El objetivo del primus inter pares de la derecha radicalizada nunca ha sido resolver la crisis de hegemonía mediante el consenso político, sino producir un Estado que, por medio de vías democráticas, tienda a posiciones cada vez más autoritarias, a fin de restablecer el añorado orden perdido.

Esta pregunta, que ronda los medios nacionales como un espectro, requiere empinarse sobre el análisis de los resultados electorales del plebiscito, a fin de considerar los factores coyunturales que decantan en la victoria de la opción “En contra”.

En el nivel más inmediato, la primera conclusión es clara: el 17D significó el rechazo a la propuesta constitucional elaborada por el Partido Republicano liderado por José Antonio Kast, quien había alcanzado la posición de primus inter pares del sector, tras los buenos resultados obtenidos por los republicanos en las elecciones de consejeros en mayo de 2023. La mayoría les otorgaba poder de veto independiente y, sumado a los votos de los partidos de derecha, les permitía también superar el quórum de los 3/5 necesarios para aprobar las normas que quisieran, sin requerir de un solo voto de sus adversarios políticos. La Kastitución, replicando en gran medida los fundamentos programáticos presentados por Kast en sus dos aventuras presidenciales previas (2017 y 2022), estaba animada por un espíritu ultraconservador en lo valórico, neoliberal en lo económico y autoritario en lo político.

Tras la “brutalmente honesta” entrega de la Kastitución por parte de la presidenta del Consejo, Beatriz Hevia, los asesores comunicacionales del sector identificaron que, para volver “competitiva” la opción del “A favor”, requerían reducir el debate sobre el contenido del texto constitucional a su más mínima expresión, instalando al mismo tiempo la idea de que la única alternativa que aseguraba el cierre definitivo de la discusión constituyente pasaba por la aprobación de este texto constitucional.

Junto a ello, la definición plebiscitaria debía versar más sobre la gestión del Gobierno de Gabriel Boric que sobre el texto propuesto. Tanto así que los sobresalientes recursos que recibió la campaña del “A favor” no requerían ser invertidos en la impresión y distribución masiva de la Kastitución, sino más bien destinarse a cubrir avisos comerciales de las radioemisoras chilenas mediante el eslogan “Boric vota En contra, Chile Vota A favor”, apelando a modelos comunicacionales de índole similar a través de las redes sociales y el mundo virtual.

Por supuesto, la “comunicación estratégica” desplegada debía someterse a la atmósfera discursiva reproducida hoy en día por la mayoría de los medios en Chile, donde la violencia y la seguridad son temas fundamentales de la agenda noticiosa. ¿Cómo entender entonces la brecha entre los índices de criminalidad en el país (con una preocupante tendencia al alza, pero uno de los más bajos de América Latina) y la percepción sobre la violencia (la más alta a nivel mundial)? ¿Cómo se explica este “plusvalor”? La hipótesis que debería orientar cualquier análisis al respecto es que las “nuevas” ultraderechas neoliberales son por sobre todo una agenda mediática, más que cual o tal partido o liderazgo político.

La derrota del “A favor” mostró los límites de la estrategia de campaña diseñada por la extrema derecha para revertir su permanente situación subalterna en los meses previos al 17D, aun cuando aquella permitió mejorar su “competitividad” en las últimas semanas de campaña e, incluso, superar los porcentajes y votos obtenidos en comparación con la votación de la opción perdedora del Apruebo en el plebiscito de salida el 4S. Pero más importante aún, demostró la incapacidad política de las fuerzas alineadas detrás del “A favor”, y especialmente de los republicanos y Kast, para producir un nuevo consenso social en medio de la crisis.

Hay algo de obviedad en todo esto, ya que el objetivo político del primus inter pares de la derecha radicalizada nunca ha sido resolver la crisis de hegemonía mediante el consenso político, sino más bien producir un Estado que, por medio de vías democráticas, tienda a posiciones cada vez más autoritarias, a fin de restablecer el añorado orden perdido, así como también la acumulación de capital por parte del gran empresariado, el cual se acopló una vez más con el sector de manera unánime. Si se mira con detención, en el imaginario de la extrema derecha pareciera pervivir el Chile “idílico” retratado por Jorge González en “Noche en la ciudad”, donde el orden y la moral se mezclan con el redoble de tambores militares que operan de fondo.

Por todo esto, el aspecto más relevante de la victoria del “En contra” es que impidió el establecimiento de una Constitución que habilitaba el avance del ultraconservadurismo, neoliberalismo y autoritarismo en Chile. La Kastitución, en manos de un eventual Gobierno de José Antonio Kast o Evelyn Matthei, significaba una derrota estratégica y política de proporciones insospechadas para la izquierda y los movimientos sociales en Chile, ya que propiciaba un escenario dominado por una suerte de “hiper-mega-ultra derecha”, apelando nuevamente al genio creativo de González y Los Prisioneros.

Así, la victoria del “En contra” no debiese ser interpretada como un triunfo de las fuerzas políticas que se alinearon tras dicha opción, desde Gabriel Boric y su gabinete –quienes por lo demás asumieron la debida prescindencia durante todo el proceso– hasta los movimientos sociales y sectores de izquierda que se mantienen distantes del Gobierno, incluyendo aquellos que insisten en retomar la “disputa constituyente”, desconsiderando el estado actual de las relaciones de fuerza. El rechazo a la Kastitución es fundamentalmente un voto de descontento, que en un escenario de balotaje presidencial podría perfectamente propender a posiciones autoritarias.

La derrota de la opción “A favor ” el 17D es un golpe duro para la derecha derechizada, pero en ningún caso un nocaut. Por tanto, ya se alista una contrarreacción inmediata que intentará mantener la posición alcanzada tras la victoria del Rechazo en el plebiscito del 4S. Al interior del Congreso, la articulación de facto de los partidos que se alinearon detrás de la opción “A favor” mantiene como mínimo denominador el bloqueo legislativo: “No ceder ni un centímetro a las reformas del Gobierno”, ha sido la orden emanada. El más claro ejemplo de esto es que no habían pasado 48 horas de la derrota y la derecha derechizada ya iba por la cabeza del ministro Montes.

La reacción por parte de Gabriel Boric y las coaliciones de gobierno debiese ser inmediata. No hay tiempo para ningún tipo de relajo, más allá del “respiro” de alivio casi mecánico experimentado tras la entrega de resultados el pasado 17D. Si bien la disputa constituyente que emergió con el estallido social el 2019 ha “finalizado”, la crisis de hegemonía tras el 17D continúa. Tanto la coyuntura como las debilidades internas del Gobierno se transforman en obstáculos para responder adecuadamente a los desafíos políticos del presente. Ante esto, quizás una de las claves sea confrontar el autoritarismo neoliberal mediante una autoridad transformadora.

Estas coordenadas constituyen el nuevo punto de partida.

QOSHE - ¿Qué significado político tiene el rechazo a la Kastitución? - Andrés Cabrera
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¿Qué significado político tiene el rechazo a la Kastitución?

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23.12.2023

El objetivo del primus inter pares de la derecha radicalizada nunca ha sido resolver la crisis de hegemonía mediante el consenso político, sino producir un Estado que, por medio de vías democráticas, tienda a posiciones cada vez más autoritarias, a fin de restablecer el añorado orden perdido.

Esta pregunta, que ronda los medios nacionales como un espectro, requiere empinarse sobre el análisis de los resultados electorales del plebiscito, a fin de considerar los factores coyunturales que decantan en la victoria de la opción “En contra”.

En el nivel más inmediato, la primera conclusión es clara: el 17D significó el rechazo a la propuesta constitucional elaborada por el Partido Republicano liderado por José Antonio Kast, quien había alcanzado la posición de primus inter pares del sector, tras los buenos resultados obtenidos por los republicanos en las elecciones de consejeros en mayo de 2023. La mayoría les otorgaba poder de veto independiente y, sumado a los votos de los partidos de derecha, les permitía también superar el quórum de los 3/5 necesarios para aprobar las normas que quisieran, sin requerir de un solo voto de sus adversarios políticos. La Kastitución, replicando en gran medida los fundamentos programáticos presentados por Kast en sus dos aventuras presidenciales previas (2017 y 2022), estaba animada por un espíritu ultraconservador en lo valórico, neoliberal en lo económico y autoritario en lo político.

Tras la “brutalmente honesta” entrega de la Kastitución por parte de la presidenta del Consejo, Beatriz Hevia, los asesores comunicacionales del sector identificaron que, para volver “competitiva” la opción del “A favor”, requerían reducir el debate sobre el contenido del texto constitucional a su más mínima expresión, instalando al mismo tiempo la idea de que la única alternativa........

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