Los cambios que se vienen para la universidad son muy necesarios, pero preocupa la intervención del Gobierno en una discusión que debe ser interna para respetar la autonomía universitaria.

El Rosario es una de las universidades más importantes de nuestro país. Es la que lleva más años de existencia en Colombia y, además, ha sido la ‘alma mater’ de más de la mitad nuestros presidentes. Pero no solo eso. El Rosario ha sido la cuna de varios de los movimientos más importantes que han cambiado nuestro país, como la independencia y la séptima papeleta. Por ello, la salida del rector Cheyne y las discusiones que se están presentando nos muestran a los rosaristas que la universidad está viva y que sus estudiantes, profesores y egresados siempre tendremos el valor de defenderla.

Hace dos décadas la universidad inició un proceso de modernización que incluyó un sinnúmero de malas decisiones que la han perjudicado. Primero, la compra de terrenos para una nueva sede (que tendría numerosos edificios, coliseos y zonas de bienestar), inversión que se realizó sin un adecuado estudio de factibilidad, lo cual perjudicó la expansión y competitividad de la universidad, y también sus estados financieros.

En lo académico, se realizó la flexibilización de los pénsums, lo cual tampoco salió bien, pues la eliminación y reducción de materias tradicionales generó el descontento de muchos profesores. Al mismo tiempo, se engrosó la planta de carrera y salieron profesores que no estaban de acuerdo con la situación o por hechos en los que no tuvieron debido proceso. En los últimos años salieron grandes profesores de cátedra, como Alejandro Venegas, Enrique Arboleda, William Zambrano, José Roberto Sáchica, Francisco Álvarez, Juan David Duque, Enrique Díaz, Édgar Ramírez, Luis Cangrejo, y de planta, como Manuel Quinche, Hugo Arenas, Antonio Barón y Viviana Díaz Perilla.

Por ello, la situación actual ya tenía antecedentes, pero se agravó por motivos como la salida de más profesores reconocidos, el aumento excesivo de la deuda, la compra de nuevos edificios que usan solo unas facultades y el alejamiento del rector de la comunidad rosarista, situaciones con las que muchos no estamos de acuerdo, pero que no afectan la existencia de la universidad, por lo cual las visitas de los ministerios de Educación y del Trabajo son sospechosas y preocupantes. Sin embargo, también hay una razón estructural que viene desde hace mucho tiempo y que es el descontento con el modelo de gobernanza. En el Rosario, desde hace 4 siglos el rector se elige con el voto de 15 colegiales y 5 consiliarios en cuya selección él mismo participa. Este sistema que se trajo de las constituciones de la Universidad de Salamanca (pero que esa misma universidad cambió hace más de 100 años) es inviable en una universidad con más de 6.000 estudiantes y 70.000 egresados.

Es necesario asumir otro modelo moderno de gobernanza democrático en el que participen estudiantes, profesores y egresados, lo cual puede complementarse con la participación de los colegiales, que son una figura de la esencia de la universidad a la que no podemos renunciar, por nuestra historia. El Rosario no puede destruir sus tradiciones, sino, como lo dice su lema (‘Nova et vetera’), avanzar sin perder su esencia, y todos los rosaristas estamos dispuestos a contribuir en la democratización de la universidad.

Posdata. El éxito de las marchas de ayer nos demuestra que nuestra democracia está en crisis y requiere un claustro vivo, rebelde, que alce la voz como en el pasado y defienda al país. Es nuestro deber buscar un rector como Antonio Rocha Alvira, quien fue un estandarte de la democracia y defendió las libertades y los derechos no solo en el claustro, sino también en el Estado.

Le pedimos al Gobierno Nacional que respete las decisiones que tomen estudiantes, profesores y egresados en este proceso, pues su extraña intervención pone en riesgo la autonomía universitaria.

LUIS FELIPE HENAO

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La universidad del Rosario se respeta

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22.04.2024

Los cambios que se vienen para la universidad son muy necesarios, pero preocupa la intervención del Gobierno en una discusión que debe ser interna para respetar la autonomía universitaria.

El Rosario es una de las universidades más importantes de nuestro país. Es la que lleva más años de existencia en Colombia y, además, ha sido la ‘alma mater’ de más de la mitad nuestros presidentes. Pero no solo eso. El Rosario ha sido la cuna de varios de los movimientos más importantes que han cambiado nuestro país, como la independencia y la séptima papeleta. Por ello, la salida del rector Cheyne y las discusiones que se están presentando nos muestran a los rosaristas que la universidad está viva y que sus estudiantes, profesores y egresados siempre tendremos el valor de defenderla.

Hace dos décadas la universidad inició un proceso de modernización que incluyó un sinnúmero de malas decisiones que la han perjudicado. Primero, la compra de terrenos para una nueva sede (que tendría numerosos........

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