España es para nosotros y para Hispanoamérica un llamado irrenunciable a la gratitud. A España debemos la religión, la lengua, gran parte del legado cultural y de nuestras tradiciones. Es en este mundo globalizado, la puerta de entrada para Europa y lo que este continente representa en el universo de la ciencia, la cultura, el arte y los nuevos rumbos de la humanidad. España figura en mi lista de países indispensables a la hora de un turismo serio y gratificante. Me encantan los pueblos pequeños más bellos de España, cuya lista aumenta constantemente. Constituyen un viaje al pasado, a las tradiciones, a la vida simple y vivificante, al aire puro, a la arquitectura ancestral, a la paz.

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He visitado muchos, algunos de ellos perdidos en los repliegues de los Pirineos, montañas que considero las más intimistas de la Tierra. En estos pueblos se levantan bellas iglesias románicas que encarnan la total simplicidad y belleza del arte medieval. En el País Vasco, a orilla del mar, los pueblitos son muy pintorescos. Nombro solo dos de los pueblos más bellos de España: Albarracín y Santillana del Mar.

Para extasiarse mirando las grandes catedrales góticas: Burgos, León, Sevilla, Barcelona y en esta ciudad, las maravillas de Gaudí, entre ellas la Sagrada Familia; centenares de iglesias y palacios góticos; ciudades muy hermosas como Sevilla, Burgos, Valencia, Bilbao, San Sebastián... España, tierra de celebraciones de fama mundial: las Fallas, los Sanfermines, el Tributo de las Tres Vacas, el Misterio de Obanos, las Fiestas de Moros y Cristianos... Las manifestaciones espectaculares de la Tierra en los Pirineos, los Picos de Europa, el Torcal de Antequera, la Ciudad Encantada de Cuenca, las Bardas Reales, la Garganta Divina del Cares, el Caminito del Rey, la isla de Lanzarote, bosques encantados como el de Garajonay y el de Irati, considerado este como el más bello de Europa con sus árboles caducifolios que pintan de todos los colores el otoño. España es todo esto y mucho más que no alcanzo aquí a describir.

Marruecos, mi país preferido, el país de mis sueños. Visitarlo y después morir, o mejor vivir de la inmensa felicidad de conocer el país preferido por escritores y pintores que proclaman que su luz es la más poética y evocadora. Desde Delacroix y los impresionistas hasta los 300 artistas que cada año se reúnen en Ifrity a entregarse a su oficio bajo la mágica luz del país.

Marruecos ofrece a sus visitantes el encanto y el exotismo de la Ruta de las Mil Kasbahs, vía que lleva al desierto y tiene la maravilla de estas construcciones tradicionales de ladrillo rojo que parecen sacadas de Las mil y una noches. Una de ellas, la de Ait Ben Hadou, Patrimonio de la Humanidad, ha sido sede de más de 15 superproducciones del cine mundial. Las dunas de Erg Chebbi son quizás las más bellas y sugerentes del Sahara. Marrakech, mítica ciudad, es la joya de la corona. Casablanca es doblemente famosa, por la célebre película y por la reunión de los líderes de las potencias durante la Segunda Guerra Mundial. Las medinas, ciudades antiguas dentro del casco de las modernas, atraen por su magia y singularidad. Marruecos me daría para muchos artículos de prensa y evocaciones.

Indonesia es un conjunto de 17.000 islas y 1.300 etnias. Según algunos es el segundo país más megadiverso del mundo, después de Brasil. Según la mayoría, el segundo es Colombia. Indonesia es un país de extraordinaria belleza en selvas, playas, volcanes. Alberga 7 patrimonios de la humanidad, entre ellos la isla del dragón de Komodo. Indonesia es un paraíso de la naturaleza. El mundo se abre, lleno de bellezas.

QOSHE - Marruecos, España e Indonesia - Andrés Hurtado García
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Marruecos, España e Indonesia

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10.04.2024
España es para nosotros y para Hispanoamérica un llamado irrenunciable a la gratitud. A España debemos la religión, la lengua, gran parte del legado cultural y de nuestras tradiciones. Es en este mundo globalizado, la puerta de entrada para Europa y lo que este continente representa en el universo de la ciencia, la cultura, el arte y los nuevos rumbos de la humanidad. España figura en mi lista de países indispensables a la hora de un turismo serio y gratificante. Me encantan los pueblos pequeños más bellos de España, cuya lista aumenta constantemente. Constituyen un viaje al pasado, a las tradiciones, a la vida simple y vivificante, al aire puro, a la arquitectura ancestral, a la paz.

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He visitado muchos, algunos de ellos perdidos en los repliegues de los Pirineos, montañas que considero las más intimistas de la Tierra. En estos pueblos se........

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