El análisis de la Mortalidad Evitable (ME) se presenta como una herramienta invaluable en salud pública. En términos simples, al referirnos a ella, agrupamos las defunciones causadas por enfermedades que, en ciertos momentos de la vida, no deberían ocurrir si se implementaran las políticas públicas apropiadas y se brindara atención en salud de manera efectiva y oportuna.

El Dr. Rutstein fue uno de los primeros autores en dividir las condiciones de salud que se clasifican como causas de mortalidad evitable. En un grupo, situó aquellas que requieren tratamiento médico directo (por ejemplo, la diabetes mellitus con insulina), y en otro, aquellas que pueden ser abordadas mediante intervenciones derivadas de políticas de salud pública (como la prevención del cáncer de pulmón mediante la regulación impositiva del consumo de tabaco).

Recientemente, el Observatorio Nacional de Salud (ONS) de nuestro país publicó un informe titulado Cuando la muerte es evitable. En este documento, se analiza la mortalidad evitable en el país desde 1979 hasta el 2021, período en el cual fallecieron cerca de 8 millones de colombianos, de los cuales el 50,7% se clasificaron como evitables según los autores. De estos aproximadamente 4 millones de decesos, 1,6 millones se atribuyeron directamente a fallos en el acceso o la calidad de los servicios de salud. Por limitaciones de espacio, me referiré solo a este grupo en adelante.

La proporción de ME atribuible al sistema de salud del total de muertes anuales disminuyó en el país un 42% desde 1979 hasta 2019. A pesar de esta reducción significativa, la magnitud de la ME por esta causa persiste como una situación prioritaria para abordar, especialmente debido a las marcadas diferencias entre subgrupos poblacionales claramente identificados con determinantes socioeconómicos, geográficos y demográficos.

Si bien eliminar toda muerte evitable por esta causa es un objetivo compartido por todos los sistemas de seguridad social en salud del mundo, pragmáticamente debemos reconocer que ninguno ha logrado alcanzarlo. Por lo tanto, es crucial evitar el facilismo de evaluar el desempeño de un sistema de salud basándose únicamente en este indicador crítico, sin tener en cuenta la necesidad de hacerlo de manera integral y examinando más a fondo las inequidades sociales como factor condicionante de la mortalidad evitable atribuible al sistema.

Inmersos en la polarización del debate para reformar nuestro sistema de salud, debemos cuidarnos de que las emociones y opiniones generadas por la información no se vuelvan más relevantes que los datos objetivos que la definen.

PD: El informe Cuando la muerte es evitable puede consultarse en: https://www.ins.gov.co/Direcciones/ONS/Informes/15. Cuando la muerte es evitable.pdf

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