Arrodillados, o sumisos, o silenciados, seguramente así preferirían a los gremios en este gobierno (y en muchos gobiernos), aplaudiendo como focas a los ministros y al presidente de turno, absteniéndose de evaluar las políticas públicas, de señalar y denunciar falencias y de proponer alternativas de solución.

Por su parte, algunos opositores furiosos quisieran ver a los dirigentes gremiales convertidos en insultadores de oficio contra el jefe de Estado y sus colaboradores o en activistas iracundos pródigos en arengas, panfletos, proclamas y consignas para emular con el Gobierno. Pues no. Ni lo uno ni lo otro. Los gremios no son ni pueden convertirse en apéndice del Gobierno ni en partido de oposición.

Los gremios están llenando el vacío académico de investigación aplicada que, con excepciones, está generando la universidad colombiana. Sus centros de estudios especializados y sus expertos dan altura y profundidad a los debates. Son generadores de contenidos de alta especialización y nutren la deliberación no como simples defensores de sus afiliados, sino como agentes de búsqueda del bien común.

Los gremios están llenando el vacío político que está generando el sistema electoral. Su capacidad de identificar las batallas por librar y las soluciones razonables ha venido encarnando el sentir de millones de colombianos que sienten orfandad de propuestas en la arena política.

Los gremios están llenando el vacío democrático que, con excepciones, está generando el Congreso donde se ha deteriorado la calidad del debate, pues cuando los gobiernos tienen mayorías, a punta de pupitrazos sacrifican la deliberación argumentada y, además, están llenando el vacío de representatividad territorial que el modelo tecnocrático centralista ha impuesto.

* * * *

Escribo sobre lo que vi. Este año tuve el gusto de asistir y participar en paneles y ponencias, entre otros eventos, celebrados en diversas regiones en los congresos de la Andi, Fenalco, Asobancaria, Confecámaras, Naturgás, Colfecar, SAC, Camacol, Cámara Colombiana de la Infraestructura y Federación de Biocombustibles.

Invariablemente encontré gremios patrióticos, empresarios valerosos, resilientes, luchadores innovadores, perseverantes, generosos, honrados que en toda Colombia se rompen la espalda para sacar adelante a sus empresas y a sus regiones. Son un tanque de oxígeno. Invariablemente encontré dirigentes de muchos quilates y un ambiente fraterno de respeto para con los ministros, sin que ello implicara callarse lo que tenían por decir, ni silenciar las voces necesarias.

* * * *

Aunque las realidades sectoriales y el perfil de gremios son distintos, me atrevo a señalar 10 elementos comunes.

1. Hay un espíritu inequívoco de colaboración en el propósito de construir una sociedad más equitativa y solidaria.

2. Desde los gremios hay una búsqueda incesante de soluciones, alternativas y propuestas para superar las dificultades desde la óptica justa del ‘todos ponemos’.

3. Hay una preocupación nacional presente en todos los sectores y regiones por el deterioro de la seguridad.

4. Hay una preocupación extendida por la inestabilidad en reglas de juego y la catarata de anuncios que estremecen bases de las políticas sectoriales, en muchos casos con más estridencia que contenido.

5. Hay preocupación por una actitud hostil frente a empresas exitosas. A ratos parece que el éxito empresarial fuera pecaminoso.

6. Hay una gran brecha entre anuncios y promesas del Gobierno y la ejecución eficaz de los proyectos y recursos.

7. Hay una desaceleración evidente.

8. Aunque viene un año complicado, con crecimiento precario, alta conflictividad social y política y severos problemas de orden público y seguridad, el sector privado es invencible si está unido y superior a cualquier huracán de coyuntura.

9. No se puede abandonar el país ni dejarlo a la deriva. Hay que seguir adelante.

10. Saldremos adelante y vendrán tiempos mejores.

JUAN LOZANO

(Lea todas las columnas de Juan Lozano en EL TIEMPO aquí)

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El valor de los gremios

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04.12.2023

Arrodillados, o sumisos, o silenciados, seguramente así preferirían a los gremios en este gobierno (y en muchos gobiernos), aplaudiendo como focas a los ministros y al presidente de turno, absteniéndose de evaluar las políticas públicas, de señalar y denunciar falencias y de proponer alternativas de solución.

Por su parte, algunos opositores furiosos quisieran ver a los dirigentes gremiales convertidos en insultadores de oficio contra el jefe de Estado y sus colaboradores o en activistas iracundos pródigos en arengas, panfletos, proclamas y consignas para emular con el Gobierno. Pues no. Ni lo uno ni lo otro. Los gremios no son ni pueden convertirse en apéndice del Gobierno ni en partido de oposición.

Los gremios están llenando el vacío académico de investigación aplicada que, con excepciones, está generando la universidad colombiana. Sus centros de estudios especializados y sus expertos dan altura y profundidad a los debates. Son generadores de contenidos de alta especialización y nutren la deliberación no........

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