Con la idea de que no se podía pelear con el Presidente porque era el dueño de la chequera, en escasas oportunidades el país ha visto un distanciamiento de fondo entre mandatarios regionales y el gran poder ejecutivo. Sin embargo, en los últimos días, Gustavo Petro ha logrado darle un empujón a un anhelo que parecía esquivo y que ahora, de facto, puede terminar materializándose. La Colombia federal, con departamentos empoderados y dispuestos a hacer cosas –a pesar de Petro y no gracias a él– comenzó en las primeras semanas del año. Lo dijo el gobernador Andrés Rendón en su discurso de posesión: “Si a Antioquia no la apoyan, por lo menos que dejen trabajar”.

Luego vendría la intervención del alcalde de Barranquilla, Álex Char, a propósito del penoso episodio de la pérdida de la sede de los Juegos Panamericanos: “Si el problema es de plata, Barranquilla la pone”, advirtió Char, como queriendo decir que tampoco necesitan al Gobierno Nacional para sacar adelante las justas deportivas que le representarían tanto a esa región.

Si uno se pasa por los Santanderes, en el del sur, el nuevo gobernador fue uno de los generales defenestrados por Petro, y ya se imaginarán cuánto quieren trabajar con el Presidente en esa región, pero si se va a Norte de Santander, la cosa para el Gobierno central no es mucho mejor.

Aun con todo y la tirria que se han tenido históricamente el gobernador de Cundinamarca y el alcalde de Bogotá, los proyectos de región los están uniendo y es fácil anticipar que si Rey y Galán tienen que conformar un bloque frente al Gobierno Nacional para defender ciertas obras en el centro del país, lo harán por encima de las viejas malquerencias.

Y es fácil seguir así el recorrido por varias regiones, incluso aquellas en las que el voto petrista se impuso y hoy está arrepentido, para encontrar que los departamentos están diseñando sus proyectos hechos a la idea de que no contarán con el Gobierno Nacional.

Si bien las jornadas que Petro denominó ‘El Gobierno con el pueblo’ y la idea de pasar seis días seguidos en una misma región, como ocurrió en julio del año pasado en La Guajira, apuntaban a la dirección correcta, prontamente el Presidente abandonó la estrategia y eventos como esos sencillamente no se volvieron a ver.

Aunque Laura Sarabia intenta desde Prosperidad Social retomar la iniciativa, a conciencia de qué es lo correcto, las cosas no tienen la misma fuerza si no es el propio Petro quien va a las regiones y se sienta a oír las necesidades de la gente. La falta de consistencia y metodología clara del Gobierno hace que estos encuentros luzcan episódicos y pierdan fuerza en el marco de una estrategia sostenida.

No está bien que las regiones marchen por un lado y el Gobierno Nacional por el otro, pero si el Presidente no les deja más salida a ciertos departamentos que tienen la capacidad financiera y de gestión de seguir adelante sin él, esta idea de la federalización de facto, en la que se reivindique la autonomía territorial como nunca antes y se avance en proyectos interesantes a costa del prestigio presidencial, se pondrá de moda en 2024.

De hecho, si se profundizan estas diferencias, no sería loco pensar que el próximo presidente salga de la Colombia regional, con un discurso descentralizador y apalancado en el descontento popular en lo más profundo del país. Candidatos hay; exgobernadores que desde el 1.º de enero se pusieron la camiseta de aspirantes, como Aníbal Gaviria y Juan Guillermo Zuluaga, están listos para asumir ese llamado. Incluso mujeres valientes como Elsa Noguera quedaron en el partidor para abanderar ese liderazgo con un acento distinto. Colombia se juega su futuro en las regiones, y el proyecto político del presidente Petro, ¡también!

JOSÉ MANUEL ACEVEDO M.

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Petro y la Colombia federal

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09.01.2024

Con la idea de que no se podía pelear con el Presidente porque era el dueño de la chequera, en escasas oportunidades el país ha visto un distanciamiento de fondo entre mandatarios regionales y el gran poder ejecutivo. Sin embargo, en los últimos días, Gustavo Petro ha logrado darle un empujón a un anhelo que parecía esquivo y que ahora, de facto, puede terminar materializándose. La Colombia federal, con departamentos empoderados y dispuestos a hacer cosas –a pesar de Petro y no gracias a él– comenzó en las primeras semanas del año. Lo dijo el gobernador Andrés Rendón en su discurso de posesión: “Si a Antioquia no la apoyan, por lo menos que dejen trabajar”.

Luego vendría la intervención del alcalde de Barranquilla, Álex Char, a propósito del penoso episodio de la pérdida de la sede de los Juegos Panamericanos: “Si el problema es de plata, Barranquilla la pone”, advirtió Char, como queriendo decir que tampoco necesitan al Gobierno Nacional........

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