¿Por qué atrae el crimen? Quizá no haya otro género más seductor para el formato audiovisual. En las plataformas digitales tipo Netflix, es una de las palabras más repetidas, ‘El crimen perfecto’, ‘Historia de un crimen’, ‘Crimen y venganza’... y no se diga en prensa, donde las noticias que matan estilistas o un hermano o la misma mamá se roban titulares, y los medios, en general, todos los días nos despiertan o mandan a la cama con las violaciones de menores y asesinatos de grupos terroristas. Colombia tiene sintonía perfecta con el crimen.

Se cumplen 30 años de la muerte de Pablo Escobar, y los medios no han escatimado esfuerzos para recrear el capo. Un programa de opinión me preguntó: ¿qué significaba este monstruo del mal para Colombia y qué consecuencias ha tenido en la traquetización del país? En la medida en que asesinaba más y más, Pablo se iba convirtiendo en la bestia del mal y por tanto identificaba al demonio.

La serie el ‘Patrón del mal’ escenifica su perfil: frío y asesino, pero con la virtud de Robin Hood de querer ayudar los pobres, lo que deja ver las estrategias de compensación del sicariato nacional, que mata y luego le piden perdón a la Virgen. El gran trabajo actoral de Andrés Parra encarnando a Pablo lo puso en una situación compleja, librarse del cuerpo del asesino. Idéntica confesión hizo Marlon Brando luego de representar al Padrino. ¿Se puede uno imaginar lo que significa encarnar a un asesino públicamente reconocido? Encarnar el mal es ir contra la moral pública, pero he ahí la paradoja: en el espectáculo, el mal atrae más que el bien. Eso pasó entre Batman y el Guasón en ‘El caballero de la noche’, el malo del Guasón superó en gusto y en taquilla al paladín del bien.

¿Sirve el arte para sanar, bajo aquel principio griego en el que los espectadores encuentran reconciliación en una representación que recorre una perversión humana, la catarsis social? Hay una diferencia: en la representación aristotélica se podía apreciar al criminal recibiendo un castigo. ¿Acaso se logra catarsis social en las tramas de hoy, cuando los criminales campean sin castigo y más bien el capo aparece como modelo aspiracional?

El ‘sex-appeal’ de Pablo brilla: macho, rico, poderoso, rodeado de reinas y presentadoras de TV y con una característica fulminante: no perdona. Más que la traquetización, su legado es otro: la maldad pos-Escobar se toma las representaciones nacionales y no se ve el castigo.

ARMANDO SILVA
ciudadesimaginadas@gmail.com

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