La primera regla de la política es que cuando un candidato es elegido deja de serlo y comienza a gobernar para todos los ciudadanos. Una política sectaria solamente trae violencia y hambre, que es lo que estamos viendo en Colombia. Sin embargo, el Presidente parece más proclive a la frase “divide y reinarás”: el primer sesgo fue exacerbar el odio de clases; luego, entre el campo y la ciudad, y ahora amenaza con partir el país por sus regiones.

Primero fue Barranquilla, a la que le quitó los Juegos Panamericanos en una serie de errores y circunstancias entre las que se baraja el triunfo de Álex Char en las elecciones de octubre. Se perdieron miles de empleos, inversión en infraestructura y billones de pesos para la costa Atlántica. Pese a las excusas absurdas y tras haber quemado a una ministra fusible sin ninguna trayectoria, a toda Colombia le quedó claro que era una venganza del Presidente, como lo confesó la exministra investigada por corrupción María Isabel Urrutia.

Luego fue Bogotá, cuyo metro sigue estando en veremos por la oposición del Gobierno Nacional al diseño elevado que ya se está empezando a construir. El ‘show’ de hace unas semanas contemplando un diseño que ya es totalmente irrealizable reabrió un debate bizantino que solo está dilatando el avance de esta obra clave para los capitalinos. Sin embargo, el mensaje va mucho más allá de la terquedad en los trazados, parece ser una venganza contra los bogotanos por no haber votado por su candidato Gustavo Bolívar.

Ahora le llegó el turno a Antioquia, departamento que ha sufrido los embates más fuertes del petrismo. Fue uno de los departamentos en los que el Pacto Histórico sufrió una derrota contundente, obteniendo solo un 33 % de la votación. Desde su llegada al poder, el presidente Petro ha mostrado su desidia con este departamento, comenzando por su apoyo a políticos muy cuestionados como Julián Bedoya y Daniel Quintero, cuya alcaldía hoy está bajo la lupa de las entidades por presuntas irregularidades. Ahora el Presidente se niega a apoyar las obras de infraestructura esenciales como el túnel del Toyo, que permitirá tener una vía rápida de acceso al mar, y la construcción de un megapuerto, crucial para el desarrollo del departamento.

Ante ese escenario, los sectores público y privado de Antioquia tuvieron la idea de hacer una vaca para poder culminar el proyecto. Sin embargo, el Presidente “ni raja ni presta el hacha” y ahora dice que la vaca implica el delito de captación masiva, lo cual es totalmente absurdo por tres motivos. El primero y más contundente es que en la vaca está participando Bancolombia, lo cual descarta totalmente este delito, pues se comete justamente cuando la captación no se hace en el sector bancario. La segunda es que, como su nombre lo indica, este delito requiere una habitualidad, es decir que no se tipifica cuando se busca cumplir con un solo fin, como en este caso. La tercera es que la captación debe ser masiva, lo cual para la Corte Suprema de Justicia implica que debe constituir más de la mitad del patrimonio líquido del captador, lo cual tampoco se cumple. El argumento del Presidente es tan absurdo que incluso recaudar cuotas de administración de un conjunto residencial sería captación masiva.

Pero eso no es todo. Ahora el Presidente ha salido a decir que recibió “un erario dedicado exclusivamente a los grandes negocios del cartel nacional de la contratación en carreteras”, mostrando su intención de obstaculizar más procesos en todo el país. El problema será que al final de su mandato el Presidente dejará como legado un país en ruinas de infraestructura y, lo que es más grave, dividido y lleno de odios entre clases sociales y ahora regiones.

P. D. Las reformas de la salud y de los servicios públicos son fieles copias de las implementadas en Venezuela, y hoy no tienen ninguna de las dos y mucho menos democracia después de la constituyente.

LUIS FELIPE HENAO

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Divide y reinarás

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01.04.2024
La primera regla de la política es que cuando un candidato es elegido deja de serlo y comienza a gobernar para todos los ciudadanos. Una política sectaria solamente trae violencia y hambre, que es lo que estamos viendo en Colombia. Sin embargo, el Presidente parece más proclive a la frase “divide y reinarás”: el primer sesgo fue exacerbar el odio de clases; luego, entre el campo y la ciudad, y ahora amenaza con partir el país por sus regiones.

Primero fue Barranquilla, a la que le quitó los Juegos Panamericanos en una serie de errores y circunstancias entre las que se baraja el triunfo de Álex Char en las elecciones de octubre. Se perdieron miles de empleos, inversión en infraestructura y billones de pesos para la costa Atlántica. Pese a las excusas absurdas y tras haber quemado a una ministra fusible sin ninguna trayectoria, a toda Colombia le quedó claro que era una venganza del Presidente, como lo confesó la exministra investigada por corrupción María Isabel Urrutia.

Luego fue........

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