De: Rafael Vilca Martinez

La historia de Bolivia nos envuelve en un profundo y doloroso lamento, una tristeza que traspasa el tiempo. Los sueños que una vez ardieron con pasión en los corazones de héroes como Simón Bolívar y Antonio José de Sucre, anhelando con fervor la libertad, hoy yacen en las sombras, convertidos en meras huellas de una utopía distante.
En épocas pasadas, nuestra tierra fue testigo de la opresión impuesta por manos españolas, cadenas que aprisionaron nuestra identidad y aspiraciones. Pero, ¿Acaso nos hemos tropezado nuevamente, esta vez en manos de una casta política que ejerce su dominio sobre el delicado tejido del Estado de Derecho?
La Autonomía es una lucha que merece ser recordada, una historia de valentía que transforma lo que alguna vez se llamó “separatismo” en un acto de liberación genuina. Mencionar nombres como Motete Zamora, Manfred Reyes y Leopoldo Loza, entre otros que llegaron a ser líderes políticos es convocar a un escenario en el que la pasión por la autonomía vibraba en cada latido de corazones intrépidos.
En 2006, enfrentamos el referéndum desafiando comentarios centralistas sobre la autonomía como separación. Con determinación, votamos reconociendo que, a pesar de ser todos bolivianos, nuestras necesidades son diversas. La unidad en la diversidad se convirtió en nuestra bandera, recordándonos que, aunque nuestros caminos difieran, convergen en el bienestar de Bolivia y los bolivianos. El referéndum fue un paso crucial, pero comprendíamos que debíamos construir un cimiento sólido para nuestro sueño: la Constitución Política del Estado como escudo protector de las autonomías anheladas.
Por consiguiente en la Asamblea Constituyente del 2006, comenzó este proyecto de Reforma, en un momento que nos desconocíamos como hermanos Bolivianos, y esperábamos una solución pronta. Algo que estaba muy difícil de pronto suceder, producto de un desacuerdo latente a cada momento de este proceso.
Al culminar los intensos debates, se forjó un borrador de la reforma constitucional, aunque la conclusión definitiva permanecía elusiva. Finalmente, este borrador pasó por el Congreso y, fue sometido a referéndum. El veredicto recaería en las manos del pueblo boliviano, quienes dieron su aprobación a la nueva constitución.
En ese momento, la autonomía quedó inscrita en la norma suprema del país junto con el crucial tema de las competencias.
Pero, ¿Realmente nos dieron una verdadera autonomía? En teoría, sí, ya que la Constitución la reconoce, pero en la práctica, la autonomía implica tres aspectos cruciales: capacidad legislativa para crear normas locales, capacidad económica para gestionar recursos y capacidad política para elegir gobernantes. Aunque la Constitución detalla las competencias de las entidades autónomas en un territorio, la Ley No. 031 limita la autonomía al centralizar la asignación de recursos. ¿Cómo cumplir competencias asignadas si no se puede administrar el propio dinero? La realidad desafía la teoría.
En el año 2009 el clamor de Bolivia se dejó escuchar, y logramos ser autónomos, pero hoy en día es una victoria agria, ya que somos autónomos, pero ¿Realmente podemos llamarnos así?.
Muchas cosas hoy en día siguen centralizadas, el desarrollo que anhelamos depende no solo de nosotros también de los intereses estatales, y hoy en día quizás no estemos muy lejos de nuestro pasado centralista, aún queda un largo camino, donde nuestra esperanza recae en los sueños por los que un día luchamos y seguimos luchando para que nuestra amada Bolivia pueda desarrollarse en el marco de la unidad, la transparencia e independencia.




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LA AUTONOMIA OLVIDADA

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28.02.2024

De: Rafael Vilca Martinez

La historia de Bolivia nos envuelve en un profundo y doloroso lamento, una tristeza que traspasa el tiempo. Los sueños que una vez ardieron con pasión en los corazones de héroes como Simón Bolívar y Antonio José de Sucre, anhelando con fervor la libertad, hoy yacen en las sombras, convertidos en meras huellas de una utopía distante.
En épocas pasadas, nuestra tierra fue testigo de la opresión impuesta por manos españolas, cadenas que aprisionaron nuestra identidad y aspiraciones. Pero, ¿Acaso nos hemos tropezado nuevamente, esta vez en manos de una casta política que ejerce su dominio sobre el delicado tejido del Estado de Derecho?
La Autonomía es una lucha que merece ser recordada, una historia de valentía que transforma lo que alguna vez se llamó “separatismo” en un acto de liberación genuina. Mencionar nombres como Motete Zamora, Manfred Reyes y Leopoldo Loza,........

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