1) Aún más preocupantes para el Gobierno nacional que los severos castigos electorales en las grandes ciudades y departamentos del país deben resultar los catastróficos resultados económicos resumidos en el crecimiento negativo de la economía nacional (PIB) en 0,3 %, revelado esta semana por el Dane.

Sin rodeos: aunque no exclusivamente y con la concurrencia de algunos factores globales, el grueso de ese horroroso resultado es culpa del Gobierno. Por eso habría forma de timonear.

2) Tras el severo frenazo de los tres trimestres anteriores, ya la economía nacional en este último trimestre quedó en rojo, para infortunio de todos los colombianos, y en vez de salir a señalar culpables a diestra y siniestra, el Gobierno debería concentrarse en diseñar y poner en ejecución inmediata un plan de choque, un plan contracíclico contundente que revierta esta calamitosa situación que estamos viviendo.

Sorprende, francamente, y asusta, que no lo tengan listo. Por lo pronto deberían concentrarse en los sectores de construcción e infraestructura, a los que tienen literalmente ‘petrificados’. Mucha promesa, muchos anuncios y muy poca ejecución.

3) Tan pronto como se conocieron los resultados, salieron a echarle la culpa a la regla fiscal por la vía de proponer una modificación a la que se considera como una talanquera para la inversión pública. Esa, académicamente, es siempre una discusión válida. Sin embargo, cuando un gobierno tiene plata y no la ejecuta, como es el caso presente, tal debate no es más que un distractor.

Alto y claro. Plata para invertir dentro de la actual regla fiscal hay. Lo que no hay son buenos gerentes públicos capaces de ejecutar esos recursos. Los sectores claves parecen postrados con la plata en caja. El actual es un problema de gestión, no de plata.

¿Para qué quieren más plata si no son capaces de gastarse la que tienen? ¿Acaso para tanquear las reservas para el asistencialismo electoral a medida que se vaya acercando el 2026?

4) En lo que sí coincido con el Gobierno es en que la junta del Banco de la República –cuya autonomía se debe respetar– se está equivocando en el manejo de las tasas. Con terco dogmatismo y facilismo argumental, escudada en la misión antiinflación, la junta del Banco se demoró en subir las tasas cuando las tenía que subir y ahora se está demorando mucho en bajarlas cuando las tiene que bajar.

Eso en audio se llama ‘delay’. La sacrosanta junta del Banco de la República es una institución con ‘delay’. Retrasada, demorada, tardía. Mucho doctor y posdoctor. Mucho Ph. D. y escaso sentido de urgencia nacional y realidad productiva. Honrados y de buena fe, eso sí, pero lentos también. Ojalá reaccionen.

5) El tema central de este frenazo visto desde el sector privado es la desconfianza. A punta de anuncios altisonantes, ministerios inconexos, contradicciones intra-Gobierno, proyectos de reformas dañinas con escaso ánimo de concertación, voracidad fiscalista sazonada con un nuevo proyecto sobre prediales, deterioro evidente de la seguridad, intemperancia oficial en algunos ministerios, inestabilidad en los altos cargos de la nación, retórica antiempresa de algunos funcionarios, caos parlamentario con aroma a mermelada, los inversionistas se asustaron.

Así de simple. No quieren arriesgar su plata. Con muy contadas excepciones, el que pudo parar un proyecto de inversión lo paró “a ver qué pasa en los próximos meses”. Son muy poquitos los que quieren correr riesgos.

En conclusión. Sin inversión pública por inoperancia en muchas entidades oficiales, falta de coordinación y falta de ejecución; sin inversión privada por desconfianza; y con la junta del Banco enfriando aún más la economía, nuestra economía entró en el terreno negativo. Colombia tiene lecciones aprendidas, tiene instituciones sólidas, un sector privado vigoroso, luchador y patriótico y hay cómo hacer un giro, si el Gobierno escucha el clamor nacional. Es hora de rectificar el rumbo para evitar una recesión.

JUAN LOZANO

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20.11.2023

1) Aún más preocupantes para el Gobierno nacional que los severos castigos electorales en las grandes ciudades y departamentos del país deben resultar los catastróficos resultados económicos resumidos en el crecimiento negativo de la economía nacional (PIB) en 0,3 %, revelado esta semana por el Dane.

Sin rodeos: aunque no exclusivamente y con la concurrencia de algunos factores globales, el grueso de ese horroroso resultado es culpa del Gobierno. Por eso habría forma de timonear.

2) Tras el severo frenazo de los tres trimestres anteriores, ya la economía nacional en este último trimestre quedó en rojo, para infortunio de todos los colombianos, y en vez de salir a señalar culpables a diestra y siniestra, el Gobierno debería concentrarse en diseñar y poner en ejecución inmediata un plan de choque, un plan contracíclico contundente que revierta esta calamitosa situación que estamos viviendo.

Sorprende, francamente, y asusta, que no lo tengan listo. Por lo pronto deberían concentrarse en los sectores de........

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