Después del 13 de agosto, todo el arco de lo imaginable declaró su apoyo a Sergio Massa desde la izquierda hasta figuras de derecha que cabría calificar de ultras. Mas sintomático es lo que sucede por fuera de la política: los clubes de barrio, figuras clásicas de la cultura hasta las Swifties; franjas de la Iglesia Católica y seguidores del grupo coreano k-pop BTS o la Federación Argentina de Iglesias Evangélicas.

Inclusive los seguidores del manga —otakus— exhibieron un nivel de conciencia nacional que no tiene la burguesía local, siempre bien predispuesta a rifar el país si eso implica un beneficio para su bolsillo. En un comunicado mas comprometido con los intereses del país que lo que pueden escribir las asociaciones empresarias, los otakus señalaron que “la dolarización de la economía haría que se actualicen los precios a un valor muchísimo mayor al que están en este momento lo cual haría prácticamente imposible el consumo de manga. Los precios más baratos serán los mangas que se traigan del exterior afectando a las industrias nacionales y obligándonos a no leer en nuestro idioma”.

El desempaño de Milei desde las elecciones generales fue llamativamente pobre y quedó ilustrado en el debate entre el candidato de La Libertad Avanza y Unión por la Patria. Milei fue tan perdedor como se puede serlo, en un debate cuyo formato no busca nutrir a la democracia —como gustan creer sus promotores— sino que es parte de aquello que la erosiona.

Pocas semanas antes de la elección Milei había recibido el apoyo de un sindicalista empresario —cabría agregar corrupto y mafioso— del peronismo, José Luis Barrionuevo. Su acercamiento aportaba una estructura político clientelar destinada a fiscalizar las elecciones. Después de la derrota, Barrionuevo retiró su apoyo, y en el pase de facturas surgió que no aportó los fiscales que prometió.

Pocos subrayaron que Barrionuevo a finales de la década de los 90 fue el primer padrino político de fuste que tuvo el entonces joven Sergio Massa. ¿Fue un caballo de Troya? La sospecha se extiende a decenas de integrantes de La Libertad Avanza (LLA). Carlos Maslatón es un liberal de larga trayectoria en la escena nacional. Fue integrante de LLA hasta que el circulo de Milei lo excluyó. El lunes después del debate, confirmó que Massa financió a Milei en la hipótesis de que la existencia y el crecimiento electoral de su figura, restaría votos a la oposición tradicional de derecha, Juntos por el Cambio. Es un secreto muy publicitado. La particularidad es que Maslatón lo confirmó de primera mano.

El único apoyo sustantivo que recibió Milei después de la elección fue la de un afamado “capobastone”, Mauricio Macri. El expresidente acercó la única fracción de la burguesía local que se encolumna con Milei, y modificó el alineamiento de dos canales televisivos que hasta ese momento militaban contra Milei y desde entonces —principalmente uno de ellos, La Nación+— se convirtió en su tribuna predilecta.

El apoyo de Macri seria mejor describirlo como golpe de estado ejecutado de manera preventiva, antes de ganar la elección. Además de ser expresidente, Macri es una figura enormemente poderosa y oscura, que controla decenas de palancas de poder en el país. La forma de concretar ese entuerto fue muy propia de su figura. Macri y Milei se reunieron en casa del primero —una forma de graficar las relaciones de fuerza entre ambos— e iniciada la reunión comenzaron a caer colaboradores de Macri, que iban sin saber que se encontrarían con Milei. Mientras estos tiburones nadaban a su alrededor, Milei había asistido solo con su hermana, carente de toda experiencia política.

Todo esto ocurre con el trasfondo de un país cuya realidad —¿hasta ahora?— es muy poco propicia para que una personaje como Milei prospere. En los últimos 100 años de historia los liberal-conservadores solo pudieron ganar una elección —limpia— en 2015. Antes de eso había que remontarse al momento previo a la democratización del sistema político, en 1912 para encontrar su triunfo. La amplitud de la reacción popular contra Milei, algo que ocurre por estas horas y que se refleja en miles de micro-acciones realizadas por personas no encuadradas en estructuras políticas, expresa esa reserva histórica, un reflejo de autopreservación popular que perdura, a pesar de que la dirigencia política que debería representar esa tradición, no hace mas que debilitarla desde hace décadas.

La sociedad argentina, en un momento de parálisis como el actual, conserva en estado latente una capacidad de movilización que en Sudamérica solo iguala Bolivia (por las últimas dos décadas habria que sumar a Venezuela). Aún en la deblace que estamos transitando, Argentina cuenta con una militancia potencialmente decisiva que no pesa políticamente. Ese trasfondo sobredetermina toda la escena y modificarlo es condición sine qua non para que el país deje de arrastrarse en el lecho de la decadencia.

Cualquiera que sea el resultado del domingo la configuración que tuvo la escena política en las últimas dos décadas, está terminada y arranca un período de realineamientos que ya empezó. Lo que hasta ahora era la derecha, quedará agrupada en un polo al que debemos sumarle el prefijo ultra, ya sin el contrapeso que ejercían sectores republicanos y socialdemócratas. La mayor amenaza, tanto en caso de derrota como de triunfo, no proviene de la figura de Javier Milei, un personaje inestable y muy particular, que seguramente mas temprano que tarde será corrido de la escena. Desde las elecciones generales comienza a tomar forma un eje de poder articulado en torno a su candidata a vicepresidenta, Victoria Villarruel y el ya mencionado Mauricio Macri. En esa dupla radica la posibilidad de darle consistencia, poder y perdurabilidad a lo que hasta ahora es un fenómeno gelatinoso.

Villaruel dedica su vida a la defensa de genocidas de la última dictadura. La incógnita es su capacidad de traccionar un sector relevante de las fuerzas armadas para apoyar ese proyecto. Por su parte Mauricio Macri representa un sector internacionalizado de la burguesia local. Dicho rápidamente, con los peligros de malinterpretación que conlleva, fue esa confluencia de fuerzas sociales la que dio lugar a la dictadura de 1976. En cualquier caso, enfrentar y restar base social a esa fuerza en crecimiento será la prioridad para después de la elección. El resultado electoral modifica en qué condiciones y con qué instrumentos se cuenta para realizar esa tarea prioritaria. Aventurar qué ocurriría en caso de que gane Milei es poco menos que imposible, se trata de un viaje a lo desconocido.

QOSHE - Argentina frente al abismo - Pablo Gandolfo
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Argentina frente al abismo

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19.11.2023

Después del 13 de agosto, todo el arco de lo imaginable declaró su apoyo a Sergio Massa desde la izquierda hasta figuras de derecha que cabría calificar de ultras. Mas sintomático es lo que sucede por fuera de la política: los clubes de barrio, figuras clásicas de la cultura hasta las Swifties; franjas de la Iglesia Católica y seguidores del grupo coreano k-pop BTS o la Federación Argentina de Iglesias Evangélicas.

Inclusive los seguidores del manga —otakus— exhibieron un nivel de conciencia nacional que no tiene la burguesía local, siempre bien predispuesta a rifar el país si eso implica un beneficio para su bolsillo. En un comunicado mas comprometido con los intereses del país que lo que pueden escribir las asociaciones empresarias, los otakus señalaron que “la dolarización de la economía haría que se actualicen los precios a un valor muchísimo mayor al que están en este momento lo cual haría prácticamente imposible el consumo de manga. Los precios más baratos serán los mangas que se traigan del exterior afectando a las industrias nacionales y obligándonos a no leer en nuestro idioma”.

El desempaño de Milei desde las elecciones generales fue llamativamente pobre y quedó ilustrado en el debate entre el candidato de La Libertad Avanza y Unión por la Patria. Milei fue tan perdedor como se puede serlo, en un debate cuyo formato no busca nutrir a la democracia —como gustan creer sus promotores— sino que es parte de aquello que la erosiona.

Pocas semanas antes de la elección Milei había recibido el apoyo de un sindicalista empresario —cabría agregar corrupto y mafioso— del peronismo, José Luis........

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