LOS HELECHOS ARBORESCENTES

Viernes, 23 febrero 2024, 12:45

Lo de Francisco Umbral es un escándalo, un atropello glorioso, un milagro. Heredero directo de Valle-Inclán, nadie como él para toser metáforas al compás de un chotis, de un tango o de lo que se tercie. Continuando con el ciclo de novelas vallisoletanas de Umbral le toca hoy a “Los helechos arborescentes”, curiosamente la primera novela que tuve de Umbral (comprada en Círculo de Lectores) y que, en su momento, me pasó desapercibida. Recuperada hoy y vuelta a leer, me ratifica algo que ya sabía: Umbral te puede gustar más o menos como novelista, pero nadie escribía como él.

La sinopsis de “Los helechos arborescentes” ya es canela fina: Memorias mágicas de un niño intemporal, Francesillo, que viene de los cuadros tenebristas y va hacia el encuentro alucinante con Franco, pasando por la picaresca del Siglo de Oro y el esperpento de Goya y Valle-Inclán. Historia irracional de España y sus guerras civiles, magno mural expresionista donde el anacronismo es la clave poética y los siglos se dan la mano para bailar el minué sangriento de nuestro sempiterno guerracivilismo. Juego de círculos concéntricos donde el círculo mayor va cabiendo siempre en el menor: España y la Historia, resumidas en sus contiendas civiles, imperiales, coloniales, religiosas. Todas contenidas en la del 36-39 dentro de una casa de lenocinio de Valladolid. Francisco Umbral ha escrito la novela de un niño que vive dos vidas paralelas, complementarias, que se aureolan y justifican una a la otra dentro de su alma escalonada en tres estadios como los tres patios sucesivos de su casa: la cultura, la gente, la soledad. Figuras de la Historia que van y vienen libremente por los siglos como salones, donde se encuentran, se saludan y se matan.

El resultado: una magistral novela que da un repaso a toda la Historia de España de los dos últimos siglos, una maravilla que utiliza la falsa memoria para repasar la historia de España (sus guerras y crueldades), un auténtico retablo ibérico de vastas proporciones protagonizado por Francesillo, recadero de las meretrices, ministro de los gatos huidos, chico de las putas, pícaro en las picardías de Estebanillo González, criatura de memoria mágica y rememorable en la historia irracional de España. Un Francesillo que en el último capítulo acaba diluyéndose en su otro yo, en Paquito, el niño libre, encorbatado, quieto, sometido a biografía, preso de vivo y muerto, a fin de cuentas. De hecho, el final del libro es sublime, con nuestro Paquito dándose cuenta con asombro, durante una misa de Tedeum por la conquista de Valladolid por las tropas nacionales, que Franco está muerto (Franco, qué extraña burla, le había venido a rescatar a Francesillo de la vida y el tiempo, de la intemporalidad donde fue libre: un milagro inverso, una resurrección del revés, o sea).

.

QOSHE - LOS HELECHOS ARBORESCENTES - Vicente Álvarez
menu_open
Columnists Actual . Favourites . Archive
We use cookies to provide some features and experiences in QOSHE

More information  .  Close
Aa Aa Aa
- A +

LOS HELECHOS ARBORESCENTES

4 0
23.02.2024

LOS HELECHOS ARBORESCENTES

Viernes, 23 febrero 2024, 12:45

Lo de Francisco Umbral es un escándalo, un atropello glorioso, un milagro. Heredero directo de Valle-Inclán, nadie como él para toser metáforas al compás de un chotis, de un tango o de lo que se tercie. Continuando con el ciclo de novelas vallisoletanas de Umbral le toca hoy a “Los helechos arborescentes”, curiosamente la primera novela que tuve de Umbral (comprada en Círculo de Lectores) y que, en su momento, me pasó desapercibida. Recuperada hoy y vuelta a leer, me ratifica algo que ya sabía: Umbral te puede gustar más o menos como novelista, pero nadie escribía como él.

La sinopsis........

© El Norte de Castilla


Get it on Google Play