Llegó el 24 de diciembre, campana sobre campana, y ya será mañana. Como cantan las ovejas: lana, lanita, lana, lanita ea, mi Jesús tiene sueño bendito sea. Arranca uno alegre a escribir, pero pronto se le borra la sonrisa de los dulces labios.

(También le puede interesar: Que no tarden tanto)

Me pongo triste, queridos lectores, y me apena opacarles las luces de los arbolitos, pues en estas fechas pienso en los niños, e inevitablemente en la guerra de Israel y Gaza, desatada por los ataques terroristas de Hamás. Van más de 20.000 muertos en la Franja de Gaza, y de ellos más de 8.000 eran niños. Zagalillos de los que se habla por estos días, o pastorcillos, inocentes. Una vergüenza mundial que nos pase esta tragedia. Sí, 8.000 niños asesinados. Y no hay un alto el fuego a la vista.

Allí, en tierras santas, las campanas de Belén despiden, en tonadas tristes, a seres inocentes. Y el gobierno de Benjamin Netanyahu dice que la guerra seguirá hasta el final. Descarta el alto el fuego en Gaza antes de la “eliminación” de Hamás. “Aquellos que piensan que pararemos viven desconectados de la realidad”, dijo. No vale la diplomacia, no funciona la ONU. Solo queda pedir al benignísimo Dios que por su infinita caridad obre un milagro.

De lo contrario, seguiremos viendo impotentes esta guerra y la de Rusia contra Ucrania, y otras más, en un mundo agobiado y doliente en que parece que se invierte más en armas que en ayuda humanitaria. Los seres humanos, desde siempre, han sido perseguidos y viven buscando una tierra prometida. Comenzando por María y José. Aquí vemos, estos días, a los africanos, en penoso tránsito hacia Estados Unidos. Observando estas escenas, entona uno con más fuerza uno de los gozos de la novena: ¡Llave de David que abre al desterrado las cerradas puertas de El Dorado! Y hay que desear que todos, do sus niños vean en tiempos cercanos. Porque es doloroso que haya menores solos, abandonados en las eternas travesías.

Seguiremos viendo impotentes esta guerra y la de Rusia contra Ucrania, y otras más, en un mundo agobiado y doliente en que parece que se invierte más en armas que en ayuda humanitaria.

Ocurrió con dos en el aeropuerto El Dorado. Una era una niña de solo 8 años, que dizque duró ocho días por ahí, pidiendo comida, buscando un pesebre, bajo el frío y la indiferencia, sin padres, sin que le entendieran su idioma, sin que nadie le cantara “duérmete, niña chiquita, que la noche viene ya”. Y pasa así con millones.

Solo se me ocurren las palabras consoladoras de la oración al Niño Jesús: “Todo lo que quieras pedir, pídelo por los méritos de mi divina infancia y nada te será negado”. Pues, adorado infante, por tu infinita gracia, ayúdanos a llevar una vida santa, en paz, que no maten más niños, ni viejos ni mujeres en la Franja de Gaza. Vi a un padre salir allí besando a su pequeño muerto, envuelto en una sábana. Se iba al cielo otro pastorcillo indefenso. Niño omnipotente, ayúdanos a que no quede frustrada nuestra esperanza. Que la Iglesia, la ONU, las potencias sean capaces de parar esta demencia.

¡Oh, Adonai potente, que a Moisés hablando, de Israel al pueblo disteis los mandatos!, ¡ah!, ven prontamente, y calma a Netanyahu, y que los de Hamás extiendan su mano.

Digo que pienso en los niños. Y en la familia. Y cambio de escenario, para decir que los niños, sea donde sea, tienen que ser cuidados. Pues “más que mis frases, te dice mi llanto”, aquí a los menores los están quemado. Es triste. En estas fiestas navideñas ya van dos adultos muertos con pólvora y 433 lesionados; de ellos, 147 son menores de edad, algunos que estaban con un adulto irresponsable más prendido que los mismos voladores.

No aprendemos, a pesar de estar prohibido, de saber el daño que se puede causar, hay ventas clandestinas y poca conciencia del daño que se les causa a los niños para toda la vida. Algunos adultos se pondrán como un tote, pero no olviden que la pólvora le puede apagar la luz de la vida a un niño. Ya vemos lo que pasa con ellos en las guerras, al menos que en el hogar estén a salvo. Amén.

LUIS NOÉ OCHOA
luioch@eltiempo.com

(Lea todas las columnas de Luis Noé Ochoa en EL TIEMPO, aquí)

QOSHE - Divino Niño, salva a los niños - Luis Noé Ochoa
menu_open
Columnists Actual . Favourites . Archive
We use cookies to provide some features and experiences in QOSHE

More information  .  Close
Aa Aa Aa
- A +

Divino Niño, salva a los niños

56 1
23.12.2023

Llegó el 24 de diciembre, campana sobre campana, y ya será mañana. Como cantan las ovejas: lana, lanita, lana, lanita ea, mi Jesús tiene sueño bendito sea. Arranca uno alegre a escribir, pero pronto se le borra la sonrisa de los dulces labios.

(También le puede interesar: Que no tarden tanto)

Me pongo triste, queridos lectores, y me apena opacarles las luces de los arbolitos, pues en estas fechas pienso en los niños, e inevitablemente en la guerra de Israel y Gaza, desatada por los ataques terroristas de Hamás. Van más de 20.000 muertos en la Franja de Gaza, y de ellos más de 8.000 eran niños. Zagalillos de los que se habla por estos días, o pastorcillos, inocentes. Una vergüenza mundial que nos pase esta tragedia. Sí, 8.000 niños asesinados. Y no hay un alto el fuego a la vista.

Allí, en tierras santas, las campanas de Belén despiden, en tonadas tristes, a seres inocentes. Y el gobierno de Benjamin Netanyahu dice que la guerra seguirá hasta el final. Descarta el alto el fuego en Gaza antes de la “eliminación” de........

© El Tiempo


Get it on Google Play