Esta semana se presentó uno de los hechos más insólitos de la historia reciente de Colombia. El Ministerio de Cultura anunció el homenaje por los 50 años del robo de la espada de Bolívar, por parte del M-19. Lo más insólito es que lo presentaron como una “recuperación” de la espada y no como lo que fue: un hurto calificado y agravado, lo cual nos recuerda la época en la que se llamaba ‘retenciones’ a los secuestros y ‘bajas’ a los ‘falsos positivos’.

El proceso de paz con el M-19 fue muy importante para el país, porque implicó la desmovilización de un grupo guerrillero, la reincorporación efectiva a la vida civil a través de la participación política de sus miembros, no solo en el Congreso de la República, sino en la propia Constituyente, que dio como resultado una Constitución pluralista como la de 1991. Sin embargo, este proceso de paz tuvo un grave defecto desde el punto de vista de la justicia transicional: no existió rendición de cuentas, es decir, no hubo ningún mecanismo para revelar lo ocurrido durante el conflicto con esa guerrilla.

Los expertos en la justicia transicional, como John Elster, Ruti Teitel y Neil Kritz, afirman que un proceso de paz solo puede ser exitoso si tiene un mecanismo para la rendición de cuentas, el cual no tiene que ser necesariamente judicial, pues puede ser también una comisión de la verdad, como ha sucedido en muchos países como Sudáfrica.

Sin embargo, el proceso con el M-19 no tuvo ningún tipo de esclarecimiento y las víctimas jamás supieron realmente qué sucedió. Hechos tan graves como la toma del Palacio de Justicia, la toma de la embajada de la República Dominicana, el asesinato de José Raquel Mercado, el secuestro de cientos de personas y los desmanes de la columna Jaime Bateman Cayón quedaron en el limbo, como también hechos cometidos contra exmiembros de esa guerrilla, como el asesinato de Carlos Pizarro o la masacre de sus miembros en el sur de Bogotá en 1985.

Independientemente de llamar ‘robo’ o ‘recuperación’ de la espada de Bolívar, lo vergonzoso es celebrar la creación de un grupo guerrillero que cometió graves violaciones de los derechos humanos, como la toma del Palacio de Justicia. Cierto es que el Ejército en la retoma también cometió graves crímenes, pero hoy parece olvidarse que el M-19 lo hizo y que por eso y muchas otras cosas debió haber al menos un acto de contrición sincero de los miembros de ese grupo junto con los de la Fuerza Pública frente a las víctimas de ese holocausto, pero ello no ha pasado.

Esta situación valoriza mucho más el trabajo de la JEP, gracias a la que hoy ya no podemos hablar de ‘retenciones’, sino de secuestros; de ‘bajas’, sino de ejecuciones extrajudiciales; de ‘ingresos voluntarios de menores’, sino de reclutamientos forzados; entre otras cosas que se han revelado en sus 5 años de existencia.

También hay que decir con firmeza que el Gobierno humilla a las víctimas al “resignificar los hechos del 17 de enero de 1974”, lo cierto es que la Comisión para el Esclarecimiento de la Verdad a duras penas habló del M-19 y no se refirió a la espada de Bolívar. Por ello, intentar utilizar su informe para justificar lo inexplicable es absurdo y demuestra el oscuro interés de reescribir la historia con fines políticos.

La izquierda dice con aspavientos que nacimos de una rebelión, para justificar lo hecho por las guerrillas y otros grupos armados, pero si seguimos así, nunca vamos a superar nuestro pasado. Bolívar, Santander, Caldas, San Martín y Sucre no eran rebeldes que buscaran la reivindicación de los derechos del proletariado, sino, por el contrario, criollos miembros de las élites hastiados de los abusos de los virreyes en América. Colocar a un miembro de la clase alta venezolana como Simón Bolívar como el estandarte de la izquierda latinoamericana es una de las contradicciones más absurdas de la historia.

Pero en esta esquizofrenia, los mismos que en un momento robaron la espada de Bolívar ahora nos quieren robar nuestra historia.

LUIS FELIPE HENAO

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El robo de nuestra historia

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22.01.2024

Esta semana se presentó uno de los hechos más insólitos de la historia reciente de Colombia. El Ministerio de Cultura anunció el homenaje por los 50 años del robo de la espada de Bolívar, por parte del M-19. Lo más insólito es que lo presentaron como una “recuperación” de la espada y no como lo que fue: un hurto calificado y agravado, lo cual nos recuerda la época en la que se llamaba ‘retenciones’ a los secuestros y ‘bajas’ a los ‘falsos positivos’.

El proceso de paz con el M-19 fue muy importante para el país, porque implicó la desmovilización de un grupo guerrillero, la reincorporación efectiva a la vida civil a través de la participación política de sus miembros, no solo en el Congreso de la República, sino en la propia Constituyente, que dio como resultado una Constitución pluralista como la de 1991. Sin embargo, este proceso de paz tuvo un grave defecto desde el punto de vista de la justicia transicional: no existió rendición de cuentas, es decir, no hubo ningún mecanismo para revelar lo ocurrido........

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