En algunos días resaltaremos nuevamente a las víctimas del conflicto armado colombiano. Se decidió por una ley que el 9 de abril debíamos recordarlas, como si necesitáramos obligarnos a tener memoria y solidaridad con quienes han sufrido la guerra. Una semana antes se conmemora el día de los veteranos de Vietnam en los Estados Unidos, y tres meses después se honra a los inválidos y muertos vietnamitas en todas sus batallas.

(También le puede interesar: La ruta energética)

Estos últimos dos países parecieran ser ejemplos de cómo procesar el trauma colectivo, aprovechar la identidad nacional y el sentido de pertenencia en la recuperación posconflicto.

A los vietnamitas los une el pho (aunque no sea ancestral), el arroz que resistió los gases venenosos que quemaban árboles, contaminaban agua y dañaban cosechas de casi todo. Los conecta su idioma y la centena de palabras de origen francés que heredaron; el recuerdo de sus ancestros y abuelos criadores. También su tremenda persistencia por memorizar todo, y el místico salpicón de valores tradicionales, taoístas, budistas, socialistas, confucionistas y de Occidente.

A los americanos los une su faro de libertad, democracia y legalismo. Sus símbolos patrios los atan unos a otros, así como el recuerdo de sus triunfos y derrotas que son la herencia enseñada, que repiten con orgullo hasta graduarse como americanos. Los conectan sus creencias compartidas y las instituciones que les proveen seguridad y destino.

De las dos, Vietnam es más parecida a Colombia por su biodiversidad, geografía, nivel de desarrollo y por sus víctimas.

La guerra que terminó en 1954 dejó 427.000 vietnamitas muertos, entre civiles y combatientes; la que culminó en 1975, más de tres millones, y la que acabó en 1979, más de 10.000. Por nuestro lado, el conflicto armado y el terrorismo han causado la muerte de cerca de 500.000 colombianos y han desplazado a siete millones. Con una diferencia notable, acá la beligerancia ha sido entre nosotros. Los victimarios y las víctimas comparten raíces, familias y tierra. Los mismos contra los mismos.

Hemos sido esa serpiente que se come la cola, autodestruyéndose, envenenándose. El ciclo eterno de lucha. Como en las batallas de independencia en las que los generales acordaban antes de la batalla un saludo a los familiares y amigos que peleaban en el bando contrario. Lloraban, se despedían y luego se mataban.

La cohesión comunitaria, resiliencia y adaptación de americanos y vietnamitas ha jugado un papel crucial en la recuperación y el progreso de estos países tras las guerras. Pareciera que su sociedad valora particularmente la unidad nacional y el sacrificio por el bien común, principios que, según el historiador Jared Diamond, son fundamentales para que un país pueda embarcarse en un proceso de renovación y recuperación.

Acá es diferente. Colombia muestra una diversidad cultural amplia pero compleja, con marcados contrastes regionales que han dificultado la formación de una identidad unificada. Esta fragmentación se refleja, entre otras cosas, en la dificultad para alcanzar acuerdos duraderos, en el aumento de sentimientos regionalistas, descentralización y en la falta de implementación de políticas que atiendan equitativamente las necesidades de todas las regiones y grupos étnicos.

La recuperación que han tenido Estados Unidos y Vietnam sugiere que, más allá de las causas y naturalezas de los conflictos, factores como la identidad, los valores comunes y la cohesión social son importantes para la gestión de las lesiones sociales. Nos muestran que la capacidad de una nación para redefinirse y unirse en torno a un solo proyecto lleva a la superación de las heridas de la guerra y permite avanzar hacia un lugar reconciliado donde tengamos más que una fecha para recordar a las víctimas que fueron olvidadas cuando aún vivían.

QOSHE - Las heridas de guerra - Alejandro Riveros González
menu_open
Columnists Actual . Favourites . Archive
We use cookies to provide some features and experiences in QOSHE

More information  .  Close
Aa Aa Aa
- A +

Las heridas de guerra

17 0
02.04.2024
En algunos días resaltaremos nuevamente a las víctimas del conflicto armado colombiano. Se decidió por una ley que el 9 de abril debíamos recordarlas, como si necesitáramos obligarnos a tener memoria y solidaridad con quienes han sufrido la guerra. Una semana antes se conmemora el día de los veteranos de Vietnam en los Estados Unidos, y tres meses después se honra a los inválidos y muertos vietnamitas en todas sus batallas.

(También le puede interesar: La ruta energética)

Estos últimos dos países parecieran ser ejemplos de cómo procesar el trauma colectivo, aprovechar la identidad nacional y el sentido de pertenencia en la recuperación posconflicto.

A los vietnamitas los une el pho (aunque no sea ancestral), el arroz que resistió los gases venenosos que quemaban árboles, contaminaban agua y dañaban cosechas de casi todo. Los conecta su idioma y la centena de palabras de origen francés que heredaron; el recuerdo de sus........

© El Tiempo


Get it on Google Play