Poco se hace por la salud mental de nuestros jóvenes. Datos del Instituto de Medicina Legal y Ciencias Forenses, y del Instituto Nacional de Salud indican que entre 2015 y 2018 se presentaron más de 33 mil intentos de suicidio, y aproximadamente 2 mil suicidios completados en menores de 18 años; después de la pandemia se registraron más de 17 mil intentos de suicidio en niños, niñas y adolescentes.

Aunque detrás de cada intento suicida hay una historia de vida particular, se considera que uno de los factores desencadenantes es el sentimiento de soledad.

Vivir no es fácil en estos días. Factores como la inseguridad, el abuso del alcohol y otras sustancias, los conflictos familiares, padre y madre que trabajan y llegan agotados a sus viviendas, familias con menos hijos, ocasionan en los jóvenes inseguridad, desesperanza, riesgos de violencia y especialmente sentimientos de soledad.

Es tan alto el número de intentos de suicidio en el mundo que países como Japón y Reino Unido han creado el Ministerio de la Soledad, con el fin de realizar acciones que promuevan y mejoren las relaciones sociales de las personas, para ayudarlas a que tengan un bienestar físico, mental y social.

El novelista francés Víctor Hugo escribía que el infierno se define en una sola palabra: “soledad”; y el filósofo alemán Schopenhauer decía que el instinto social de los hombres no se basa en el amor a la sociedad, sino en el miedo a la soledad. Es difícil encontrar compañía consigo mismo, y es muy doloroso sentirse aislado, apartado y olvidado por los otros. Estando solos nos sentimos infelices, y los jóvenes —especialmente—, sufren más cuando viven una ruptura sentimental o cuando se sienten excluidos por sus pares, o desatendidos por sus padres.

Todos, en algún momento de nuestra vida, hemos sentido la percepción desagradable y penosa de estar desconectados de relaciones sociales significativas; y aunque el discurso oficial nos dice que los jóvenes particularmente están híper-conectados a través de las redes sociales, un amplio estudio en España muestra que la mayoría de las veces esa híper-conectividad solo genera interacciones superficiales.

Los seres humanos necesitamos apego emocional. En lenguaje poético, necesitamos sentir amor y sentir que alguien nos ama, pero también necesitamos redes sociales: amigos, colegas, vecinos. La soledad emocional y la soledad social resultan insoportables para muchas personas, y pueden originar el deseo de no querer vivir más, generando una sensación de aislamiento e inutilidad de una vida sin propósito, que puede llevar a comportamientos autodestructivos.

Desafortunadamente esta desesperanza y el sentir la exclusión emocional y social no se arregla con medicamentos que buscan equilibrar nuestro cerebro. Creo que lo que el mundo necesita es un gran cambio cultural en nuestras prácticas y costumbres. Un mundo menos competitivo y más solidario, aunque esto sea una utopía.

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Suicidio juvenil: hola, soledad | Columna de José Amar Amar

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18.03.2024

Poco se hace por la salud mental de nuestros jóvenes. Datos del Instituto de Medicina Legal y Ciencias Forenses, y del Instituto Nacional de Salud indican que entre 2015 y 2018 se presentaron más de 33 mil intentos de suicidio, y aproximadamente 2 mil suicidios completados en menores de 18 años; después de la pandemia se registraron más de 17 mil intentos de suicidio en niños, niñas y adolescentes.

Aunque detrás de cada intento suicida hay una historia de vida particular, se considera que uno de los factores desencadenantes es el sentimiento de soledad.

Vivir no es fácil en estos días. Factores como la inseguridad, el abuso del alcohol y otras sustancias, los conflictos familiares, padre y madre que trabajan y llegan........

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