Comprendo todos los reclamos que un futbolista o un técnico exponen cuando sienten que han sido perjudicados por decisiones arbitrales. Fui un “reclamador” empedernido cuando yo lo era. Todos los que han estado en un terreno de juego, futbolistas profesionales o aficionados, son proclives a reclamar todo, un saque de banda, una falta, una mano, y ni qué decir si lo que se considera injusto es la sanción de un penal en contra o una jugada de gol a favor anulada.

Reconozco el hábito de reclamar como algo consustancial del que juega, del que está compitiendo con las pulsaciones elevadas, por eso entiendo la reacción de los futbolistas de Junior frente a la desacertada decisión del árbitro Duarte (falta clarísima sobre Herrera) previo a la jugada del primer gol de Millonarios, el miércoles anterior.

Lo que no puedo compartir es que no hayan reaccionado como futbolistas entrenados, con experiencia y no se hayan reorganizado antes del cobro del tiro de esquina teniendo superioridad numérica: había 7 jugadores de Junior y solo 2 de Millonarios en el área.

Pero la diferencia fue que esos dos del equipo de Bogotá estaban enfocados en el gol, los de Junior en el árbitro. Y, según declaraciones de Carlos Bacca, así siguieron en el camerino en el entretiempo en una muestra de falta de control emocional. Descontrol que los llevó, antes de la reanudación del gol de Millonarios, a tener una actitud irresponsable, injustificada y transgresora de lo único irrenunciable de un deportista: su deber a competir siempre.

Si hay alguna enseñanza para Junior después de este partido, como casi siempre las hay en las derrotas, es que hay que enfocarse en el objetivo. Hoy, ante el Once Caldas, tiene que empeñarse en retomar el camino del buen juego, algo que ha demostrado es capaz de hacer, que algunos jugadores mejoren o sean sustituidos

(Cantillo, Chará, Caicedo...). Que su capacidad, profesionalismo y talento estén enfocados en superar esa nociva irregularidad que lo acompaña y replique muchas de las cosas que hizo en Brasil ante el Botafogo. Se victimiza o muestra el talante de campeón. Está en juego la clasificación.