La memoria herida

Lunes, 26 febrero 2024, 13:22

El 25 de febrero de 1983 se aprobó el Estatuto de Castilla y León. Por eso esta pasarela recuerda hoy las dolencias y riquezas de su Memoria.

Castilla pasó de condado a reino en la reconquista medieval, fue imperio y corona descubridora, mercantil y humanista en la etapa moderna, región vieja en la contemporánea y comunidad autónoma en la actualidad. Su sociedad toleró culturas, religiones y etnias. Si su relato regionalista basara su identidad en un solo perfil, dañaría su Memoria y desfiguraría su historia. Al hacerlo así los otros nacionalismos la acusaron de atrasada y dominadora.

Su Memoria evolucionó en trances apasionados: Castilla romántica (1820), eufórica (1840), utópica (1868), pragmática (1875), patriótica (1898), regeneracionista (1910), regionalista sana (1919), autonómica frustrada (1931), en santa cruzada (1936), nacionalcatólica (1953), autonómica (1983) y resignada en crisis (2008). Repasemos las luces y sombras que perfilaron la imagen de Castilla en dos siglos, desde la logia comunera (1822) al mérito educativo del informe PISA (2022).

La romántica Castilla de 1820 incluyó a los comuneros en logias masónicas, apeló a concejos abiertos y juntas municipales. Desde 1844 el Reino de Ceres, con tren, trigo y talleres, buscó una Castilla eufórica, granero español y americano, empujada por Canal, bancos y prensa. Un Pacto Federal de la I República hizo utópica a Castilla con la sangre de Padilla, Bravo y Maldonado que corría por sus venas y aspiraba a un cantón. La Restauración de Cánovas creó una Castilla pragmática y proteccionista, sus guardianes de la historia la cantaron católica y monárquica. La crisis finisecular del XIX prefirió una Castilla patriótica ante la pérdida del Imperio, como madre de la unidad nacional y líder de su lengua. Pronto la purga regeneracionista atacó su centralismo, intelectuales del 98 y élites castellanas decadentes (Picavea, Senador, Azcárate) echaron siete llaves al sepulcro del Cid y lloraron la Castilla en escombros. M.Santamaría y Solana ensoñaron su historia y pintaron la España negra. Ateneos, Juegos Florales, revistas, sociedades de estudios, Facultad de Historia, Comisiones Provinciales, Museo de Escultura, excursiones y restauraciones defendieron la sana región castellana contra la mórbida catalana. Prat de la Riba y Sabina condenaron su españolismo castellanizante. Otros historiadores, ensayistas, literatos y pintores (M.Pidal, S.Albornoz, A.Castro, Azorín, Machado, Unamuno, Maeztu, Regoyos, Costa) enriquecieron su Memoria.

En 1919 las Bases de Segovia iniciaron ese regionalismo sano. El IV centenario de los Comuneros de 1922 recuperó el pendón como emblema y Villalar como fiesta regional. En la II República Cortés, Bañuelos, Gª.Quintana y Landrove buscaron el Estatuto conveniente y necesario y para Castilla, por fin, en febrero de 1936 redactaron el imprescindible. Pero no entró en vigor.

La guerra y Franco causaron una grave herida a la Memoria de Castilla. Sus enciclopedias escolares cambiaron sus raíces históricas: Santiago, Pilar, Reconquista, unidad católica, Isabel de Castilla, Hispanidad americana, yugo y flechas, imperio de Felipe II. Enseñaban que los héroes castellanos (Viriato, Recaredo, el Cid, Santa Teresa, curas guerrilleros, requetés tradicionalistas) eran mesías como el Caudillo.

Cultivaron la historia regionalista el Instituto de Estudios Castellanos, Centro de Estudios Regionales, Congresos de Castilla y León y de las Cortes, libros de historia, geografía y arte de Ámbito. El Nuevo Mester de Juglaría cantó las hazañas y Villalar festejó el castellanismo. G.Martínez Díez señaló los conciertos y fueros. La Junta publicó geografía, historia, patrimonio, literatura y cultura regionalista. Pero enseguida dominó el provincialismo con resabios de segovianismo, burgalesismo y leonesismo.

Los nacionalistas, para construir sus identidades y superioridades contra el otro, escribieron que Castilla se hizo contra Cataluña y el País Vasco. La acusaron de centralista, fiel a la Iglesia tradicional, adicta a la dictadura, antiburguesa, antiobrera y campesina vieja. Los vascos vieron a los castellanos maketos desvirtuadores de sus esencias patrias. Dijeron que Castilla eligió lo peor de campo-ciudad, agricultura-industria, arcaísmo-modernización, opresión-liberación, centralización-autonomía, atraso-progreso.

Se ha dicho que el método materialista, a pesar de su calidad, dañó en parte la Memoria de Castilla al insistir en que obstruyó sindicatos, fue cacique, abortó la revolución industrial y burguesa, condenó lo vasco y catalán y apoyó el nacionalcatolicismo.

En el siglo XXI la Memoria castellana perdió presión regionalista y tendió a normalizarse. Dejó de basar su región en derechos históricos. Ahondó en los valores castellanos: Primera industria y comercio agroalimentario, avance del canal y ferrocarril, pionera producción eléctrica, papel social de la Iglesia, Estado de bienestar y pauperismo, élites motoras y abiertas, hitos de prensa y docencia, asimilación y crisol de culturas.

Esta ausencia de limitaciones regionalistas en su docencia e investigación favorecieron que Castilla y León destacara en los ocho Informes de PISA. Ha tenido libre formación en historia, ciencia, lectura, matemática y técnica y sus índices educativos lideraron la escala española.

Sócrates dijo que prefería ser herido, incluso herirse, que herir a los demás. La Memoria de Castilla fue herida por los nacionalismos, a veces por sí misma, pero no hirió a nadie. Más bien superó las heridas regionalistas y normalizó su Memoria.

El original de este artículo se publicó el domingo 25 de febrero de 2024 en El Norte de Castilla, en versión papel y digital.

QOSHE - La memoria herida - Pedro Carasa
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La memoria herida

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26.02.2024

La memoria herida

Lunes, 26 febrero 2024, 13:22

El 25 de febrero de 1983 se aprobó el Estatuto de Castilla y León. Por eso esta pasarela recuerda hoy las dolencias y riquezas de su Memoria.

Castilla pasó de condado a reino en la reconquista medieval, fue imperio y corona descubridora, mercantil y humanista en la etapa moderna, región vieja en la contemporánea y comunidad autónoma en la actualidad. Su sociedad toleró culturas, religiones y etnias. Si su relato regionalista basara su identidad en un solo perfil, dañaría su Memoria y desfiguraría su historia. Al hacerlo así los otros nacionalismos la acusaron de atrasada y dominadora.

Su Memoria evolucionó en trances apasionados: Castilla romántica (1820), eufórica (1840), utópica (1868), pragmática (1875), patriótica (1898), regeneracionista (1910), regionalista sana (1919), autonómica frustrada (1931), en santa cruzada (1936), nacionalcatólica (1953), autonómica (1983) y resignada en crisis (2008). Repasemos las luces y sombras que perfilaron la imagen de Castilla en dos siglos, desde la logia comunera (1822) al mérito educativo del informe PISA (2022).

La romántica Castilla de 1820 incluyó a los comuneros en logias masónicas, apeló a concejos abiertos y juntas municipales. Desde 1844 el Reino de Ceres, con tren, trigo y talleres, buscó una Castilla eufórica, granero español y americano,........

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