A comienzos de 1982 la dictadura argentina de Videla vivía una de sus crisis más profundas. El régimen necesitaba oxígeno para continuar, y los generales tuvieron la idea de desempolvar la vieja reclamación argentina sobre las Malvinas. El Reino Unido respondió enviando tropas que en dos meses ganaron la guerra. La absurda jugada de la junta militar les dio oxígeno de un año y generó sentimientos ultranacionalistas, cuyo culmen fue la euforia luego de la victoria de Argentina sobre Inglaterra en el Mundial de fútbol de 1986 con dos goles de Maradona. Sin embargo, políticamente la jugada le salió muy mal a la Junta Militar, pues la rendición de las Fuerzas Armadas Argentinas implicó el principio del fin de la dictadura.

Venezuela vive hoy una situación similar. El régimen de Maduro completa más de 10 años de dictadura, más de 6 millones de personas –el 20 % de la población de ese país– están huyendo de la represión, el hambre y la pobreza. Por primera vez en varios años, la oposición se ve más unida y María Corina Machado es una rival fuerte para las elecciones del próximo año, luego de haber arrasado en las primarias de este año. ‘Coincidencialmente’, unos días después de su victoria, Maduro desempolvó la vieja reclamación de la Guayana Esequiba, una región de 159.000 kilómetros cuadrados que se disputa con la Guayana, un pequeño Estado soberano desde los años sesenta.

Más allá del nacionalismo tradicional, la región de la Guayana Esequiba se consideró durante mucho tiempo una región selvática con apenas un interés mediato en la explotación de recursos mineros. Incluso el propio Hugo Chávez había tenido buena relación con el Estado guayanés, sin que hubiera un impulso que motivara una reclamación por vías distintas a las diplomáticas. Sin embargo, la zona ha venido despertando interés por el reciente descubrimiento de petróleo en el mar territorial de la Guayana, que ha hecho que este país esté rompiendo récords de crecimiento el mundo, con un 38 %. La alta votación en las primarias de la oposición despertó la preocupación de Maduro, que ahora ha tomado las banderas de esta nueva reclamación territorial.

La jugada de Maduro es doble. De una parte, hizo un plebiscito en el que preguntaba si el agua moja, consultando a los venezolanos (no a los esequibos) si consideraban si el territorio debía ser reclamado por ellos. Obtuvo 10 millones de votos a favor (cifra pequeña para la obviedad de la pregunta). De otro lado, aprovechó la situación para iniciar una investigación por traición contra colaboradores de María Corina y la terminó inhabilitando. Maduro ha movido lentamente sus fichas. La gran pregunta es si hará una incursión armada.

EE. UU. ha anunciado su apoyo a Guayana, aunque no se ve que ese gobierno quiera iniciar una confrontación directa con Venezuela. Es más un anuncio de atención, y si se llega al extremo de una invasión podría usar la estrategia a la ucraniana, donde todo Occidente apoya a ese Estado con armas, tecnología y ayuda humanitaria, pero no con tropas.

Si Maduro usa la estrategia de las Malvinas, se arriesgaría a tener una pérdida que afecte su imagen de fuerza. Pero todo indica que no será así porque no le interesa invadir la zona, sino crear una cortina de humo y usar la situación para ganar las próximas elecciones. Lo que está claro es que la dictadura venezolana está dispuesta a hacer cualquier cosa para prolongarse en el poder y destruir cualquier libertad de sus ciudadanos.

El Presidente Petro, por su parte, prefiere denunciar al Estado de Israel ante la Corte Penal Internacional por un conflicto en el que Colombia no tiene nada que ver y mientras come a manteles con un dictador que ha causado el desplazamiento forzado de población más grande de la historia reciente de América Latina, ahora quiere meter a Venezuela en un conflicto contra un Estado indefenso como Guayana.

LUIS FELIPE HENAO

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La Guayana y las Malvinas

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18.12.2023

A comienzos de 1982 la dictadura argentina de Videla vivía una de sus crisis más profundas. El régimen necesitaba oxígeno para continuar, y los generales tuvieron la idea de desempolvar la vieja reclamación argentina sobre las Malvinas. El Reino Unido respondió enviando tropas que en dos meses ganaron la guerra. La absurda jugada de la junta militar les dio oxígeno de un año y generó sentimientos ultranacionalistas, cuyo culmen fue la euforia luego de la victoria de Argentina sobre Inglaterra en el Mundial de fútbol de 1986 con dos goles de Maradona. Sin embargo, políticamente la jugada le salió muy mal a la Junta Militar, pues la rendición de las Fuerzas Armadas Argentinas implicó el principio del fin de la dictadura.

Venezuela vive hoy una situación similar. El régimen de Maduro completa más de 10 años de dictadura, más de 6 millones de personas –el 20 % de la población de ese país– están huyendo de la represión, el hambre y la pobreza. Por primera vez en varios años, la........

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