El crecimiento del Producto Interno Bruto (PIB) de 2023 presentó grandes divergencias en América Latina, destacándose el desempeño de países como Brasil y México, que mostraron su resiliencia a la inflación y a las elevadas tasas de interés, como resultado de la mayor producción agrícola, al aumento del consumo, las exportaciones y de la inversión privada. Por su parte, Argentina, Chile, Perú y Colombia exhibieron menores crecimientos debidos entre otros factores, a la elevada incertidumbre política, eventos climáticos extremos y la fragilidad de la economía mundial. Las perspectivas para 2024 en la región apuntan a una recuperación gradual, proyectando un crecimiento del PIB del 2.3%. Sin embargo, dependerá de lo que suceda con fenómenos meteorológicos impulsados por el cambio climático, que podrían representar amenazas a sectores sensibles a estos acontecimientos, como la agricultura y la energía. Así mismo, de las tensiones políticas en Oriente Medio que alterarían los mercados energéticos y provocarían mayores alzas de los precios del petróleo.

El panorama para el país no es muy diferente, el repunte del último dato del Indicador de Seguimiento Económico (ISE), muestra que el riesgo de una recesión ha disminuido, en gran parte, por el desempeño de sectores como administración pública y actividades profesionales. Pero, el deterioro de la actividad económica de la industria, el comercio, la construcción, la detención de la inversión privada, debido a la incertidumbre en sectores como el de energía e hidrocarburos, infraestructura y vivienda, podrían generar nuevos desafíos a corto plazo para la economía colombiana. Al mismo tiempo, los pronósticos de mediano plazo se han oscurecido en medio de la desaceleración del crecimiento de las economías más importantes, la lentitud del comercio mundial y las restrictivas condiciones financieras.

Por lo que uno de los retos más importantes que tiene el país este año es el de restablecer el crecimiento económico, y para esto es necesario acelerar la inversión. Aquellas economías que han logrado impulsar la inversión presentaron aumentos en la producción, productividad, reducciones en la pobreza y la inflación. No obstante, para inducir estos auges, se requiere de la implementación de paquetes de políticas integrales tanto fiscales como monetarias, mejorar el clima de inversión y establecer reglas de juego claras para la construcción de confianza entre el sector público y privado. No es un trabajo fácil, pero si se logra realizar, ayudará a mitigar la desaceleración del crecimiento prevista para Colombia en los próximos años.