En el complejo mundo del desarrollo, la búsqueda de equilibrio es esencial. Aunque el debate actual sobre la modificación del Plan de Ordenamiento Territorial (POT) de Barranquilla resalta la vivienda, la movilidad y el medio ambiente, hay dos variables cruciales que a menudo se pasan por alto: el impacto económico y social.

El aspecto social es prioritario, sobre todo cuando se habla de desarrollo. En el 2013, en el área metropolitana de Barranquilla solo se construían 4,579 unidades de vivienda, y de esas 748 eran VIS. Esta escasez de viviendas obligaba a muchos a vivir en condiciones precarias, pagando hasta 600 mil pesos por un cuarto en Soledad, Galapa o el sur de Barranquilla. Las decisiones del 2014 a través del POT buscaron abordar esta problemática y logró el objetivo. Para el 2022, 25,666 viviendas estaban siendo vendidas, incluyendo 14,305 VIS. Este crecimiento no solo brindó hogares dignos para 72,884 familias, sino que también impulsó el empleo en el sector de la construcción, aumentando de 50 mil en el 2011 a 105 mil en el 2020.

Sin embargo, siempre hay espacio para mejorar. Estoy de acuerdo con revisar el POT pues las ciudades tienen que adaptarse a los tiempos cambiantes y no podemos desconocer que ese crecimiento social ha traído también externalidades negativas en movilidad, en mezcla de usos y en temas medioambientales; y es ahí donde la sociedad, la alcaldía, los urbanizadores y los constructores nos tenemos que poner de acuerdo por el bien de la ciudad.

El objetivo principal siempre debe ser la transformación de las familias, pero ¿cómo aseguramos que este desarrollo conviva con el medio ambiente y la movilidad? Primero, es esencial definir dónde urbanizar. Siempre será mejor cerca de los servicios públicos, y crecer de manera vertical (densidad) porque termina siendo más económico para la ciudad y menos perjudicial para el medio ambiente. En cuanto a la movilidad, el transporte masivo es la solución; los nuevos proyectos deben considerar accesos más amplios, eficientes, con carriles exclusivos para el transporte público, para evitar que una familia tenga que caminar un largo recorrido para acceder al transporte.

Tenemos que encontrar un balance, y más aún, cuando la construcción se ha estancado por medidas nacionales, no ayudemos a que la debacle sea mayor. Siempre habrá margen de mejora, pero creo que Barranquilla en los últimos años ha logrado tener un buen equilibrio: se ha generado empleo, la gente tiene más oportunidad de vivir dignamente, la expansión en tierras se ha contenido a zonas aptas para este fin, y creo que es en los temas de movilidad en donde todavía hay un campo de acción para mejorar y seguir avanzando en el camino correcto.

El futuro de Barranquilla depende de encontrar ese equilibrio, entendiendo que el desarrollo integral es la clave para un crecimiento sostenible y próspero.

@MiguelVergaraC

QOSHE - Siempre se puede hacer mejor | Columna de Miguel Vergara - Miguel Vergara
menu_open
Columnists Actual . Favourites . Archive
We use cookies to provide some features and experiences in QOSHE

More information  .  Close
Aa Aa Aa
- A +

Siempre se puede hacer mejor | Columna de Miguel Vergara

13 0
13.04.2024

En el complejo mundo del desarrollo, la búsqueda de equilibrio es esencial. Aunque el debate actual sobre la modificación del Plan de Ordenamiento Territorial (POT) de Barranquilla resalta la vivienda, la movilidad y el medio ambiente, hay dos variables cruciales que a menudo se pasan por alto: el impacto económico y social.

El aspecto social es prioritario, sobre todo cuando se habla de desarrollo. En el 2013, en el área metropolitana de Barranquilla solo se construían 4,579 unidades de vivienda, y de esas 748 eran VIS. Esta escasez de viviendas obligaba a muchos a vivir en condiciones precarias, pagando hasta 600 mil pesos por un cuarto en Soledad, Galapa o el sur de Barranquilla. Las decisiones del 2014 a través del........

© El Heraldo


Get it on Google Play