En medio de tantas noticias catastróficas a nivel nacional y global, parece que no hubiera espacio para nada diferente al pesimismo. Ese sentimiento, que muchas veces es individual y, como sucede ahora, colectivo, nos genera problemas adicionales y preocupaciones que, en muchas ocasiones, no nos permiten ver más allá del “todo está mal”. Esta columna, a diferencia de las que usualmente escribo, quise hacerla sobre un tema diferente a la política – aunque al final todo, incluso lo personal, tiene efectos políticos – los conflictos y los miles de problemas que agobian al mundo en nuestros tiempos. Ocuparnos solo de aquello que está mal es perjudicial para la salud, para los proyectos familiares y personales. Puedo citar cientos de estudios que lo relacionan, pero la prueba más contundente es la experiencia que cada uno tiene cuando solo se enfoca en aquello que va mal. Ahora, alejarse incluso solo por minutos o por horas de esta realidad podría parecer, a juicio de muchos, egoísta o poco empático, pero por el contrario, cuando alguien se siente bien consigo mismo, tiene una mejor relación con el mundo y con quienes lo rodean.

Generar espacios de autorreflexión, e incluso preguntarse de tanto en tanto, cuál es nuestro propósito de vida, es fundamental para contribuir desde lo más elemental a la sociedad. Pocas personas se detienen a preguntarse cuál es su propósito de vida, y ello, a la larga, hace que muchas de las realidades que se viven sean más complejas de superar. Otra pregunta que deberíamos hacernos, con más frecuencia que la anterior, es cómo estamos contribuyendo día a día a nuestro entorno, sea familiar, laboral o como sociedad. Nuevamente, son preguntas que poco nos hacemos y para las que es más difícil generar el tiempo y la energía necesaria. Sobre esto han escrito muchos autores que vale la pena leer, pero en particular me gusta la forma en la que desde una visión personal y empresarial lo plantea Clayton M. Christensen, un profesor de la escuela de negocios de Harvard. Christensen, cuenta que para encontrar o definir el propósito de vida le dedicó durante un tiempo considerable una hora todas las noches a leer, a rezar y a preguntarle a Dios para qué había llegado a este mundo o cuál era su propósito de vida. Muchos de quienes leerán esta columna no son creyentes, así que esta fórmula que funcionó para él no tiene que ser aplicada por los demás, pero lo que sí puede ser aplicado es destinarle un tiempo a generar espacios que nos permitan conectarnos con lo que somos como seres humanos y con lo que quisiéramos ser.

Este profesor de Harvard le hace a sus alumnos una pregunta esencial: ¿Qué tengo que hacer en mi vida para no terminar en la cárcel? Aunque la respuesta parece obvia, no lo es tanto. Por regla general, cuando una persona compromete sus principios una o dos veces, la tendencia es a que lo siga haciendo. Todas estas reflexiones debemos hacérnoslas por lo menos una vez en nuestras vidas, ojalá más temprano que tarde, así sintamos que el mundo está por colapsar. Al final, si algo de esto nos lleva a ser mejores ciudadanos, familiares o compañeros de trabajo, algo estamos aportando para que las cosas mejoren.

@tatidangond

QOSHE - ¿Qué podemos hacer? | Columna de Tatiana Dangond - Tatiana Dangond
menu_open
Columnists Actual . Favourites . Archive
We use cookies to provide some features and experiences in QOSHE

More information  .  Close
Aa Aa Aa
- A +

¿Qué podemos hacer? | Columna de Tatiana Dangond

12 0
03.03.2024

En medio de tantas noticias catastróficas a nivel nacional y global, parece que no hubiera espacio para nada diferente al pesimismo. Ese sentimiento, que muchas veces es individual y, como sucede ahora, colectivo, nos genera problemas adicionales y preocupaciones que, en muchas ocasiones, no nos permiten ver más allá del “todo está mal”. Esta columna, a diferencia de las que usualmente escribo, quise hacerla sobre un tema diferente a la política – aunque al final todo, incluso lo personal, tiene efectos políticos – los conflictos y los miles de problemas que agobian al mundo en nuestros tiempos. Ocuparnos solo de aquello que está mal es perjudicial para la salud, para los proyectos familiares y personales. Puedo citar cientos de estudios que lo relacionan, pero la prueba más contundente es........

© El Heraldo


Get it on Google Play