Creo que en otra ocasión ya lo había dicho para el caso del año que termina: las proyecciones económicas se hacen para hacer ver a las de los astrólogos respetables.

A finales del año 2022, casi la totalidad de las proyecciones predecían una recesión en los Estados Unidos. La realidad a finales del 2023 fue muy diferente, al crecer la economía a una tasa anualizada de cerca del 6 %, algo que no había ocurrido en décadas.

Antes de hacer proyecciones, una primera consideración es la importancia de distinguir entre riesgo, volatilidad e incertidumbre. En el caso del primero, el resultado no se conoce, pero si la distribución de probabilidades. La volatilidad es una medida estadística de la variación de los resultados. La incertidumbre no es directamente observable, con los resultados y la distribución de probabilidades desconocidos (ver P. Jefferson, “Elevated Economic Uncertainty: Causes and Consequences”, FED Board, 14 de noviembre de 2023).

De allí que con tantas incógnitas hacer proyecciones sea muy difícil, más aún cuando los intentos por medir la incertidumbre sufren de doble causalidad, es decir, ¿existe preocupación e incertidumbre por el comportamiento de algunos indicadores, o es la incertidumbre la que causa dicho comportamiento? Tratar de descifrar la incertidumbre a través de encuestas, mediciones de variables del mercado o modelos econométricos tampoco es ideal. Usando diferentes técnicas y modelos, los bancos centrales establecieron que las medidas de incertidumbre alcanzaron su pico al comienzo de la pandemia y, a pesar de haberse reducido, han permanecido elevadas, especialmente con relación a la trayectoria de la inflación. Para completar, diferentes indicadores de incertidumbre tienden a dar resultados que difieren en intensidad.

¿Qué causa aumentos en la incertidumbre? Una conclusión es que es más fácil hacer predicciones cuando nos encontramos en una economía en crecimiento, sin amenazas inmediatas de shocks petroleros, atentados terroristas, guerras o epidemias. Una interpretación es que los modelos econométricos son muy malos para predecir “puntos de inflexión” de las variables económicas. De otra parte, es probable que eventos severos y únicos (i. e.; el covid 19) hayan producido cambios estructurales, duraderos o permanentes, que hacen aún más difícil efectuar proyecciones, máxime cuando las mismas decisiones de política económica son confusas o incoherentes, y los rezagos en su impacto aumentan la incertidumbre.

No se pueden hacer proyecciones fuera del contexto económico específico, sin un análisis previo del origen o causas de la inflación

Elevada la incertidumbre lleva a diferir las decisiones de inversión de las empresas y los individuos y a exigir mayores tasas de remuneración (interés) para compensar la mayor dispersión (rentabilidad) de los posibles resultados, afectando la tasa de crecimiento de la economía.

¿Cómo debe responder la política económica a una mayor incertidumbre? Se sugiere en la literatura económica dos enfoques contradictorios: un mayor gradualismo (hacer menos, ‘attenuation principle’ en inglés) o, por el contrario, ante la imposibilidad de establecer probabilidades, aplicar un remedio aún más fuerte (‘anti-attenuation’- ‘do whatever it takes’). Nadie sabe cuál es la mejor solución, ante lo cual habrá que seguir una estrategia flexible de “prueba y error”.

Ante estas dificultades, los bancos centrales están evaluando, a través de post-mortems, por qué fallaron estrepitosamente en proyectar la elevada inflación del 2022-2023. Un mea culpa del ECB atribuye las deficiencias a utilizar “modelos de libros de texto”, en vez de desarrollar escenarios alternativos, con políticas contingentes, dependiendo de la evolución de las variables económicas, con análisis de sensitividad, en vez de proyecciones puntuales (ver ‘Central banks rethink forecasting failures’, FT, Diciembre 29, 2023).

No hay una solución perfecta, pero sí un llamado a producir más y mejores indicadores anclados en la realidad, y a observar cómo se transmiten las señales de, por ejemplo, los mercados mayoristas a los minoristas y al consumidor, y entender el poder de mercado de los intermediarios para elevar sus márgenes.

En Europa las proyecciones de inflación se equivocaron de plano con relación a los precios de los productos energéticos y por suponer que los precios del petróleo y el gas se moverían en paralelo, errores que explican el 75 por ciento de la falla en la proyección. Hacia adelante tendrán que prestar más atención a las variables fiscales y salariales como factores que contribuyen o atenúan la inflación esperada y ser más humildes acerca de la exactitud de sus proyecciones y pretender saber lo que no saben!

Finalmente, no se pueden hacer proyecciones fuera del contexto económico específico, sin un análisis previo del origen o causas de la inflación. Para Estados Unidos, Allianz Research ha descompuesto el 9 por ciento de caída en la inflación anualizada desde el segundo trimestre del 2022 en: 5,5 por ciento atribuible al lado de la oferta (‘supply chains’), sobre lo cual no pueden hacer mayor cosa los bancos centrales; 2,7 por ciento a las señales del FED (anclando la inflación en un 2 por ciento); y solo un 2,2 por ciento a una contracción de la demanda por mayores tasas de interés (con algo de doble conteo de estas dos últimas causas). Sin este tipo de comprensión del fenómeno inflacionario no es posible acertar en las proyecciones (ver, T. Parikh, ‘Why team transitory is still wrong over central bank action to fight inflation’, FT, 28 de diciembre de 2023).

FERNANDO MONTES NEGRET

QOSHE - El arte de hacer proyecciones - Fernando Montes Negret
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El arte de hacer proyecciones

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04.01.2024

Creo que en otra ocasión ya lo había dicho para el caso del año que termina: las proyecciones económicas se hacen para hacer ver a las de los astrólogos respetables.

A finales del año 2022, casi la totalidad de las proyecciones predecían una recesión en los Estados Unidos. La realidad a finales del 2023 fue muy diferente, al crecer la economía a una tasa anualizada de cerca del 6 %, algo que no había ocurrido en décadas.

Antes de hacer proyecciones, una primera consideración es la importancia de distinguir entre riesgo, volatilidad e incertidumbre. En el caso del primero, el resultado no se conoce, pero si la distribución de probabilidades. La volatilidad es una medida estadística de la variación de los resultados. La incertidumbre no es directamente observable, con los resultados y la distribución de probabilidades desconocidos (ver P. Jefferson, “Elevated Economic Uncertainty: Causes and Consequences”, FED Board, 14 de noviembre de 2023).

De allí que con tantas incógnitas hacer proyecciones sea muy difícil, más aún cuando los intentos por medir la incertidumbre sufren de doble causalidad, es decir, ¿existe preocupación e incertidumbre por el comportamiento de algunos indicadores, o es la incertidumbre la que causa dicho comportamiento? Tratar de descifrar la incertidumbre a través de encuestas, mediciones de variables del mercado o modelos econométricos tampoco es ideal. Usando........

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