UNA MUCHACHITA DE VALLADOLID

Sábado, 9 diciembre 2023, 18:42

Publicado en El Norte de Castilla el 9 de diciembre de 2023

Era abril de 1984 y media España estaba tras el televisor viendo el octavo capítulo de Teresa de Jesús. Último episodio de la serie en el que la protagonista, una prodigiosa Concha Velasco, físicamente agotada y demacrada, terminaba muriendo en brazos de la Hermana Ana de San Bartolomé. Al día siguiente de la muerte de la monja carmelita que había conmocionado a todo el país, la actriz vallisoletana aparecía en la misma cadena enseñando pierna y cantando “yo soy el águila de fuego”. Concha Velasco había expresado el deseo de no querer ser Chanquete, de no encasillarse en un papel, de que la gente no la recordara únicamente como Teresa de Jesús. La Velasco era una bestia de la escena y la mujer más camaleónica del universo, así que empezó a hacer revistas de televisión. Como quien no quiere la cosa, pasó de la santidad al vodevil, y de allí a un programa en directo en el Florida Park donde hizo de todo, incluido el dúo de los gatos con Montserrat Caballé. Así era Concha Velasco, que antes había sido Conchita Velasco, la chica yeyé. La misma que nos ha dejado huérfanos, la reina de las tablas, de la pantalla grande, de los platós de televisión, la reina absoluta, una artista total que atravesó con su arte toda la historia contemporánea de España. Bailarina, cantante, actriz, productora, presentadora, mujer comprometida, guerrera y, por encima de todo (así lo atestiguan los que la conocieron), mujer buena, trabajadora y generosa. Una mujer única que siempre ejerció con orgullo como vallisoletana. Por eso su ciudad se lanzó a la calle para despedir a la niña de la calle Recondo y brotaron milagrosamente rosas en torno a la placa que lleva su nombre en el Teatro Calderón, con el “¡Mamá, quiero ser artista!” que tan famosa la hizo. Porque nadie en el mundo se ha reinventado tanto como ella. Todos recordaremos siempre cómo la Conchita Velasco ingenua, yeyé y simpática se transformaba en los años 70 en Concha Velasco, protagonizando obras arriesgadas en las que puso cuerpo y tripas, mostrando su vena más comprometida. Entre otras cosas ella lideró, junto a Juan Diego, las huelgas en el teatro para mejorar las condiciones laborales de los artistas, algo que le supuso muchas críticas, insultos y vetos. Ahora la muchachita de Valladolid, hecha del material de las estrellas, se ha ido para siempre y con ella infinidad de vidas. Se ha muerto La Velasco, pero nos quedan, están con nosotros para toda la eternidad, la Paloma de Las Chicas de la Cruz Roja, la Katy de Historias de la Televisión, la Mapi de Yo soy fulana de tal (su primer desnudo), la Rosalía de Tormento (con aquella escena final en la estación y su “puta, puta, puta”), la Paca de Pim, pam, pum, ¡fuego!, la Purita de La Colmena, la Concha de Yo me bajo en la próxima, ¿y usted?, la Palmira de Más allá del jardín, la sensual Trini de París Tombuctú, con mención especial para la Pilar Esmeralda de La hora bruja, preciosidad de película, una especie de Cinema Paradiso avant la lettre, que le valió a Concha Velasco la Espiga de Oro en la Seminci de 1985. Están también las grandes damas de teatro que interpretó: Madame Rose, la Reina Juana, Serafina della Rose o Hécuba (la Velasco sublime con 74 años incendiando Mérida y estremeciendo al mismísimo Eurípides), sin olvidar sus papeles de mujer fuerte, de raza, de armas tomar en series de TV como la Ángela de Gran Hotel o la Carmen Orozco de Herederos. “Primero, vivir apasionadamente y después morir con belleza”, dijo en La dama del alba. Y en Teresa de Jesús aquello de “Yo no quiero conversación con hombres sino con ángeles”. En eso anda ahora La Velasco.

QOSHE - UNA MUCHACHITA DE VALLADOLID - Vicente Álvarez
menu_open
Columnists Actual . Favourites . Archive
We use cookies to provide some features and experiences in QOSHE

More information  .  Close
Aa Aa Aa
- A +

UNA MUCHACHITA DE VALLADOLID

12 0
09.12.2023

UNA MUCHACHITA DE VALLADOLID

Sábado, 9 diciembre 2023, 18:42

Publicado en El Norte de Castilla el 9 de diciembre de 2023

Era abril de 1984 y media España estaba tras el televisor viendo el octavo capítulo de Teresa de Jesús. Último episodio de la serie en el que la protagonista, una prodigiosa Concha Velasco, físicamente agotada y demacrada, terminaba muriendo en brazos de la Hermana Ana de San Bartolomé. Al día siguiente de la muerte de la monja carmelita que había conmocionado a todo el país, la actriz vallisoletana aparecía en la misma cadena enseñando pierna y cantando “yo soy el águila de fuego”. Concha Velasco había expresado el deseo de no querer ser Chanquete, de no encasillarse en un papel, de que la gente no la recordara únicamente como Teresa de Jesús. La Velasco era una bestia de la escena y la mujer más camaleónica del universo, así que empezó a hacer revistas........

© El Norte de Castilla


Get it on Google Play