Comunicadora social y escritora

De esta manera, la charla con mis chicos siempre termina en un análisis introspectivo donde salen preguntas como ¿hasta qué punto nos arriesgamos a tomar decisiones o preferimos la comodidad del rebaño? ¿Estamos conscientes de que somos resultados de nuestras decisiones? ¿Qué nos impide tomar decisiones que cambiarían nuestra vida? Con los años aprendí que hay elecciones que nos cambian para siempre y esos cambios duelen. Algunos abren heridas que no cicatrizan ni con el paso del tiempo. Salir de la zona de confort tiene un precio, pero estoy convencida de que vale el sufrimiento o temor inicial; luego, la satisfacción de sabernos amos de nuestro destino trae más satisfacciones que arrepentimientos. Alguna vez escuché que si el objetivo no te desafía de tal manera que te hace temblar las piernas de miedo, debes cambiar de meta, y he comprobado que es así.

Por tanto, en este último mes del año, en lugar de largas listas cargadas con propósitos que no cumpliremos, propongo tomar decisiones. Así el miedo a equivocarnos aparezca como freno, lancémonos a la vida. No hay tiempo para perder, basta de seguir junto a personas que no nos hacen felices, de ver películas malas porque ya pagamos la entrada, de leer libros que no nos gustan, de mantener amistades por compromiso o de asistir a lugares que no deseamos. Seamos felices con los recursos que tenemos y dejemos de esforzarnos por demostrarle a los demás que somos buenas personas.

En ese mismo orden es necesario también mantenernos en las decisiones de vida que hemos tomamos. Hace poco una persona querida me contaba que le costaba mucho mantenerse en contacto cero con alguien que quiso mucho porque, como dice la canción, la costumbre es más fuerte que el amor; sin embargo, es fundamental respetar lo decidido, y aunque duelan un tiempo, será lo mejor para nuestra salud mental y paz emocional. Crucemos sin temor la puerta de las decisiones y tengamos la valentía para mantenernos firmes en ellas. Corolario, me quedo con las palabras de Nelson Mandela: “Que tus decisiones reflejen tus esperanzas, no tus temores”.