocayo Aquiles y Alejandro Magno, con Guyana y la contaminación de combustibles que no se usaban en su época. Pirro basaba su poderío militar en el novedoso uso de elefantes, cuya energía no provenía de combustibles, y si al principio sorprendió a los romanos, no le bastaron para vencerlos.

A veces un locutor de fútbol menciona, equivocado, una “victoria pírrica” de su equipo porque ganó “solo” uno a cero. Pudo ser 10 a 0, pero si resultó con 8 jugadores lesionados, un expulsado y el estadio suspendido, sí sería una victoria pírrica, dado el costo de la victoria. Como las de Pirro, cuyas victorias ante los romanos eran a tal costo que, tras una de las mismas, exclamó su famosa frase “Otra victoria como esta y estoy acabado”.

Se habla del Esequibo por las........

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