Las cosas como son. Fue Day Vásquez, ex mujer de Nicolás Petro y denunciante de lo que habría ocurrido en la campaña presidencial, quien advirtió a la opinión pública sobre los riesgos en la Unidad del Riesgo.

Ella, con conocimiento de causa y de los protagonistas, invitaba con ese mensaje a los medios, a los investigadores y a la opinión pública a buscar vínculos políticos en nombramientos y contrataciones entre esa entidad y su exmarido imputado.

En círculos políticos los dirigentes paisas de oposición empezaron a advertir que el cuestionado y suspendido director de esa entidad no tenía las credenciales académicas para asumir un cargo de esa envergadura, y lo señalaban ellos como una ficha bisagra de la mermelada parlamentaria para satisfacer en moñona bicolor los apetitos liberales encarnados por Julián Bedoya y los conservadores encarnados por Carlos Trujillo.

Pero fue el riguroso periodista investigador Santiago Ángel quien develó en La FM, de RCN, los vasos comunicantes entre afortunados contratistas de esa entidad y la premiada cantera de amigos de Nicolás Petro.

Lo anterior no pasaría de ser un capítulo más de la repartición politiquera de cargos y contratos si no es porque Colombia está incendiada, en llamas, bajo fuego, y quedó en evidencia que a la entidad encargada del tema, la tarea le quedó grande y que no cumplió cabalmente con sus funciones.

Sencillo. Mucho amigote. Mucho contrato. Mucha politiquería y poca gestión técnica. Imperdonable. Y las alarmas estaban todas prendidas. Y las advertencias estaban todas hechas. Pero nada surtió efecto y para tragedia de Colombia.

Nadie puede culpar al Gobierno por las altas temperaturas. Nadie lo puede culpar por los picos de calor. Eso, obviamente, no es culpa del Gobierno. Lo que sí es culpa del Gobierno es no haber garantizado el cumplimiento de la tarea misional de la Unidad de Gestión del Riesgo.

No tener listos los helicópteros, ni los Bambi Bucket, ni los aviones ni el Hércules. No haber activado verdaderamente los comités municipales de riesgo. No haber acompañado adecuadamente a los alcaldes y gobernadores ante un fenómeno tan advertido y anticipado. Y nos cogió con los pantalones abajo, y los costos son monumentales no obstante el esfuerzo heroico de nuestros bomberos y operarios de muchas entidades en terreno.

* * * *

Los bosques, como las democracias y las instituciones, también se incendian. Y se incendian, las unas y los otros, no solo por efecto de las elevadas temperaturas sino, además, por la negligencia, la ineptitud o la indolencia.

Y aunque en unas y en otros convergen múltiples factores, en los dos casos aparecen arrogantes pirómanos, elocuentes con el verbo pero improvidentes con sus acciones que prenden las candelas, y cuando las llamas se les salen de control, arrancan a repartir sus propias culpas como si fueran ajenas.

Son tan voraces las llamas que producen los pirómanos que ellos mismos resultan quemados y después de haber arrasado con tanto, sus cenizas terminarán confundidas con las de sus propias quemas.

Los incendios, señores y señoras, no se apagan con gasolina.

Cariño inmenso y gratitud eterna le profesé a este titán de las comunicaciones, pionero creativo y audaz, hombre generoso y noble, jefe amable y divertido.

Trabajé con don Julio E. haciendo unas entrevistas políticas en ‘Panorama’ tras la muerte del gran Otto Greiffenstein. Desde entonces mi cariño y gratitud para el genio creador de ‘Concéntrese’, de ‘Espectaculares JES’ son perpetuos y extensivos a su familia. Para todos, mi abrazo estrecho.

Dos días antes de su partida, en una grata conversación con don Jorge Barón y su hijo evocamos la memoria de don Julio E. Y escuchando el anecdotario de don Jorge coincidíamos en que era un ser irrepetible y maravilloso. Fue, también, jefe de don Jorge y, como a mí, le ayudó a abrir caminos y lo dejó marcado para siempre con buenas enseñanzas.

Descanse en paz don Julio E.

JUAN LOZANO

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Incendios, incendiarios e incendiados

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29.01.2024

Las cosas como son. Fue Day Vásquez, ex mujer de Nicolás Petro y denunciante de lo que habría ocurrido en la campaña presidencial, quien advirtió a la opinión pública sobre los riesgos en la Unidad del Riesgo.

Ella, con conocimiento de causa y de los protagonistas, invitaba con ese mensaje a los medios, a los investigadores y a la opinión pública a buscar vínculos políticos en nombramientos y contrataciones entre esa entidad y su exmarido imputado.

En círculos políticos los dirigentes paisas de oposición empezaron a advertir que el cuestionado y suspendido director de esa entidad no tenía las credenciales académicas para asumir un cargo de esa envergadura, y lo señalaban ellos como una ficha bisagra de la mermelada parlamentaria para satisfacer en moñona bicolor los apetitos liberales encarnados por Julián Bedoya y los conservadores encarnados por Carlos Trujillo.

Pero fue el riguroso periodista investigador Santiago Ángel quien develó en La FM, de RCN, los vasos comunicantes entre afortunados........

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