El nivel de arbitrariedad que estamos experimentando con este gobierno está alcanzando situaciones inesperadas por todos, incluso por aquellos que, antes de las elecciones presidenciales, pronosticaban que llegarían años difíciles si Gustavo Petro resultaba elegido. Semana tras semana ocurre algo nuevo, algo que daña al país, a su economía o a su estructura institucional. Esta semana se decretó de un día para otro un día cívico, que bajo la excusa de un asunto tan delicado como la escasez de agua en Bogotá, parece tener una intención política de disminuir la asistencia a las marchas de hoy en contra del gobierno.

Por supuesto, abundan teorías en las redes sociales, desde que este día cívico se estableció con la intención de marcar en la historia de Colombia una fecha para conmemorar al M-19, por coincidir con un 19 de abril. Otros comentan que ese día es el cumpleaños del presidente Petro y que esto no es más que otro acto de egolatría. Sea cual sea el origen de esta medida, lo cierto es que la combinación de improvisación y arbitrariedad está perjudicando aún más la confianza de los ciudadanos en las instituciones. Aunque es evidente que esta medida no tiene relación con el consumo de agua en Bogotá, si realmente se hubiera planeado un día cívico con ese fin, se habría organizado con más tiempo, planificación y coordinación con las diversas instituciones implicadas. Además, desde la perspectiva científica no está claro que esta medida tenga algún efecto positivo en la reducción del consumo de agua, ya que también se podría argumentar que las personas consumen más agua en sus hogares que fuera de ellos.

Resulta muy repetitivo tener que hablar del gobierno o analizar sus decisiones cada semana, especialmente cuando su modelo de comunicación es tan deficiente que, además del caos que provoca una medida como esta, también aumenta la incertidumbre sobre la manera en que se comunica. El presidente declaró que este 19 de abril sería un día de “rebeldía nacional”, una afirmación que no tiene sentido y que, no obstante, debemos procesar los ciudadanos como si fuera algo habitual en las dinámicas públicas. Colombia no necesita más rebeldía, ya hemos tenido suficiente y poco hemos conseguido con ella; lo que el país necesita son líderes, que con sensatez puedan sacar al país de este sentimiento de desorden, desinstitucionalización e improvisación.

@tatidangond