Vuelvo a los jóvenes. Comprender lo que piensan y sienten es definitivo en un país en el que alrededor de 12 millones de colombianos, es decir, el 26 por ciento de la población, tienen entre 14 y 30 años. Por eso, el programa Jóvenes Resilientes, de ACDI VOCA, Usaid y la Universidad Javeriana, encuestó a más de 5.000 jóvenes en 30 municipios de la Colombia rural y urbana.
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¿Cuántas veces han oído ustedes a los políticos decir a su acomodo que “la juventud está inconforme y por eso se toma las calles para marchar contra el establecimiento que los oprime”? ¡Pues paja! Solo 2 de cada 10 jóvenes afirman haber participado libre y espontáneamente en movilizaciones sociales. Y no es que esté mal salir a protestar, sino que la sociedad se quedó con la imagen de que estas “generaciones vagas” solo quieren pedir y no ponen nada de su parte. Por el contrario, el estudio encontró que 7 de cada 10 jóvenes están dispuestos a contribuir a la construcción de la paz local, la reconciliación y la memoria del país y que confían en las instituciones educativas, aunque los consultados de estratos más bajos sigan teniendo obstáculos a la hora de acceder a la educación superior.
Primera señal importante: tacan burro los políticos ideologizados si quieren llegarle a la juventud con un discurso de segregación y odio. ¡Los menores de 30 andan en otra vaina!
La gente joven confía más en los empresarios que en las instituciones públicas, y ese mensaje deberían leerlo con más juicio los que quieren estatizarlo todo.
Pero la segunda señal también es muy importante: 7 de cada 10 jóvenes, aun en zonas desfavorecidas, no solo valoran sus condiciones de trabajo de manera positiva, sino que el 60 por ciento está interesado en crear o formalizar un emprendimiento. Como me decía una amiga que conoció este informe: si los jóvenes quieren emprender es porque admiran a quienes ya lo están haciendo y consolidar la confianza entre el sector productivo y la juventud puede ser un aliciente para que la economía vuelva a funcionar, en momentos críticos como los que atravesamos. De hecho, con todo y lo difícil que está siendo vivir por estos días en Colombia, el 76 por ciento de los jóvenes tienen esperanza en un futuro mejor. La gente joven confía más en los empresarios que en las instituciones públicas, y ese mensaje deberían leerlo con más juicio los que quieren estatizarlo todo sin tener en cuenta lo que realmente quiere la población.
Eso sí, señores empresarios, hay que trabajar en la asignación salarial de los más jóvenes y más pobres: el 60 por ciento de los consultados en estas capas sociales menos favorecidas admiten que sus ingresos no superan el millón de pesos, y de esa precariedad es de la que se alimentan los discursos populistas.
En todo caso, la tercera señal que manda la juventud en este estudio es que tanto el sector privado como el público deberían enfocarse en las agendas de inclusión y diversidad y darles una mayor ponderación a los asuntos relacionados con la salud mental y la protección del medio ambiente. Nos debería preocupar, por ejemplo, que un 12 por ciento de los encuestados hayan admitido haber tenido ideaciones suicidas; que una tercera parte de los jóvenes haya sufrido de depresión, ansiedad o angustia y que un 56 por ciento no haya buscado ayuda para afrontar estas situaciones. ¿Cuántos más estarán en el subregistro?
El país joven está hablando y hay que oírlo. No desde lo que suponemos, con base en los prejuicios enquistados, sino desde lo que están expresando de manera orgánica las nuevas generaciones. Y ojo porque, en dos años, serán una de las mayores fuerzas de votación en Colombia. ¿Para dónde van, entonces, los jóvenes?
JOSÉ MANUEL ACEVEDO
En X: @JoseMAcevedo
(Lea todas las columnas de José Manuel Acevedo en EL TIEMPO, aquí)
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