La reciente celebración de la festividad de la Inmaculada Concepción de María, en el Atlántico, el pasado 8 de diciembre, se caracterizó por el fuerte y permanente retumbar de todo tipo de juegos pirotécnicos y las calles y jardines impregnados del olor a pólvora quemada. Desde los tradicionales traqui traquis, las chispitas, los volcanes, los totes, hasta más potentes y sonoros, como la mal llamada matasuegra, fueron manipulados sin control por adultos y niños. Un panorama similar se percibió el pasado miércoles durante la celebración por la décima estrella de nuestro amado Junior.

Por tratarse de una costumbre histórica en las festividades decembrinas, cada año aumentan las consecuencias negativas, lo que ratifica que es una actividad nefasta para quienes la practican, como para los que fungen como espectadores. Ni siquiera las campañas de las autoridades de salud y la larga lista de fallecidos, quemados y discapacitados que año a año crece, casi exponencialmente, han mermado o controlado el uso indiscriminado e irresponsable de la pólvora. Además, son escasas las restricciones a la venta de estos productos, pese a normas, como la Ley 2224 de 2022, que regula su uso, fabricación, comercialización, etc., como medida de protección para la ciudadanía, pero muy especialmente para los menores de edad.

Las consecuencias del mal uso, no solo en el departamento sino en toda Colombia, son palpables: tan solo en los primeros 13 días de diciembre se registraron 340 lesionados, entre ellos 118 menores de edad. En el Atlántico iban hasta esa fecha 23 casos, incluidos 10 de Barranquilla. Según el reporte del Instituto Nacional de Salud (INS), también se registró el deceso de dos mujeres por la explosión de una fábrica de pólvora en una vereda de Facatativá (Cundinamarca). Las estadísticas generales muestran un preocupante aumento del 14,1 % de los casos de lesionados, frente a los que se reportaron durante la temporada anterior.

El uso de la pólvora pirotécnica debe dejarse siempre en manos de expertos; de ninguna manera, puede seguir siendo empleada sin las precauciones necesarias y, mucho menos, para el juego y la diversión de los niños.

El próximo fin de semana celebraremos la tan esperada y maravillosa fiesta de la Navidad y, seguidamente, la llegada del año nuevo, por lo que no debemos permitir que el sentimiento festivo y la alegría se vean coartadas abruptamente ante un episodio de quemadura o intoxicación por esta causa, como ya lo viven centenares de hogares en nuestro país. Gocemos la Navidad sin quemados.

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¡Navidad sin quemados! | Columna de José Consuegra Bolívar

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18.12.2023

La reciente celebración de la festividad de la Inmaculada Concepción de María, en el Atlántico, el pasado 8 de diciembre, se caracterizó por el fuerte y permanente retumbar de todo tipo de juegos pirotécnicos y las calles y jardines impregnados del olor a pólvora quemada. Desde los tradicionales traqui traquis, las chispitas, los volcanes, los totes, hasta más potentes y sonoros, como la mal llamada matasuegra, fueron manipulados sin control por adultos y niños. Un panorama similar se percibió el pasado miércoles durante la celebración por la décima estrella de nuestro amado Junior.

Por tratarse de una costumbre histórica en........

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