«Yo no soy quien llega tarde, ustedes llegan muy temprano», pregona Héctor Lavoe en El rey de la puntualidad, la icónica canción en que de forma sarcástica ‘el Cantante de los cantantes’ se refiere a lo impuntual que era, siempre llegando a destiempo a cualquier compromiso que tuviera. Esa particularidad de Lavoe fue también un desafortunado distintivo del Carnaval de Barranquilla, que por años se caracterizó por entregarle al público eventos fuera de tiempo y desfiles llenos de baches que le restaban calidad a la que es considerada por muchos como “la fiesta más grande de Colombia”. Pero tenía que llegar el año en que esa realidad cambiara. Y fue en 2024 cuando, en este festín de cuatro días que elevó la tradición como su más valiosa bandera de batalla, por fin pudimos vivir el carnaval de la puntualidad.

Con un balance muy positivo que incluye la recolección de veintiún toneladas de residuos aprovechables, más de dos millones de espectadores y más de ochocientos grupos folclóricos participantes en las carnestolendas, este Carnaval logró posicionarse como uno de los mejores o, más bien, el mejor de los últimos tiempos. Con reinas, reyes y hacedores culturales de altura que exaltaron al Carnaval de Barranquilla como Obra Maestra del Patrimonio Oral e Inmaterial de la Humanidad que es, y con una organización como la de este año, esta fiesta folclórica se asegura de que en la Puerta de Oro de Colombia no se deje de bailar como se baila.

Una vez recibidas las flores que bien se ganó Carnaval S. A., a esta organización le corresponde reafirmar y superar en el 2025 los logros alcanzados en el año en curso. Como también, las autoridades deben prevenir o enfrentar la criminalidad en Barranquilla y su Área Metropolitana, donde durante los cuatro días de fiesta se registraron más de diecisiete muertes violentas.

Como nunca antes recuerdo haberlo visto, la Gran Parada de Tradición y la Gran Parada de Comparsas convocaron un público nutrido que disfrutó del talento y del trabajo de quienes con amor por el arte y por esta ciudad de mar y río danzan al son que les toquen. Por fortuna, para los veintiocho mil artistas que desplegaron sus ritmos por los cuatro kilómetros y medio de la Vía 40, el de este año fue el que, en honor a la invaluable belleza de la tradición, siempre ha debido haberles tocado: al compás de la puntualidad necesaria para que todos puedan ser admirados y aplaudidos como merecen.

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El carnaval de la puntualidad |Columna de Catalina Rojano

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18.02.2024

«Yo no soy quien llega tarde, ustedes llegan muy temprano», pregona Héctor Lavoe en El rey de la puntualidad, la icónica canción en que de forma sarcástica ‘el Cantante de los cantantes’ se refiere a lo impuntual que era, siempre llegando a destiempo a cualquier compromiso que tuviera. Esa particularidad de Lavoe fue también un desafortunado distintivo del Carnaval de Barranquilla, que por años se caracterizó por entregarle al público eventos fuera de tiempo y desfiles llenos de baches que le restaban calidad a la que es considerada por muchos como “la fiesta más grande de Colombia”. Pero........

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