Hace apenas 8 días pasaron las elecciones y ciertamente se siente un país más esperanzado. Aunque el Pacto Histórico ha desplegado una artillería de fina acrobacia argumental para tratar de convencernos de su potente avance electoral, lo que han logrado es recordar en la mentalidad colectiva al legendario Pacho Maturana cuando afirmó que “perder es ganar un poco”.

Ello, sin embargo, no quiere decir ni que el presidente Petro esté acabado ni que el Pacto vaya a desaparecer de aquí a las próximas elecciones. Lejos de eso. A Petro, al Pacto y a sus aliados todavía les queda mucha gasolina, tienen el poder presidencial, algo de poder regional y tienen plata.

Por otro lado, como bien se ha explicado, quedó mucho país en manos de fichas de los grupos violentos y mucho país también en manos de mafias regionales que han mezclado política con grupos armados, contratación estatal y narcotráfico. Y que han gravitado, algunos, por los predios del pacto de La Picota, quizás votando por Petro y la izquierda después de haber votado por “el centro” y por la derecha en elecciones anteriores porque en realidad su ideología es la maldita plata y por eso les apuestan indistintamente a quienes pueden conservar el poder o a quienes pueden conquistarlo.

Para decirlo con claridad, la política criminal es tan reprochable como oportunista. No es ni de izquierda ni de derecha. Al sol que más alumbre. En términos del 2026 pueden ser pro-Petro o antiPetro.

Por eso, la posibilidad real de derrotar al petrismo en las elecciones del 2026 dependerá, principalmente, de obtener unas ventajas considerables en las grandes ciudades, en los grandes centros urbanos y en los grandes departamentos de Colombia. A este paso habrá muchos lugares donde solo podrán hacer campaña los candidatos que graviten en la órbita de la paz total y del pacto de La Picota. Así las cosas, la derrota del petrismo o su triunfo en el 2026 dependerá fuertemente del desempeño electoral de los grandes centros urbanos y los grandes departamentos.

La conclusión es clara. En muy buena medida, del primer tramo de la gestión de ‘Fico’ Gutiérrez, Carlos Fernando Galán, Alejandro Eder y todos los alcaldes y gobernadores elegidos en oposición al petrismo dependerá la elección presidencial del 2026. No es el único factor, claro está, y mucho dependerá también del desempeño del propio Petro y de la eficacia del Gobierno.

Dependerá también de la capacidad de construir una candidatura de unidad, sólida, creíble, convocante, comprometida, experimentada, confiable, con reglas claras de juego, sin saltos al vacío por inexperiencia o desconocimiento del candidato. No será momento de aventuras ni apuestas. Y recuerden lo que pasó camino a la elección del 2022, y a la del 2014. No será momento de Rodolfos ni Óscar Ivanes.

Con estos elementos sobre la mesa debemos pedirles, respetuosa pero enérgicamente, a los recién elegidos que se esmeren en gobernar bien, con buenos equipos de trabajo, con directrices claras, con amor por la base popular, con cercanía a la gente y de cara a la ciudadanía. Debemos recordarles que Petro perdió miles de votos de personas que se sintieron defraudadas tempranamente por su gestión, pero que podrán volver a su cuadrante si los recién elegidos salen con un chorro de babas. Les tocará muy difícil porque seguramente les van a aplicar estrategias como las que padeció Duque durante su gobierno, más allá de la pandemia.

Y quienes aspiren a ganar el 2026 deberán proceder con grandeza, con generosidad, dispuestos a hacer equipo y a apoyar a quien tenga el mejor posicionamiento electoral de cara a la elección crucial del 2026 en la que se definirá, ni más ni menos y aprendidas todas las lecciones, si Colombia podrá recuperar un camino de justicia social, seguridad, crecimiento y bienestar.

Apreciados alcaldes y gobernadores, el futuro de Colombia, y no solo el de las regiones, está en sus manos.

JUAN LOZANO

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06.11.2023

Hace apenas 8 días pasaron las elecciones y ciertamente se siente un país más esperanzado. Aunque el Pacto Histórico ha desplegado una artillería de fina acrobacia argumental para tratar de convencernos de su potente avance electoral, lo que han logrado es recordar en la mentalidad colectiva al legendario Pacho Maturana cuando afirmó que “perder es ganar un poco”.

Ello, sin embargo, no quiere decir ni que el presidente Petro esté acabado ni que el Pacto vaya a desaparecer de aquí a las próximas elecciones. Lejos de eso. A Petro, al Pacto y a sus aliados todavía les queda mucha gasolina, tienen el poder presidencial, algo de poder regional y tienen plata.

Por otro lado, como bien se ha explicado, quedó mucho país en manos de fichas de los grupos violentos y mucho país también en manos de mafias regionales que han mezclado política con grupos armados, contratación estatal y narcotráfico. Y que han gravitado, algunos, por los predios del pacto de La Picota, quizás votando por Petro y la........

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