Henry Kissinger fue una figura tan polémica como admirada, una destacada personalidad de la diplomacia estadounidense que definiría el papel de Estados Unidos en la Guerra Fría. Ya sea por acción directa u omisión calculada, desencadenó conflictos fuera de su país con consecuencias que perduran hasta nuestros días. El exsecretario de Estado y consejero de seguridad nacional de Estados Unidos falleció esta semana a la edad de 100 años. Kissinger, quien ya era consejero de seguridad nacional, asumió el cargo de secretario de Estado bajo la administración de Richard Nixon después del escándalo de Watergate y mantuvo esta posición estratégica durante el gobierno de Gerald R. Ford, quien asumió la presidencia de Estados Unidos después de la renuncia de Nixon.
El papel de Kissinger en la Guerra Fría y el enfoque intervencionista que asumió Estados Unidos bajo su consejería tendría consecuencias incluso después de su muerte. Para muchos, es una figura que representa las complejidades de la realidad política. A pesar de ser abiertamente cuestionado como responsable de crímenes de guerra en países del Sudeste Asiático, fue respetado y consultado por esferas del poder en Estados Unidos y el mundo hasta sus últimos días. Kissinger fue uno de los principales arquitectos del interés nacional como elemento esencial de la política exterior estadounidense, un principio cuya consigna llevó a la intervención de Estados Unidos en conflictos o la creación de nuevos, bajo la premisa de mantener el papel predominante del país.
A Kissinger se le acusó de ser responsable de los bombardeos en Camboya y Laos, mediante lo que se denominó internamente como la Operación Menú, una designación secreta ejecutada por el Mando Aéreo de Estados Unidos entre 1969 y 1970 que se mantuvo oculta por décadas hasta que los documentos de estas operaciones fueron desclasificados. Según un artículo reciente del Washington Post titulado El papel central de Henry Kissinger en los bombardeos masivos de Estados Unidos en Camboya, historiadores les han atribuido a estos bombardeos el surgimiento del régimen totalitario de los Jemeres Rojos, que llevó al genocidio de grupos minoritarios en Camboya.
Entre otros hechos históricos atribuidos a Kissinger, el más relevante para nuestra realidad política fue su participación y apoyo al golpe de Estado contra Salvador Allende en Chile, que llevó a Augusto Pinochet al poder. A pesar de las críticas, también se le atribuyen aspectos positivos, como su papel en el establecimiento de relaciones diplomáticas entre Estados Unidos y China, algo que permitió que un país que estaba igual o más aislado que Corea del Norte en la actualidad comenzara a tener relevancia en el sistema internacional. En julio de este año, Kissinger se reunió en Beijing con el líder chino Xi Jinping, lo cual es una muestra del poder que aún tenía en las relaciones internacionales. Funcionarios chinos y su medio de comunicación oficial rindieron homenaje a Henry Kissinger esta semana después de su muerte. Kissinger, fue el fiel representante de la realpolitik y de lo que para muchos sigue siendo el verdadero orden mundial.
Una recomendación para los lectores: un momento definitivo en la carrera de Kissinger fue la entrevista que le hizo Oriana Fallaci y que fue originalmente publicada en el medio italiano L’Europeo. Esta y otras entrevistas de Fallaci están disponibles en su libro Entrevista con la historia.
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