La ruptura de la coalición inicial de Petro ocurrió no solo a raíz de la negativa del establecimiento político de apoyar la reforma de la salud. Ocurrió también por la salida de los tecnócratas de su gobierno. Se suponía que los Ocampo, López, Gaviria y González iban a matizar las propuestas de cambio, de modo que no llevaran a que las tendencias más radicales del activismo propusieran transformaciones sin base en cálculos factibles dados los medios y los recursos disponibles.

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Los tecnócratas salieron por la puerta de atrás. Se impusieron las visiones de los activistas, que en el fondo eran las mismas de Petro sobre la naturaleza del cambio social al que aspira para Colombia. Por eso, en algo tenía razón Petro cuando sostuvo que los tecnócratas de la coalición no estaban sintonizados con su política, sin que esto quiera decir que sus recomendaciones fueran técnicamente erradas.

La tecnocracia no es ideológicamente neutra. La columna de Pearce y Velásquez en La Silla Vacía muestra muy bien cómo la tecnocracia que ha predominado en los gobiernos colombianos ha actuado bajo principios muy específicos: liberales, gradualistas, ortodoxos “en el manejo macroeconómico”. No han sido, como sugieren algunos, unos funcionarios aplicados que plantean las políticas públicas más eficientes a partir de las mejores alternativas posibles sin considerar criterios políticos.

Algunos de estos tecnócratas trabajaron con distintos gobiernos porque las diferencias ideológicas entre mandatos no reñían sustancialmente con sus visiones generales sobre el manejo de las políticas públicas. Pero que haya predominado determinado tipo de tecnocracia en Colombia no implica que esta tenga una ideología única. Existen tecnócratas con principios políticos de todo tipo. En la Unión Soviética, por ejemplo, la tecnocracia manejaba una economía centralmente planificada comprometida con el socialismo, valores totalmente opuestos a los de los tecnócratas liberales.

El problema de Petro no es de por sí contra la técnica especializada como herramienta de gobierno. El problema es que no dispone de una tecnocracia con valores progresistas que transforme su proyecto de cambio social en propuestas concretas de políticas públicas. La tecnocracia más a la izquierda del país no le sirvió, estaba lejos de sus premisas ideológicas, demasiado liberal o socialdemócrata para su gusto. En sus filas más cercanas no existen suficientes técnicos especializados que le permitan sintonizar su modelo de cambio con un manejo racionalizado de las finanzas públicas, proponer un modelo de transición a energías limpias acorde con la minería necesaria para la transición, organizar una burocracia que evite que la estatización del sistema de salud derive en ineficiencia y corrupción, y así en muchos otros temas en que el voluntarismo de los activistas es propenso a diseños institucionales que se estrellan con la realidad.

De hecho, la frustración de Petro por no lograr cumplir metas de cambio social en el corto plazo va más allá de la tecnocracia. Se lamenta porque la burocracia tampoco le copia. La función de la burocracia es ejecutar las políticas de los gobiernos dentro de las normas del estado. Petro no ha podido transformar su discurso en lineamientos de acción que ejecuten los burócratas. Es una tarea compleja, la maquinaria estatal es enorme y para alterar su funcionamiento requiere rediseño de funciones, capacitación, inversiones y, sobre todo, contar con un marco legal que institucionalice las nuevas funciones.

Los políticos son necesarios para comprometer a una sociedad con cambios en su rumbo, pero el discurso es insuficiente si el líder político no construye la tecnocracia y la burocracia necesarias para esos cambios. Mucho menos si las gradúa de enemigas políticas.

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Tecnócratas y burócratas

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13.03.2024
La ruptura de la coalición inicial de Petro ocurrió no solo a raíz de la negativa del establecimiento político de apoyar la reforma de la salud. Ocurrió también por la salida de los tecnócratas de su gobierno. Se suponía que los Ocampo, López, Gaviria y González iban a matizar las propuestas de cambio, de modo que no llevaran a que las tendencias más radicales del activismo propusieran transformaciones sin base en cálculos factibles dados los medios y los recursos disponibles.

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Los tecnócratas salieron por la puerta de atrás. Se impusieron las visiones de los activistas, que en el fondo eran las mismas de Petro sobre la naturaleza del cambio social al que aspira para Colombia. Por eso, en algo tenía razón Petro cuando sostuvo que los tecnócratas de la coalición no estaban sintonizados con su política, sin que esto quiera decir que sus recomendaciones fueran técnicamente........

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