El día de ayer no solo se celebró el cumpleaños del presidente Gustavo Petro, sino también el primer día cívico decretado por el gobierno nacional. Esta medida consiste en suspender las diferentes actividades laborales y de atención al público el tercer viernes de abril de cada año, con el propósito de reducir el consumo de energía y agua en las grandes ciudades, en respuesta a la emergencia provocada por el impacto del fenómeno de El Niño.

Sin embargo, el anuncio de esta iniciativa nos deja mucha tela por cortar. Por un lado, no deja de ser curiosa la elección de la fecha, coincidiendo con el cumpleaños del Presidente y no podemos dejar de lado, que esta disposición se tomó a pocos días de las manifestaciones programadas para el próximo domingo 21 de abril, en la cual está convocada por la oposición, para que ciudadanos expresarán su descontento con la administración actual.

A este nudo de coincidencias, debemos sumar que, desde hace más de seis meses, diversos expertos han advertido sobre la posibilidad de un apagón energético, ante lo cual el gobierno optó por minimizar el riesgo y no tomar medidas preventivas. Ahora, en un giro improvisado, se decreta este día cívico como una suerte de cortina de humo para posiblemente desalentar la participación en las manifestaciones.

Además, seamos sinceros, la realidad es que el hecho de que los colombianos permanezcan en sus hogares durante este día no garantiza una reducción significativa en el consumo de recursos como el agua y la electricidad. La improvisación del gobierno frente a esta crisis energética evidencia una falta de planificación y una gestión deficiente de la situación, lo cual genera aún más incertidumbre entre la población y sobre las medidas que se seguirán tomando.

En este contexto, resulta comprensible la indignación de quienes ven en esta medida un intento desesperado por contener el descontento ciudadano, en lugar de abordar de manera efectiva los problemas estructurales que enfrenta el país. Marchemos, sí, pero también ahorremos agua, la responsabilidad no solo es de las alcaldías o del Gobierno Nacional, es de todos. Seamos conscientes de la necesidad de cuidar nuestros recursos y buscar soluciones sostenibles a largo plazo.