Puente entre Cantabria y Castilla

Lunes, 29 enero 2024, 18:09

Pedro Carasa. Historiador

Desfila por esta pasarela de poder César Silió (1865-1944), porque con sus ladrillos construyó los arcos de un puente entre élites cántabras y castellanas. Fue concejal, parlamentario, ministro y abogado conservador, pero también periodista pionero, universitario innovador y empresario descubridor.

Su arco familiar de raíz montañesa emparentó con los Delibes y se asentó en Valladolid. Logró conectar cargos, navieras e industrias cántabras y castellanas. Hijo del harinero de la India Chica de Rioseco, en el Canal de Castilla, vinculó negocio y política entre Santander, Palencia y Valladolid.

Subrayó la tradición de la Iglesia, su padre fundó los Círculos Obreros Católicos, su fe cambió su criminalismo positivista y posibilitó al clero influir en la Universidad.

La crisis española del 98 tensó su espíritu español. Fue pesimista al abandonar la leyenda de oro, pero ensalzó a Isabel la Católica como fundadora de España. Como corresponsal de El Norte de Castilla en la Exposición de París se asombró de la pujanza francesa, británica y alemana y lamentó la carencia española de valores burgueses. Escribió “¡Qué grande era la España del siglo XVI! ¿No hay hoy España?” Aspiró a burgués europeo pero se quedó en regeneracionista desde arriba por los límites conservadores mauristas.

Siguió la opción política de Gamazo y Maura y no se consideró albista, pero era socio y pariente de Alba. Por eso, siendo jefe del partido conservador local, fue diputado gracias al albismo. Criticó las revoluciones socialistas, no reprobó la proximidad del rey a la dictadura, apoyó la dictablanda, se opuso a la República y coincidió con el primer franquismo.

Como político mezcló partidos, asambleas y distritos (Valladolid 1903-18 y Villalpando (1919). Senador universitario, diputado conservador, concejal con albistas, gamacista en la Diputación, vocal de la Asamblea Nacional Consultiva (1927-30) y cofundador del partido Renovación Española.

Fue concejal y teniente bajo la influencia de Alba en el ayuntamiento. Al ser pariente de alcaldes albistas (Fdz.Reguera y Gómez Diez) hizo con ellos pactos familiares para que Alba lo apoyara como diputado.

Su ministerio inició en 1919 la autonomía universitaria, tan meritoria como limitada. Fue administrativa, académica, financiera y científica, contra el centralismo de la Ley Moyano. Le dio personalidad jurídica, estatutos, elección rectoral, asociaciones estudiantiles, personal administrativo, programas docentes e iniciativas investigadora, literaria y científica. Pero lo pensó desde arriba, sin dar parte a los interesados, sin recursos económicos y con el fin de propiciar la influencia católica. La Universidad de Valladolid logró estatutos, pero Cossío y Menéndez Pidal le llamaron precipitado y adicto a la Iglesia.

En la enseñanza también su arco se trenzó bastante. Renovó la Universidad e introdujo Publicidad en las Escuelas de Comercio, pero se opuso a la ILE, a las escuelas laicas y a la reforma republicana.

Como abogado fue pasante del bufete del masón Álvarez Taladriz y defensor de una acusada de violencia conyugal que interesó a la Pardo Bazán. Al tiempo, criticó el criminalismo de Lombroso para respetar la tradición católica.

En efecto, fue notable su gestión periodística como director de El Norte de Castilla con Alba de gerente. Lo convirtieron en un periódico político liberal, moderno, seguidor de su política y de la economía regional. Dejó de ser portavoz de la vieja burguesía harinera y se convirtió en un periódico renovador de la cultura política e impulsor del desarrollo de Castilla. Se transformó en sociedad anónima más rentable, renovó máquinas, sedes y ediciones y acogió notables firmas: Bazán, Núñez de Arce, Ortega Zapata, Martí y Monsó, Macías Picabea, Agapito Revilla, Alonso Cortés, Yllera Medina y “el Prior” Alba. Silió escribió buenos artículos en Crónicas de actualidad y por su prestigio presidió la primera Asociación de Prensa en Valladolid. Pero en 1901 dejó El Norte y se alejó de Alba, compró y dirigió el conservador La Libertad, que pronto El Norte fagocitó.

El arco empresarial de Silió fue sin duda el más amplio, activo y rompedor. Su padre Eloy, burgués harinero, creó una pionera cerámica, fue primer cervecero y perteneció a la electricista Santillana. Como empresario prestigioso entró en la Cámara de Comercio y en la Sociedad Industrial Castellana. César continuó esta senda pionera. Mantuvieron las cerveceras El Águila, La Cruz Blanca y hasta la Gambrinus en Valladolid. Levantaron en San Juan la Fábrica de teja y ladrillo de Castilla y en San Vicente la Tejera mecánica, fundieron luego la Progresiva de Castilla y alcanzaron Madrid y Reinosa. En 1908 formaron sociedad anónima, ampliaron el ladrillo al hormigón, usaron maquinaria francesa, hicieron propaganda y vendieron el cemento Pozzuoli (al difundirlo como puzolano llamaron pucelanos a los distribuidores vallisoletanos). Aunque protestaron los vecinos por polvo y gases, su esbelta chimenea se apreció como valioso patrimonio de arquitectura industrial. Lo demandaba el urbanismo pujante de los 60000 vallisoletanos.

Al tiempo fue banquero, internacional como consejero del Banco Hispano-Austro-Húngaro, nacional del Banco de Madrid y local de Valladolid, que era tercer foco financiero español.

Resultó buen orador, académico, colaborador de revistas y autor de libros de derecho, historia y educación. Un pionero en cultura empresarial, misión periodística y reforma universitaria. El precoz pucelano legó un valioso patrimonio a Valladolid, por eso una calle con su nombre lo recuerda.

El original se editó en papel en El Norte de Castilla del domingo 28 de enero de 2024

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Puente entre Cantabria y Castilla

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29.01.2024

Puente entre Cantabria y Castilla

Lunes, 29 enero 2024, 18:09

Pedro Carasa. Historiador

Desfila por esta pasarela de poder César Silió (1865-1944), porque con sus ladrillos construyó los arcos de un puente entre élites cántabras y castellanas. Fue concejal, parlamentario, ministro y abogado conservador, pero también periodista pionero, universitario innovador y empresario descubridor.

Su arco familiar de raíz montañesa emparentó con los Delibes y se asentó en Valladolid. Logró conectar cargos, navieras e industrias cántabras y castellanas. Hijo del harinero de la India Chica de Rioseco, en el Canal de Castilla, vinculó negocio y política entre Santander, Palencia y Valladolid.

Subrayó la tradición de la Iglesia, su padre fundó los Círculos Obreros Católicos, su fe cambió su criminalismo positivista y posibilitó al clero influir en la Universidad.

La crisis española del 98 tensó su espíritu español. Fue pesimista al abandonar la leyenda de oro, pero ensalzó a Isabel la Católica como fundadora de España. Como corresponsal de El Norte de Castilla en la Exposición de París se asombró de la pujanza francesa, británica y alemana y lamentó la carencia española de valores burgueses. Escribió “¡Qué grande era la España del siglo XVI! ¿No hay hoy España?” Aspiró a burgués europeo pero se quedó en regeneracionista desde arriba por los límites conservadores mauristas.

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