Los populistas basan su dominación en la capacidad de sostenerse en el poder por el apoyo popular, medido usualmente en las grandes concentraciones. Petro cree que todos los cambios que caben en su imaginación mesiánica, irresponsable y carente de aplicación práctica seria, puede sacarlos adelante llevándose por encima el orden jurídico y constitucional. Para él, la Constitución del 91 puede tirarse al piso, olvidando la participación del M19 en su construcción. Pero como no fue él, el Dios Petro, quien la promulgó, esta no sirve. Y así sucede con todas las instituciones, muchas de ellas motivo de admiración de la comunidad internacional. Él está convencido de que toda Colombia está dispuesta a echar por la borda la historia y los avances para que el inepto presidente pueda construir, como si fuera un lego de niño rico, la nación a su amaño.

Se equivoca Petro. Cada vez más colombianos desafiamos su soberbia e irresponsabilidad. Hoy marcharemos los millones de nacionales que hemos visto los beneficios del sistema de salud. Que hemos salido de urgencias o de cirugía pagando cifras muy bajas y alta calidad de la medicina. No queremos regresar al modelo estatista donde los pobres tenían que ir al Seguro Social, muchas veces en precarias condiciones tecnológicas y de medicamentos, mientras los que tenían mayor capacidad económica iban a las clínicas privadas. Para evitar el retroceso que busca, por la salud de nuestros padres y nuestros hijos, marcharemos.

Marcharemos para que las fuerzas armadas puedan retomar su dignidad y su entereza.

Para que no haya territorios vedados, pues las tales conversaciones de paz con delincuentes de todos los colores, solo han servido para lacerar el honor militar y fortalecer la guerrilla y los carteles de la droga.

Marcharemos para que las pensiones sean manejadas eficientemente. Sin duda, hay mucho por mejorar para que el subsidio no beneficie las mesadas jugosas, debe buscarse más equilibrio, pero para ello no hay que desbaratar la estructura actual ni desacreditar los fondos privados. Para que haya un manejo serio de las pensiones y se prevea la futura pensión de los jóvenes de hoy, ¡marcharemos!

Para que la economía retome su crecimiento lógico. Para que el sector constructor no siga cayendo como lo ha sido durante 21 meses consecutivos. Para que la meta sea generarle certidumbre al empresariado y este vuelva a ser generador de empleo. Para que haya claridad en el futuro empresarial, marcharemos.

Para que la dinámica de inversión desde el sector público sea una realidad y contribuya con la recuperación del país. No puede ser que haya parálisis en las obras públicas y que todo le esté quedando grande a este gobierno. Tres ejemplos: El Ministerio de la Igualdad solo ha cumplido el 1 % de la inversión. El drama de las familias de Rosas, Cauca, es el mismo de hace 15 meses cuando sucedió la tragedia. Similar sucede en La Guajira, donde la corrupción con los camiones fue más contundente que las soluciones para calmar la sed de los habitantes. Frente a tanta ineficiencia, marcharemos este domingo.

Si a usted, respetado lector, le conmueven las historias de los venezolanos en nuestro país, pregúnteles como ellos vivieron lo que nosotros estamos viendo. Indáguele a ese profesional que hoy es mesero en Colombia o a esa fisioterapista que hace manicura en nuestro país. Marchemos contra tanta ineptitud de un presidente que quiere ser el mesías del mundo, peleando con Israel, Argentina, Ecuador, porque no tiene competencias para gerenciar Colombia. Marchemos hoy en nuestra patria, antes que terminemos marchando en países ajenos, como vemos el drama consecuencia de la izquierda chavista, trasegando indigente por las carreteras de América Latina.

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La calle no es solo suya, Petro

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21.04.2024

Los populistas basan su dominación en la capacidad de sostenerse en el poder por el apoyo popular, medido usualmente en las grandes concentraciones. Petro cree que todos los cambios que caben en su imaginación mesiánica, irresponsable y carente de aplicación práctica seria, puede sacarlos adelante llevándose por encima el orden jurídico y constitucional. Para él, la Constitución del 91 puede tirarse al piso, olvidando la participación del M19 en su construcción. Pero como no fue él, el Dios Petro, quien la promulgó, esta no sirve. Y así sucede con todas las instituciones, muchas de ellas motivo de admiración de la comunidad internacional. Él está convencido de que toda Colombia está dispuesta a echar por la borda la historia y los avances para que el inepto presidente pueda construir, como si fuera un lego de niño rico, la nación a su amaño.

Se equivoca Petro. Cada vez más colombianos desafiamos su soberbia e irresponsabilidad.........

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