La caída de Constantinopla en 1.453 a manos del sultán Mehmed II, “El Conquistador”, cerró para los europeos los accesos marítimos y terrestres a Asia, en particular al tramo entre Alejandría y el Mar Rojo. España y Portugal, entonces avezados navegantes, hicieron apuestas de largo aliento por rutas contrarias. Portugal navegando hacia el oriente, habiendo comenzado con el príncipe Enrique “El Navegante” a explorar la costa africana, en 1.488 Bartolomeu Dias logró dar vuelta a ese continente por su punto más al sur, el Cabo de Buena Esperanza, y comenzar a navegar por su costa oriental.

España, confiando que la Tierra era redonda, financió la aventura de Cristóbal Colón navegando el Atlántico hacia el occidente. Colón pensó haber encontrado “las Indias” en 1.492. Los portugueses, escépticos, enviaron la expedición de Vasco de Gama, quien completó en 1.497 el primer viaje directo a Calcuta, circundando África. Hubo que esperar 25 años para la riposta española, cuando en 1.522, Juan Sebastián Elcano culminó la hazaña de circunnavegar el globo terrestre con 18 maltrechos marinos de los 234 que habían partido al mando de Fernando de Magallanes, quien pereció en el intento. Comprobada la redondez de la Tierra sus innumerables efectos nunca se detuvieron. El planeta se agrandó. En ambas direcciones se podía ir y volver de Europa a la India. España conquistó Filipinas en 1.565 y estableció la ruta de Acapulco a Manila, el sueño de Colón.

Sin embargo, las distancias entre Europa y Asia, fuese dando la vuelta a África por Buena Esperanza o a Suramérica por el Cabo de Hornos, eran abismales. Con todo, pasaron 3 siglos antes de que en 1.869 un consorcio franco-británico inaugurara el Canal de Suez. Son 190 kilómetros del Mediterráneo al Mar Rojo y constituye un atajo por no tener que rodear el continente africano. Se ahorran así unos 9.000 kilómetros, que representan algo más del 40% de la ruta. Medio siglo más adelante, en 1914, se inauguró el Canal de Panamá, maravilla de la ingeniería que en 82 kilómetros une los océanos Atlántico y Pacífico. Fue construido por Estados Unidos y ahorra entre Europa y la costa oeste de los EE. UU una distancia cercana también a los 9.000 kilómetros, un 42% de la ruta. Es otro atajo por no tener que rodear Suramérica. El mundo se encogió de manera extraordinaria. Por ello la crisis simultánea actual en ambos canales y sus impactos económicos y geopolíticos ameritan actualizar este relato en la próxima columna.

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Suez y Panamá encogieron el mundo (I) | Columna de Ricardo Plata Cepeda

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29.01.2024

La caída de Constantinopla en 1.453 a manos del sultán Mehmed II, “El Conquistador”, cerró para los europeos los accesos marítimos y terrestres a Asia, en particular al tramo entre Alejandría y el Mar Rojo. España y Portugal, entonces avezados navegantes, hicieron apuestas de largo aliento por rutas contrarias. Portugal navegando hacia el oriente, habiendo comenzado con el príncipe Enrique “El Navegante” a explorar la costa africana, en 1.488 Bartolomeu Dias logró dar vuelta a ese continente por su punto más al sur, el Cabo de Buena Esperanza, y comenzar a navegar por su costa oriental.

España, confiando que la........

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