Desde 1941 el Ministerio de Educación Nacional inició el Programa de Alimentación Escolar (PAE) para atender las necesidades nutricionales de quienes se encontraban adscritos a las instituciones educativas del sector público; de manera que con el Decreto 319 del 15 de febrero de 1941 se fijaron pautas para la asignación de recursos destinados a la dotación y funcionamiento de los restaurantes escolares. Dicha noble intención del Gobierno ha venido mutando en su forma, hasta lo que tenemos hoy día en donde los protagonistas son las entidades territoriales a lo largo y ancho del país.

Es indudable que el PAE desempeña un papel crucial en el bienestar de los estudiantes en Colombia, ya que con la garantía del acceso de los menores a comidas nutritivas y balanceadas durante su jornada educativa, no sólo se contribuye a la salud y el desarrollo de la población estudiantil, sino que también tienen impactos positivos en su desempeño académico y en la reducción de la desigualdad social.

En un país como Colombia, donde existen altos índices de pobreza y desigualdad, los Programas de Alimentación Escolar son una importante herramienta para garantizar que los niños reciban una nutrición adecuada; pero para ello, es necesario que las entidades territoriales suministren alimentos verdaderamente nutritivos a los estudiantes, con los que además, promueva su desarrollo físico y cognitivo. Con lo cual, a su vez, mejora su capacidad de aprendizaje y concentración en las aulas de clase.

Además, los Programas de Alimentación Escolar pueden contribuir a la disminución de la deserción escolar, ya que en la realidad de nuestra amada Colombia, una de las razones por las que algunos niños lastimosamente abandonan la escuela es la falta de acceso a alimentos adecuados en sus hogares. De manera que, entonces, al garantizarles -al menos- una comida diaria en la escuela, se brinda un incentivo adicional para asistir regularmente a clases y continuar con su educación.

Otro aspecto importante de los Programas de Alimentación Escolar en Colombia es su impacto en la economía local e, incluso, regional. Al comprar alimentos a productores y proveedores locales, se fomenta el desarrollo económico de las comunidades cercanas a las escuelas, generando empleo y fortaleciendo la cadena de suministro alimentario.

Pero en este punto, llama la atención que los entes de control, entiéndase la Contraloría General de la República, la Procuraduría General de la Nación e incluso la misma Fiscalía General de la Nación, han tenido como rasero para iniciar acciones investigativas con respecto a la contratación de los Programas de Alimentación Escolar en cabeza de los municipios y departamentos de Colombia el no contratar los alimentos más baratos del mercado. ¿Por qué esto es menester? Porque las funciones constitucionalmente asignadas a estas importantes Entidades en especial la que tiene que ver con la salvaguarda del buen empleo de los recursos públicos NO pueden, de ninguna manera, estar por encima de la prevalencia de los derechos de los menores a la salud (por medio de una ración alimentaria en condiciones óptimas), a la educación (desincentivando la deserción escolar) y, especialmente, al desarrollo personal, social e incluso académico en condiciones óptimas.

No puede seguir pensándose en cifras de los Programas de Alimentación Escolar como si de alimentar cualquier cosa se tratase; muy por el contrario, se debe repensar la necesidad de contratar mediante el PAE sobre los parámetros de calidad alimentaria y verdadera nutrición para nuestra población estudiantil. De forma tal que se garantice el bienestar de los estudiantes, se promueva la equidad en el acceso a la educación y se contribuya al desarrollo socioeconómico del país. Es imperativo, entonces, que se continúe invirtiendo en estos programas y asegurando que lleguen a todos los niños que los necesiten sin que se piense en que tales necesidades se cubren comprando los alimentos que, de un listado de precios, resulten más baratos.

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La contratación del PAE y las necesidades alimentarias | Columna de Iván Cancino

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16.03.2024

Desde 1941 el Ministerio de Educación Nacional inició el Programa de Alimentación Escolar (PAE) para atender las necesidades nutricionales de quienes se encontraban adscritos a las instituciones educativas del sector público; de manera que con el Decreto 319 del 15 de febrero de 1941 se fijaron pautas para la asignación de recursos destinados a la dotación y funcionamiento de los restaurantes escolares. Dicha noble intención del Gobierno ha venido mutando en su forma, hasta lo que tenemos hoy día en donde los protagonistas son las entidades territoriales a lo largo y ancho del país.

Es indudable que el PAE desempeña un papel crucial en el bienestar de los estudiantes en Colombia, ya que con la garantía del acceso de los menores a comidas nutritivas y balanceadas durante su jornada educativa, no sólo se contribuye a la salud y el desarrollo de la población estudiantil, sino que también tienen impactos positivos en su desempeño académico y en la reducción de la desigualdad social.

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