Alumnos de una escuela pública catalana, el curso pasado. / RICARD CUGAT

La visita de un grupo de eurodiputados para analizar la inmersión lingüística escolar obligatoria y la posible vulneración de derechos fundamentales ha levantado una reacción de urticaria en el nacionalismo. Para esquivar el fondo del problema, la imposición de una escuela “solo en catalán”, con exclusión del castellano como lengua vehicular, los argumentos se centran en la adscripción política de los visitantes, que mayoritariamente son de derechas, y en la repetición de una serie de consignas. El artículo de las consejeras Simó y Serret es un ejemplo de ese discurso, según el cual, el cuestionamiento del monolingüismo es una ofensiva nada menos que “contra Catalunya”. Seguidamente se enumeran los mantras de siempre, “modelo de éxito”, “consenso social, político y pedagógico”, “garantía de cohesión”, etc. El problema con la inmersión es que todo es mentira. La escuela catalana no es ningún de modelo éxito, sino de fracaso palmario, los datos son irrefutables, aunque evidentemente no solo por culpa del monolingüismo.

La inmersión es una aberración pedagógica y un contra sentido en una sociedad que quiere ser bilingüe. La defensa y promoción del catalán no pasa por la exclusión del castellano como lengua vehicular. La cerrazón de los nacionalistas al impedir un mínimo del 25%, tal como estableció el TSJC, lo que revela es una profunda hispanofobia. Es evidente que se están vulnerando derechos lingüísticos. Qué no diríamos con razón si fuera al revés. No se trata en ningún caso de separar a los alumnos por lengua materna, sino de que ambos idiomas se utilicen con normalidad. La exclusividad del catalán no le favorece, pues se convierte en una lengua antipática, de imposición. Afortunadamente, la salud del catalán es buena, y no necesita del monolingüismo forzado. La finalidad de la inmersión es solo política: extranjerizar al castellano, cuando es la otra lengua de los catalanes, al igual que el catalán es tan español como el castellano. Es contradictorio reclamar el plurilingüismo en España y no aceptar el bilingüismo en Catalunya, que también pasa por la escuela.

QOSHE - Contra la hispanofobia - Joaquim Coll
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Contra la hispanofobia

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26.12.2023

Alumnos de una escuela pública catalana, el curso pasado. / RICARD CUGAT

La visita de un grupo de eurodiputados para analizar la inmersión lingüística escolar obligatoria y la posible vulneración de derechos fundamentales ha levantado una reacción de urticaria en el nacionalismo. Para esquivar el fondo del problema, la imposición de una escuela “solo en catalán”, con exclusión del castellano como lengua vehicular, los argumentos se centran en la adscripción política de los visitantes, que mayoritariamente son de derechas, y en la........

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