Ante la fatiga causada por los atropellados acontecimientos del diario vivir, debería apreciarse mejor la forma lenta como transcurren los tiempos históricos.

Esta es una de las sabias observaciones contenidas en el último libro de Adolfo Meisel Roca, Un observador del Caribe (Barranquilla, 2023). Como escritor, Adolfo es más conocido por sus trabajos rigurosos sobre economía e historia de Colombia. Este volumen, sin embargo, recoge una selección de sus columnas de opinión publicadas en El Espectador entre 2008 y 2013 y 2018 y 2020, cuando abordó una gran variedad de temas que conservan plena actualidad.

Son observaciones desde el Caribe, donde ha transcurrido buena parte de su vida profesional –en Cartagena, al frente de la sede del Banco de la República; más recientemente en Barranquilla, como rector de la Universidad del Norte–. Pero son observaciones de significado nacional, sobre todo por sus reflexiones sobre la desigualdad, el hilo que ata la diversidad temática de sus columnas.

Colombia tiene uno de los más altos índices de desigualdad en el mundo. Es una desigualdad que, como Meisel Roca ha insistido en sus obras académicas, tiene raíces regionales. Acompañada, claro, de pobreza. En ambos, se destaca un “patrón de centro-periferia”, donde la última está compuesta por el Caribe, el Pacífico, la Orinoquia, la Amazonia y Norte de Santander. Por ello, cerrar la brecha entre el centro y la periferia tendría que ser una fórmula para combatir los problemas de la desigualdad social.

En vez de reducirse, la brecha sigue ampliándose. Según Meisel Roca, “uno de los determinantes más importantes” de tal desigualdad se encuentra en las “diferencias en los niveles de capital humano”. De allí el significado de invertir prioritariamente en educación.

El Caribe y las otras regiones periféricas en Colombia sirven muy bien para ilustrar el problema. El número de analfabetos en estas regiones sigue siendo extraordinario. Eliminar el analfabetismo tendría que ser posible.

Meisel Roca critica la prioridad que se ha dado con frecuencia a otros proyectos, como el otorgado en momentos a la construcción de un tren de alta velocidad entre Santa Marta, Barranquilla y Cartagena, malgastándose recursos con los que se podría eliminar el analfabetismo. En 2010 estimaba que el costo de erradicar el analfabetismo en la costa Caribe equivalía a la inversión en menos de 60 kilómetros de “carretera asfaltada, en terreno plano, de doble carril”.

Ha sido una equivocación histórica de la dirigencia regional, incluso en ocasiones de importantes esfuerzos colectivos, como el de la Liga Costeña de 1919, cuando las obras de infraestructura y otras preocupaciones económicas acaparaban todas las atenciones. Vanos esfuerzos, que fracasaron además por “no haber buscado soluciones al problema más apremiante de la región: su enorme rezago en capital humano”.

La educación y la cultura deberían estar en el centro de las políticas para hacerles frente con éxito a tan enormes retos sociales. Ocupan el centro de las reflexiones de Meisel Roca.

Tejidas a través de sus preocupaciones con la desigualdad, las columnas de Adolfo Meisel Roca recorren la geografía colombiana para ofrecer retratos no solo de problemas, sino de posibilidades y logros: el Jardín Botánico en Cocoplum Bay en San Andrés, el Museo Etnoarqueológico de los Montes de María, los festivales culturales en Cartagena, la Biblioteca Nacional de Colombia, los hallazgos arqueológicos en Chiribiquete...

Su espíritu es optimista, de fe en el progreso, con visión del porvenir. Están escritas con soltura, calidez, sentido del humor, y generosidad intelectual.

EDUARDO POSADA CARBÓ

(Lea todas las columnas de Eduardo Posada Carbó en EL TIEMPO, aquí)

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Caribe y periferias

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22.03.2024
Ante la fatiga causada por los atropellados acontecimientos del diario vivir, debería apreciarse mejor la forma lenta como transcurren los tiempos históricos.

Esta es una de las sabias observaciones contenidas en el último libro de Adolfo Meisel Roca, Un observador del Caribe (Barranquilla, 2023). Como escritor, Adolfo es más conocido por sus trabajos rigurosos sobre economía e historia de Colombia. Este volumen, sin embargo, recoge una selección de sus columnas de opinión publicadas en El Espectador entre 2008 y 2013 y 2018 y 2020, cuando abordó una gran variedad de temas que conservan plena actualidad.

Son observaciones desde el Caribe, donde ha transcurrido buena parte de su vida profesional –en Cartagena, al frente de la sede del Banco de la República; más recientemente en Barranquilla, como rector de la Universidad del Norte–. Pero son observaciones de significado nacional, sobre todo por sus reflexiones sobre la........

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