Para construir una democracia es imperativo ejercer una oposición constructiva a la institución presidencial y no al actual mandatario.

No se trata de oponerse a Petro como persona, sino de ejercer un control político inteligente a su gobierno, a su gestión y políticas públicas, sobre la base del imperativo de que la patria es primero.

El Estatuto de Oposición es medular en todo sistema democrático, por fortuna en Colombia está reconocido y regulado por la Ley 1909 de 2018.

Se trata de una ley estatutaria que establece el marco general para ejercicio y protección especial del derecho de oposición de las organizaciones políticas y derechos de las organizaciones independientes.

La oposición política permite, sin perjuicio del control de la sociedad civil, proponer alternativas políticas, disentir, criticar, fiscalizar y ejercer libremente el control político a la gestión de gobierno, mediante instrumentos señalados en la ley.

Los partidos y movimientos políticos con asiento en el Congreso optan por declararse en oposición, independiente o de gobierno. La ley reconoce este derecho propio a la fórmula presidencial que resulte con la segunda votación más alta, accediendo con ello a una curul en el Senado y otra en la Cámara de Representantes.

Pese al mandato legal, el señor presidente Petro no tiene oposición crítica, inteligente y propositiva, razón suficiente para que el ciudadano de a pie sea testigo, más bien una “pelea de perros” que de una oposición estructurada, que vele por sus intereses realmente.

Otra cosa sería, por ejemplo, si se aplicara en Colombia el Sistema Westminster, exitosamente en práctica en el Reino Unido, se trata del “Gabinete en la sombra” u “Oposición parlamentaria”.

El Sistema Westminster se funda en un arraigado bipartidismo que asigna al líder de la oposición un rol como presidente del gobierno en la sombra, cuyos miembros se especializan en la oposición a cada uno de los ministerios del Ejecutivo.

Consiste en “nombrar” un ministro “gemelo o sombra” del titular del gobierno en turno. Este “gabinete” está integrado por parlamentarios de la oposición o grupos que no participan en el Gobierno, quienes están liderados por el proclamado líder de la oposición, confronta, controla y hace seguimiento a la política pública de los ministros titulares del Gobierno, ejercen un verdadero contrapeso al ejecutivo a través de críticas, conocimiento, seguimiento, control y una férrea actividad proactiva a las políticas de gobierno.

Este sistema de oposición se orienta a controlar al Ejecutivo desde el proceso legislativo y no a tirarle piedras como “loquitos” desde las curules, redes y medios. Primero debemos educarnos para luego hacer oposición constructiva a Petro.

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Oposición a Petro | Columna de Orlando Caballero Díaz

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02.05.2024

Para construir una democracia es imperativo ejercer una oposición constructiva a la institución presidencial y no al actual mandatario.

No se trata de oponerse a Petro como persona, sino de ejercer un control político inteligente a su gobierno, a su gestión y políticas públicas, sobre la base del imperativo de que la patria es primero.

El Estatuto de Oposición es medular en todo sistema democrático, por fortuna en Colombia está reconocido y regulado por la Ley 1909 de 2018.

Se trata de una ley estatutaria que establece el marco general para ejercicio y protección especial del derecho de oposición de las organizaciones políticas y derechos de las organizaciones........

© El Heraldo


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