Una gráfica impactante surgió en redes sociales y medios de comunicación esta semana. Es de una encuesta que mide dos variables: el nivel de satisfacción general en la vida de los adolescentes y el nivel de satisfacción con sus padres, entre 1976 y 2022 en jóvenes de EEUU. A partir de 2011 se puede ver con claridad una caída fuerte en la primera: los adolescentes están cada vez menos felices con sus vidas. Este dato se suma a otros también preocupantes, que van en línea con la llamada “crisis de salud mental” que aqueja en mayor o menor grado a una parte importante de la humanidad, y más en el mundo pos-pandemia: la depresión adolescente se duplicó en la década de 2011 a 2021 y una de cada tres niñas adolescentes americanas ha considerado el suicidio.

La búsqueda gira entorno a encontrar las razones detrás de esos cambios abruptos y es donde aparece una hipótesis que a muchos nos hace sentido: una gran parte de la causa se debe a los celulares inteligentes sumado a las redes sociales, que ambos aparecieron a eso del 2010 y empezaron a ser utilizados masivamente por adolescentes. La reacción inicial es puro sentido común: si estas redes sociales han logrado que miles de millones de personas cada vez dediquen más de su tiempo a revisar fotos en Instagram, textos en X y videos en TikTok, y todavía la mayoría de los usuarios son adultos llenos de compromisos y responsabilidad, como podrán los más jóvenes defenderse de los algoritmos sofisticados que estas plataformas usan para capturar su atención?

Los argumentos de investigación científica se los dejo a los especialistas Jonathan Haidt y Jean Twenge quienes han venido esgrimiendo esta hipótesis desde hace varios años, y como dice Haidt en su blog After Babel (afterbabel.com), el asume la carga de la prueba como propia. Que cada lector decida si su riguroso análisis es suficientemente convincente. Para mí lo es. La pregunta que sigue es que hacer al respecto.

Acá Haidt hace una propuesta interesante y con cada vez más asidero: sacar los celulares de los colegios. Algunos beneficios son evidentes: menos distracciones, mayor socialización cara a cara y la creación de límites personales en el uso de la tecnología. Esto se puede lograr guardando los teléfonos móviles a la llegada al colegio y entregándolos a la salida o inclusive promoviendo la adopción de celulares básicos y fomentando la toma de conciencia por parte de todos los padres. Los celulares per se no son los villanos es el uso que se les da. En ese sentido, entregarles a nuestros niños la responsabilidad de autorregularse es una carga que ellos no merecen.

QOSHE - Celulares vs. la felicidad de los adolescentes | Columna de Ricardo Plata Sarabia - Ricardo Plata Sarabia
menu_open
Columnists Actual . Favourites . Archive
We use cookies to provide some features and experiences in QOSHE

More information  .  Close
Aa Aa Aa
- A +

Celulares vs. la felicidad de los adolescentes | Columna de Ricardo Plata Sarabia

6 0
16.12.2023

Una gráfica impactante surgió en redes sociales y medios de comunicación esta semana. Es de una encuesta que mide dos variables: el nivel de satisfacción general en la vida de los adolescentes y el nivel de satisfacción con sus padres, entre 1976 y 2022 en jóvenes de EEUU. A partir de 2011 se puede ver con claridad una caída fuerte en la primera: los adolescentes están cada vez menos felices con sus vidas. Este dato se suma a otros también preocupantes, que van en línea con la llamada “crisis de salud mental” que aqueja en mayor o menor grado a una parte importante de la humanidad, y más en el mundo pos-pandemia: la depresión adolescente se........

© El Heraldo


Get it on Google Play