Al margen de la transición energética, se ha planteado una menor dependencia de la renta petrolera en las exportaciones, a partir de fortalecer las agropecuarias, que para Fedegán va más allá de la diversificación, pues incentivan la productividad, la rentabilidad y el bienestar del ganadero y su entorno, por lo que una caída amenaza a la ganadería y al desarrollo social rural.

Gracias al objetivo gremial exportador, con la recertificación como país libre de fiebre aftosa, el esfuerzo en producción sostenible y una gran actividad comercial, las exportaciones de carne y animales crecían, con ventas por US$267,1 millones en 2020 y US$427,4 en 2021, hasta 2022 con US$502,4, superando la meta de 500 millones.

No fue fácil, las exportaciones de animales, dentro de estrictos protocolos de sanidad y bienestar, fueron atacadas por animalistas extremos; y las de carne como responsables de altos precios e inflación.
Entre 2020 y 2022 el precio al consumidor creció a la par con las exportaciones, pero no por causa de ellas, sino del fenómeno inflacionario. En 2023 la tendencia se detuvo y, con US$305,6 millones a noviembre, caímos por debajo de 2021.

¿Qué pasó? 1) La inflación mundial cedió y bajó el precio internacional. 2) Mientras el peso se apreció, el real se devaluó y la carne brasilera ganó competitividad. 3) La menor competitividad por tasa de cambio llevó al cierre, por 2 meses, de las plantas de Minerva, que exporta el 90% de la carne.

Estamos frente al riesgo de retirada de Minerva, lo cual representaría el colapso exportador y una catástrofe, porque el precio, con su mayor cota en mayo de 2022 a $9.600 kilo/potrero/ báscula, hoy ronda los $7.400 y podría caer a $6.500.

Mientras en el mundo disminuyó el precio de la carne al consumidor, en Colombia continúa “establemente alto”, a pesar que el del ganado cayó más del 20%. Ya sucedió en 2009, con el desplome de las ventas a Venezuela, cayó el precio del ganado, pero no se redujo un peso el del consumidor.

¿Quién se apropia de ese margen billonario? Un segmento de intermediarios ociosos que, al amparo de la informalidad, se convierten en formadores efectivos de precios y verdaderos buitres que devoran el esfuerzo ganadero y el bolsillo del consumido.

Es una situación que he informado a las carteras de Agricultura y Comercio, pues tan importante como continuar el esfuerzo exportador, es eliminar las distorsiones del mercado interno en beneficio de quienes producen y compran.

Próxima semana: Si por la carne llueve, por la leche no escampa.

@jflafaurie